Rigor histórico máximo para retratar la corrupción
Alberto Rodríguez avanza en la serie de Movistar + 'La peste', un trabajo de "arqueología emocional" por la Sevilla del siglo XVI
El piso de las calles es una mezcla de fango y porquería acumulada. El olor está en el aire, con las verduras dispersadas, entre muros fatigados y cochambre. La recreación histórica va a sorprender a los espectadores de la serie La peste, que se estrenará en diciembre en Movistar +. Si la Andalucía de finales de los 70 se reflejaba con credibilidad en La isla mínima el equipo de Alberto Rodríguez ha asumido una pirueta de ambientación para introducir al espectador en la Sevilla del siglo XVI. Un recorrido por las altas estancias y los bajos fondos de una Híspalis anterior al barroco, que procede de la oscuridad medieval y se dirige a un tenebrismo social sin remisión. Una sociedad corrupta como delata el mismo epidémico nombre.
Los esclavos, desnudos, se guardan en los armarios (y la ropa, en los baúles), la Iglesia se lucra del negocio de la prostitución, lavarse está mal visto porque es una costumbre musulmana y, como mucho, los nobles se cambian la ropa una vez al mes. Son detalles que ha trasladado el director de arte del cineasta sevillano, Pepe Domínguez del Olmo. La exhaustiva documentación es la base de este viaje por la Sevilla de la expansión americana, metrópoli de Occidente. La peste, con más de 200 secuencias y seis episodios, se ha planeado como una película de 360 minutos que recorre la ciudad y sus habitantes, donde convergen 50 idiomas. En este thriller histórico, lleno de asesinatos e investigaciones, "la enfermedad es una excusa", adelanta Rodríguez, que llevará de la mano del espectador por todos esos vericuetos trazados en el guión de Rafael Cobos. En esta semana se están rodando las escenas en la fábrica de añil, uno de los suculentos negocios de la época, y esa recreación se ha levantado en el patio de la finca Martín Navarro de Alcalá de Guadaíra. En el interior del convento de la Concepción de Carmona se han ambientado casas de toda índole y un mercado que hace viajar en el tiempo.
Entre los protagonistas, Paco León, en un rol "absolutamente serio" como Zúñiga, un arribista a través de negocios e influencias. El actor sevillano admite que le costó entrar en el personaje pero que con las semanas ha ido dotando de una personalidad complicada. Pablo Molinero y el joven Sergio Castellanos se convierten en la pareja de investigadores que entreabren las cortinas para curiosear por la Sevilla de la Inquisición. "Los conversos fueron los que introdujeron las cortinillas de conchas para no verse sorprendidos en sus casas por los inquisidores", añade el director de arte. Es la arqueología emocional a través de La peste.
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