Raffaella Carrà, su generosidad, sus secretos y lo que nunca quiso revelar
Semblanza
'Nada es eterno salvo la Carrà' es un volumen homenaje de Pedro Ángel Sánchez
Pobre Raffaella Carrá con la moneda que le han acuñado en Italia
¿Dónde está la plaza Raffaella Carrá en Madrid?
Quizá el título del primer libro escrito en español dedicado a la diva italiana suene a aserto exagerado: Nada es eterno salvo la Carrà (editorial Dosbigotes). Pero viendo cómo anda el mundo se entiende perfectamente por qué lo ha elegido su autor, Pedro Ángel Sánchez, experto en música. que conduce durante cuatro horas diarias La tarde suena bien en la radio autonómica de Castilla-La Mancha.
El programa ¡Hola, Raffaella!, que se emitió del 8 de mayo de 1992 al 14 de julio de 1994, competía contra unas recién nacidas televisiones privadas, y con este formato en directo se las merendaba. Muchas de las anécdotas acaecidas en el plató están relatadas con tino en este libro. Tengamos en cuenta que tres de los mejores amigos españoles de Raffaella formaban parte del equipo que hizo posible esta fiesta televisiva, y aportan sus testimonios directos al autor: Alberto Maeso, Loles León y Juan Luis Iborra
La diva italiana contó con cuatro entregas en TVEde La hora de, aquel formato maravilloso que entre 1975 y 1976, cuando casi nadie podía ver la televisión en color, permitió hacer virguerías al nuevo fichaje de TVE, que en Señoras y señores había desplegado todo un catálogo de efectos especiales a base de chroma y zoom. Por cierto, no faltó una hora entrañable al coreógrafo y bailarín Don Lurio.
Estas cuatro horas dedicadas a la Carrà no sentaron bien a nuestras folklóricas, de moda en la época, que se sintieron discriminadas. A raíz de la desaparición del Un, dos, tres en 1978 tuvieron su bienio de gloria con Cantares dos temporadas de prime time de los viernes para ellas solas, por obra y gracia de Lauren del Postigo.
Pero la mejor Raffaella Carrà sería la de la televisión en directo. La exigente y perfeccionista. La que tenía todo ensayado para poder improvisar lo que le viniese en gana. Así llegaron los exitazos Hola, Raffaella y A las 8 con Raffaella. Nunca presentó el Festival de Eurovisión, una verdadera pena para los eurofans. Hubiera sido la anfitriona perfecta del evento: musa gay, plurilingüe y cantante queridísima.
Generosa como pocas, siempre que daba alguna ayuda económica a los invitados anónimos de su programa vespertino lo hacía de su bolsillo, no del presupuesto del programa. Pero sin que el receptor supiese nunca que la cantidad se la estaba donando ella. Personalmente tengo grabada una imagen de su funeral, que tuvo rango de funeral de Estado.
El arca elegida fue la más sencilla que existe. Un arca papal. Nadie sabía de su enfermedad. No quiso que sus seres queridos sufrieran esa etapa final.
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