'The Crown' se encamina hacia la madurez real

Una monarca criada y crecida a fuerza de golpes de historia en una sociedad diferente a la que estaba llamada se enfrenta ahora a los revolucionarios cambios sociales, políticos y culturales de los años 60, pináculo de la Guerra Fría. La premiada serie The Crown, sobre Isabel II de Inglaterra, está disponible hoy en la plataforma Netflix con su segunda temporada con diez episodios. Los años de reinado abarcan desde 1956 a 1963, con la última tanda en la que Claire Foy interpretará a la soberana, que asiste en estos episodios a la acelerada descolonización del vasto imperio. El drama se superpone a la intriga, con notas de humor negro, en la narración de Peter Morgan (autor también de The Queen) para esta coproducción británica-estadounidense que se alzó con el Globo de Oro.

En esta andadura Isabel II abordará la recta final del primer ministro británico Harold Macmillan (Anton Lesser) y su vinculación con el ministro de guerra John Profumo, en medio de un escándalo político por un romance con una corista vinculada a dirigentes soviéticos.

También habrá apartado para la vida privada de Isabel II junto a su resignado esposa, el duque de Edimburgo, encarnado por el Dr. Who Matt Smith, y la ampliación de la familia con Andrés y Eduardo. En la serie se involucra al marido de la reina en el escándalo Profumo y se evocará su juventud con la relación que tuvo con los familiares alemanas que abrazaron la doctrina nazi. Enfrente de la pareja real, la díscola princesa Margarita, que mantiene su relación con Antony Armstrong-Jones (Vanessa Kirby y Matthew Goode), y que volverá a incordiar en la concentración de su hermana en sus misiones elevadas. Victoria Hamilton interpreta a la reina madre, en su ubicación algo apartada del ojo del huracán político de Buckingham.