Tamara Falcó: "A mi madre le horrorizan los olores de las cocinas"
Entrevista con la ganadora de 'Masterchef'
La ganadora de 'Masterchef Celebrity' comenta a este periódico que su mayor influencia en la gastronomía proceden de su abuela Bea y de su padre, Carlos Falcó
No estaba en principio en las favoritas pero finalmente, semana a semana a través de su evolución y “buena mano”, Tamara Falcó se ha convertido en la ganadora de Masterchef Celebrity, en una final ante el actor sevillano Félix Gómez. Tamara no había tocado hasta ahora una sartén en su vida y de febrero a julio, fechas en que se grabó la temporada, fue a más con la alta cocina hasta confeccionar un menú finalista de tres estrellas con dedicatorias en sus platos a su madre, su padre (Carlos Falcó) y su abuela. Y la sorpresa fue que esa madre de portada, Isabel Preysler se hizo presente en el plató de Masterchef con su pareja, el premio Nobel Mario Vargas Llosa, para sorpresa de la productora Shine y, por supuesto de los espectadores de La 1. Tamara habló ayer con este periódico.
-¿Cómo explica usted que sin haber tocado una vitro en su vida sea ganadora de ‘Masterchef’?
–Yo me he esforzado como siempre he hecho en mi vida. La evolución ha sido a través de ese esfuerzo que se ha convertido en pasión. Cuando empecé a cocinar en Masterchef descubrí que me gustaba la cocina.
-Y alguien fue el primero que le dijo que usted valía para chef.
–Fue Paco Roncero el que me dijo que tenía mano para la cocina. De pequeña hacía postres, pero no me dejaban tocar la cocina porque me decían que con la comida no se juega. Yo mezclaba con un cucharón huevos, harina y azúcar, pero metían por mí la bandeja en el horno, no fuera a quemarme.
-¿Quién le ha enseñado a cocinar?
–Mi profesor para ir con garantías a Masterchef fue Raúl Marín. Él me hizo perderle el miedo a limpiar el pescado, a coger el cuchillo...
-¿Y en qué momento se dio cuenta de que tenía posibilidades?
–El día que me vieron cortar la cebolla como si fuera una profesional. Tal vez fue también aquel momento en que desollaba liebres.Yo decía “ay, si mi madre me viera”. Y cuando me vio, no se lo creía. A mi madre le horrorizan los olores de las cocinas. No da crédito cuando me ha visto cocinar. Yo habré salido a mi abuela. Mi madre es disfrutona con la comida, pero no le gusta cocinar en absoluto. A mi padre le debo mi experiencia de visitar restaurantes y tengo en la cabeza una enciclopedia de sabores que al final me han servido para el programa.
-¿Por eso se acordó de ambos, que no estuvieron en el plató?
–Mi abuelita Bea, Betty, no pudo acompañarme porque está mayor.Pero su receta de peach pie forma parte de mi vida. Mi padre estaba encantando con acudir en la semifinal en el restaurante Coque, pero se cambió de fecha y ya no pudo estar conmigo.
–¿Era una sorpresa que estuviera su madre, Isabel Preysler, en el plató de la final?
–Yo se lo pedí, pero no sabía si iba a estar. La final se grabó el 31 de julio y sabía que para mi madre era un sacrificio encontrarse en el plató porque ella es “super privada”, muy celosa de estar en público. Pero me había visto esforzarme tanto que se vio en la obligación de estar allí.
-De su paso por ‘Masterchef’ le quedan muchos amigos.
–Juan Avellaneda ha sido un descubrimiento. Ya hemos hecho una colección juntos. Este jueves me mandó flores, con una nota preciosa.
-¿En qué vertiente de la cocina le gustaría ahora seguir de manera profesional?
–Me gustaría involucrarme en la cocina como con la moda. Quiero tener proyectos culinarios en vanguardia. El momento que vive la cocina española es excitante.
-¿Ytiene algún proyecto previsto con Jordi Cruz?
–Ja, ja. Esa pregunta va con trampa... Ya se ha dicho que todo forma parte de bromas ¿no? No tengo nada con él en estos momentos. Ni siquiera me ha dado tiempo a ver el beso. El miércoles tenía fiesta en casa y hoy estoy con todas estas entrevistas.
-¿Le ha felicitado su padre?
–He hablado con él por teléfono con veinte grabadoras por delante. Tenía reunión con el Círculo Fortuny.
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