La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Millones de personas ven a diario 'Pasapalabra' desde sus hogares y ponen a prueba sus conocimientos respecto a los concursantes que están en plató. Difícil, muy difícil seguir el ritmo de acierto de cualquiera que pasa el proceso de selección para recibir las preguntas de Roberto Leal, casi imposible cuando te encuentras con tipos tan extraordinarios como Pablo Díaz o Javier Dávila, que han protagonizado uno de los grandes duelos del concurso en los últimos meses (desde el pasado 17 de marzo).
La historia ha terminado en un final feliz, al menos para el joven violinista tinerfeño, que se ha embolsado 1.828.000 euros.
Tener a Dávila como oponente le obligó a redoblar su esfuerzo y mecánica de aprendizaje, esa que llevaba preparando desde diciembre de 2015, y que incluía repaso de rosco(todos los disponibles desde 2010), memorización de diccionario y uso de la app Anki, pero no cambiar su fórmula de estudio, esa que le ha permitido ganar el millonario bote de 'Pasapalabra', tal y como explicó durante su entrevista en El Hormiguero con Pablo Motos.
Todos los días Pablo Díaz se levantaba, desayunaba y se ponía a caminar. Pero no sin rumbo ni mucho menos. Caminaba mientras escuchaba las palabras que le iba proporcionando la app Anki, su inseparable compañera de viaje en esta aventura. La sustituta de esa música clásica que acostumbra consumir, asociada a su pasión por el violín.
Pablo no es el perfil de estudiante ratón de biblioteca o de esos que se encierran en su cuarto y no quiere saber nada de nadie hasta que no se ha aprendido la lección. Él necesita estar en contacto con la gente, respirar el ambiente que se respira en la calle e incluso compartir experiencias con la gente, una vez que su imagen su hizo popular y le reconocían durante sus sesiones de estudio.
Cuando se acercaba la hora de almuerzo, Pablo Díaz regresaba a casa (vivía con sus padres) para comer y tras descansar un rato volvía a su fuente de inspiración para seguir empapándose de las palabras más complejas que esconde el diccionario. Antes de anochecer solía "quedar un rato con amigos" y por la noche era el momento de conectarse a su canal de Twitch, donde hacía directos también estudiando, tocando el violín, habilidad que volvió a demostrar en directo en El Hormiguero, o jugando a videojuegos, en parte para conseguir algo de dinero que sirviera para sufragar parte de sus gastos y poder seguir preparándose para el concurso. Alrededor de 900 euros al mes lograba sacar y ahora sus seguidores se han multiplicado hasta superar los 57.000.
Esta ha sido la rutina que ha llevado Pablo Díaz durante años y que le ha llevado a ganar el premio de 1.828.000 euros. Con ese dinero le gustaría "ofrecerle tranquilidad económica a mis padres, independizarme, porque muy poca gente de mi edad puede tener el privilegio de comprarse una casa, y seguir haciendo lo que estoy haciendo simplemente". Pies en el suelo, cabeza fría y seguir alimentando sus sueños, que podrían pasar también con participar en otros concursos "como Boom", o afianzar la relación sentimental que surgió también en el plató de 'Pasapalabra' con otra concursante, a la que considera 'mejor que el bote'.
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