Pablo Iglesias vuelve a cargar contra Ana Rosa Quintana

Polémica

El ex vicepresidente del Gobierno llega a decir: "Si hubiera un mínimo de decencia y pudor en los medios de comunicación en España, ninguna televisión permitiría que Ana Rosa dirigiese y presentase un programa"

Pablo Iglesias, entrevistado en la Cadena SER.
Pablo Iglesias, entrevistado en la Cadena SER. / SER
M. Núñez

18 de octubre 2021 - 18:09

No pasa un día sin que el mediáticamente hiperactivo Pablo Iglesias aparezca por tertulias, artículos de opinión y, claro, redes sociales, para compartir con sus seguidores su particular análisis de la actualidad.

El ex vicepresidente del Gobierno mantiene los postulados básicos previos a su paso por la Moncloa y también los focos de su indignación. Uno de esos focos son las llamadas "cloacas del Estado", a las que a lo largo de los años ha adscrito a numerosos medios y periodistas, entre ellas a la protagonista de su último artículo en Naiz: Ana Rosa Quintana.

"Si hubiera un mínimo de decencia y pudor en los medios de comunicación en España, con estos hechos reconocidos por los acusados, ninguna televisión permitiría que Ana Rosa dirigiese y presentase un programa", dice el ex líder de Podemos sobre la periodista.

El gancho para este nuevo ataque contra Quintana es un artículo de La Vanguardia en el que se habla de la relación de la periodista con el ex comisario Villarejo por la que su marido, Juan Muñoz, está imputado por presuntamente querer contratarle para extorsionar a un antiguo socio. Anticorrupción llegó a pedir ocho años para él por esos hechos, que Muñoz reconoció pactando con la Fiscalía.

Por eso, según Iglesias, Ana Rosa "no solo es un alarde de la putrefacción de buena parte del periodismo con más poder en España, sino que representa un paradigma de éxito empresarial, mediático y político". Y continúa: "Ana Rosa sigue partiendo el bacalao cada mañana en el programa líder de su franja horaria", agrega.

El texto termina con otro párrafo sin desperdicio: "El poder de Villarejo no descansó nunca en sus habilidades como huelebraguetas, sino en sus relaciones con buena parte de los referentes del periodismo español. El hedor ha llegado a tal extremo que cada vez más profesionales del periodismo señalan por fin lo evidente. Menos mal".

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