Risto Mejide ¿es soberbio o es tonto?

Como publicista Risto Mejide entenderá que siempre es mejor que se hable de uno aunque sea para mal. Pero si es para insistir en la falta de delicadeza o en una actitud cínica quizá no es tan aconsejable el altavoz. Durante años en Mediaset han podido funcionar las palabras gruesas y las acusaciones sucias pero las tendencias están cambiando más rápidamente que las cifras de los audímetros y a un mayor número de espectadores les fastidia, cada vez en mayor proporción, los impertinentes y los bocazas. Y de habilidades tóxicas Risto hace gala como si fuera una potencia exportadora. No le hace un favor en estos momentos a su marca personal y aún menos a su cadena.

Cada cual juega a buscar audiencia e influencia y Risto es de los menos indicados para criticar a la competencia. Así que en la nochevieja televisiva, que es noche festiva y despreocupada, no es el mejor momento para afear lo que hacen los demás. Para mejorar en audiencia Mediaset tiene mucha tarea por hacer e invertir. Y si se hubiera querido tener opciones reales de acercarse a las cifras de Cristina Pedroche habría bastado con colocarse en la Puerta del Sol y poner en la conducción a un rostro amable, que no despertara repelús. Con eso, les garantizo, Telecinco y Cuatro habrían tenido un millón de espectadores más. Pero optaron mejor por la rabieta y el victimismo de papel maché.

Risto se excedió en la alusión a los familiares fallecidos de Ana Obregón pero días después hubiera aparcado la polémica con unas sinceras y breves disculpas. Su soberbia se lo impidió ya que quiso culpar a los directivos de TVE y entonces ya no sabemos si es soberbia o le falta de algún tipo de inteligencia o sensibilidad. Los que salen en la tele no son tan brillantes como ellos se creen. El dinero y la popularidad les envanecen.

Este hecho explica cómo es Risto Mejide y otros directivos

Pero la actitud personal del agrio publicista se explica mejor al rescatarse lo sucedido en el Operación Triunfo de 2008, cuando vino a humillar a una concursante, Patty, que abandonó la academia por el fallecimiento de su abuela.

En España, por lo visto, los difuntos son respetables según la ideología o la clase social. Si la difunta es de una vulgar alumna de un programa musical no tiene derecho a que le honren la memoria. A Risto le gusta convertir los difuntos en bultos.

En ese programa dirigido por unos tipos tan detestables como los de La Trinca, donde se azuzaba al jurado, ir a enterrar a una abuela y acompañar a los familiares suponía abandonar el programa. El jurado lo equipara a la excusa de haberse muerto "un canario, o un perro".

Telecinco, Risto Mejide y la productora Gestmusic van a cumplir 15 años de retraso para explicar qué pasó y para pedir disculpas públicas a esa concursante, a su familia y a la fallecida. Aquella intervención describe un tipo de televisión y un tratamiento a los participantes y al propio público que no se puede ya consentir.

Por cierto, si hubiera sido por contrato laboral y no con vinculo de esclavitud, por ir a enterrar a su abuela a la joven Patty, madre que entonces tenía 26 años y un bebé de ocho meses, le habrían correspondido cuatro días de permiso. De haberle concedido el permiso hubiera sido una medida de humanidad, lo que es exigir demasiado a determinados productores y directivos. Humanidad y respeto que a todas luces faltaban en Operación Triunfo y a los responsables de ese formato.

Es curioso que aquellos directivos de Gestmusic siempre han ido de campeones del progresismo y ser guardianes de los valores de izquierdas, pero no dejaron en morir en paz a una anciana y que estuviera a su lado su nieta, menospreciada en público por tomar una decisión que a ellos no les gustaba.

Risto, de paso, tendría que explicar también qué decisión tomó en su ámbito laboral cuando ha fallecido algún familiar suyo a lo largo de todos estos años ¿Qué hacen ahora en el programa Todo es mentira cuando a alguien se le muere una abuela?