Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Con sus miradas huidizas, sus esbeltos ademanes aparatosos, la mirada airada y aireada, Raphael araña la eternidad, 60 años después. Tiene una docuserie a su altura y le dora la peana en la justa medida. Las cuatro entregas de Raphaelismo en Movistar Plus + son la enciclopedia vital que condensa los incesantes hitos del de Linares, con su voz autobiográfica y un Manuel Alejandro redescubierto por nuevas generaciones y reclamado por sus coetáneos.
Voces como la de Iñaki Gabilondo ilustran el contexto histórico y traza puntadas delperfil personal. La docuserie de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, los de Umbral, anatomía de un dandy Umbral, anatomía de un dandyque hace unos días programó Imprescindibles, han contado aquí con más medios y aún mucha más documentación de un desarrollo biográfico en cuatro entregas (la última se encamina a un apoteosis colectivo con tintes de despedida final). Su relato de pillastre descarado con ganas de ser artista nos evoca a una banda de Peaky Blinders junto a su representante, Paco Gordillo y el compositor jerezano.
El Raphael aniñado tenía pose de vaquero y esos inicios como joven prodigio nos hablan de un chaval perfeccionista y ambicioso, cualidades necesarias para el tesón de ir superando todos los reveses. Con Raphael se instituyó en España el eurodrama, que ahora está tan en primer plano, el fatalismo indignado por el resultado en el festival: el público español vio en sus dos actuaciones seguidas (1966 y 1967) una injusticia internacional contra España y una afrenta ante ganadores que utilizaban trampas para engatusar, como el piano con el que se acompañaba el austríaco Udo Jürgens o los pies descalzos de Sandie Shaw (la de Marionetas en la cuerdaMarionetas en la cuerda) y apaños de los jurados (se acuñó aquello de "conjuras escandinavas"). Aunque quedara por mitad de la tabla en las dos ocasiones, 7º y 6º respectivamente, Raphael ganó el salto para ser conocido en todo el mundo.
El de Linares puede mostrar a día de hoy haber tenido una de las oportunidades eurovisivas mejor aprovechadas, desde su primer recital navideño en TVE, cuando le birló El tamborilero a Frank Sinatra. Hay biografías que no le hacen falta ficción.
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