Pobre Raffaella Carrá con la moneda que le han acuñado en Italia

Homenaje grabado

El reconocimiento numismático a la cantante y presentadora deja mucho que desear y la moneda cuesta 40 euros

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Homenaje Lo que dicen (de verdad) las canciones de Raffaella Carrá

La moneda coleccionista de 5 euros italiana dedicada a Rafaella Carrá

El trabajo de los grabadores de la Casa de la Moneda italiana no ha sido el más brillante. La moneda conmemorativa, para coleccionistas, de la presentadora y cantante Raffaella Carrà se ha puesto a la venta cuando se va a cumplir el segundo aniversario de su fallecimiento, que se conmemorará el 5 de julio.

Es una moneda de 5 euros dentro de la serie Grandes Artistas Italianos destinado a numismáticos y no estará en el uso cotidiano ya que el precio de venta de la casa italiaan es de 40 euros. Es una tirada de 15.000 piezas que son llamadas a que las acopien los seguidores de la cantante en Italia y en medio mundo.

En esta moneda hay dos caras, porque en cada una hay una efigie de la rubicunda artista, con el caracterísitco peinado que lució desde que en 1971, tras su regreso de Hollywood, se centró en los shows de la RAI y de ahí, cuatro años, después en RTVE, convirtiéndose en la cantante veraniega más celebrada.

Raffaella Carrà. / D. S.

El homenaje en forma de moneda no ha sido demasiado afortunado aunque con toda seguridad esta monedas de Rafaella será muy apreciadas por los coleccionistas y por los que han tenido de banda sonora de sus vidas los ritmos de la intérprete de Fiesta, Hay que venir al sur o Rumore. En el Benidorm Fest de 2022, medio años después de su fallecimiento, el grupo alicantino Varry Brava elevó a carácter de himno su canción Raffaella, que también ha sonado con fuerza en Italia.

En esta cuenta de 5 euros de la República Italiana aparece en su anverso un retrato en primer plano de la estrella boloñesa y en el reverso aparece de medio cuerpo con el año de emisión.

"En un mundo cada vez más virtual, las monedas son portadoras de un valor inestimable, embajadoras de la cultura y de una marca italiana que aúna belleza, saber hacer y sentido práctico", señaló el ministro de Economía italiano, Giancarlo Giorgetti, cuando se presentó esta serie de artistas italianos.

La biografía de Raffaella Carrá

Este fue el obituario publicado por este periódico el 5 de julio de 2021, cuando falleció Rafaella.

La primera vez que detectamos a Raffaella Carrá por España fue en el Caminito del Rey, donde se rodaba El coronel von Ryan. Era el verano del 64, Sinatra se había peleado a puñetazos con un periodista madrileño en Marbella y había protestado contra Franco. El cantante, que ya había tenido sus contratiempos con su esposa Ava Gardner, que abrasaba las noches madrileñas, se había convertido en una incómoda presencia mientras hacía de un militar alemán que daba pie a equívocos en ese rodaje de calor por la serranía malagueña.

En esa película también intervenía la estrella de la televisión italiana, una boloñesa, Rafaella Pelloni, que llevaba el nombre artístico de Raffaella Carrá. Era un prodigio artístico. También anatómico y Sinatra quería convertir a esa medio paisana, amor de verano, en la nueva musa de Hollywood. Raffaella aseguró que La Voz se llevó calabazas y ella acabó muchos años después en La Voz de Italia, descubriendo a otros paisanos prodigiosos.

La italiana, la perfecta pareja de Lelio Luttazzi, el Ed Sullivan transalpino, fue tentada por la Fox, pero se vino de Estados Unidos ansiosa por volver a casa. Y en Italia siguió y en España la descubrimos, cantando y bailando once años después, en 1975. Franco se estaba muriendo, TVE aparentaba una felicidad y un aperturismo que no tenía nada que ver con lo que dictaban desde El Pardo. Raffaella, cadera arriba, formó un nuevo eje hispano-italiano por el que nos prometían veranos de rumba y un puñado de canciones para tararear siempre que el ánimo se viniera abajo.

En 1977, cuando los programas de TVE ya se hacían en riguroso directo, no salía de su asombro cuando varios paisanos emulaban a Sinatra y se liaban a puñetazos ante José María Íñigo en Esta noche... fiesta por una canción que, efectivamente, se llamaba así: Fiesta. A un espectador muy tradicional le fastidió que los bailarines se travistieran de folclóricas. La fiesta no había hecho más que empezar.

Raffaella Carrá en uno de sus programas de la RAI / RTVE

Cuando este lunes se anunciaba la muerte de Raffaella Carrá todos nos sentimos tristes y nostálgicos por el fallecimiento de una mujer que indiscutiblemente nos hizo divertir a todos. Sus canciones siguen sonando intactas y animosas, y nuestra memoria evoca su esfuerzo por brindar un entretenimiento de calidad y programas para disfrutar con toda la familia.

En ¡Hola Raffaella! (versión del italiano Pronto Raffaella?), a principios de los 90, toda España estaba pendiente del teléfono, no fuera a llamar al azar la presentadora del acento resbaladizo y entregarnos un premio millonario.

“Y si fuehra...” proponía en el juego a los famosos en un plató que se convertía en su casa. Estar con la Carrá era invitarla a nuestra casa. Y si fuera una joya, Raffaella sería un diamante: es lo que dijo Julia Otero sobre Lola Flores en aquel programa donde también hipnotizaba Tony Kamo y donde fue fichado Ramón García para ¿Qué apostamos? Con Raffaella y él tomamos las uvas en 1998. No fueron más porque los compromisos italianos eran más fuertes pero agradecemos a esta italiana que fuera la anfitriona de la gala del 60º aniversario de TVE en 2016.

Ocho años después aún no se explicaba cómo en su gala eurovisiva, en 2008, había sido elegido Rodolfo Chikilicuatre, con Uribarri cabreado, negando con el dedo. Raffaella es nuestra memoria. Siempre está unida a la diversión.

Su pareja, Sergio Iapino, anunciaba este lunes con dolor esta pérdida de todos. “Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”. Si usted no llora al leer este mensaje es que nunca vio a Raffaella en un escenario. En El Puerto de Santa María, en 1981, hizo de telonero de ella un maromo que traía locas a las niñas jerezanas de Valdelagrana, un tal Bertín Osborne.

Raffaella se nos murió este lunes a las 16.20 y llevaba años muriéndose por una grave enfermedad, pero no quiso nunca comentarlo para no entristecer a sus fans de aquí y de por allá, porque ella también es un ídolo en toda América, donde a veces le censuraban las letras como la de “búscate a otro más bueno”.

Si hubo alguien que propugnaba la libertad era esta chica criada entre el bar de su padre y la heladería de su madre. Era una danzarina prodigio y siempre estuvo aprendiendo. Debutó en el cine con 9 añitos. Su última aparición para el público español fue en Explota, Explota, la película de Nacho Álvarez que condensa sus canciones de amores, desamores,² reencuentros y un chico como Lucas, al que le vimos intimando con un amigo.

El azulejo de Raffaella Carrá

Raffaella decía que para hacer bien el amor había que venir al Sur y tal vez tenía toda la razón. No le dio tiempo a criar a sus hijos pero sus programas de adopciones solidarias sumó cientos de miles de socios. Su último disco es de 2018, un trabajo de canciones navideñas que fue su despedida tras anunciar en 2016 que dejaba los platós.

En uno de ellos, en el Estudio 1 de Prado del Rey, Raffaella Maria Roberta se apareció en 1975 con varias de sus canciones (Felicita ta ta, Rumore) para el programa Señoras y Señores realizado por Valerio Lazarov y con el ballet Zoom descoyuntándose a su favor. Fue tal el impacto en la audiencia de los sábados que esos temas empezaron a sonar en la radio de un verano donde se barruntaba que todo cambiaría algún día. Franco ya estaba archivado y se buscaba quien empujara la reforma cuando Raffaella reapareció en TVE, en marzo del 76, con su programa propio La hora de.. Y como realmente se desenvolvía muy bien en castellano, tan bien como con las coreografías de don Lurio, la italiana se convirtió en española de adopción, como si fuera un futbolista paraguayo.

Icono del colectivo LGTB en todos los países donde dejó sus temas veraniegos y desinhibidos su nombre siempre quedará unido a la felicidad en acordes. Su cabellera rubia es un símbolo en sí y sus juveniles pantalones de campana nos dibujan una artista completa que se confirmó en los 90 como presentadora natural y desenfadada.

Tras Hola Raffaella, en 1993 pasó a la franja diaria en La 1 con A las 8 con Rafaella, pero la competencia entre cadenas impidió aquel apogeo nocturno. Repitió en Telecinco, cuando la cadena de Berlusconi revisaba su modelo en España en 1995 con un blanquísimo En casa con Rafaella, pero tampoco se quedó convencida con unos datos de audiencia que ahora sería estratosféricos.

Por poner alguna proeza más de esta chica de Bolonia en televisión, su especial musical para la RAI grabado en la URSS en 1981. Eso sí que fue derribar el Telón de Acero: Rafaella bailando ante los muros del Kremlin. Rompedora, aperturista. Era simpática y buena persona. Todo esto ya lo podíamos haber dicho hace una semana sin arrepentirnos. Nos explota el corazón. Lástima que ahora lo comentemos cuando toda Italia llora por su artista más vertiginosa.

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