Netflix, la reconversión virtual de las plataformas ¿qué pasará?
Futuro del 'streaming'
La principal plataforma en 'streaming' prepara alternativas para sumar clientes pero en el sector en general se detecta cansancio en la audiencia y descenso en la identificación y motivación de millones de clientes
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La multinacional Netflix anunciaba este martes un nuevo descenso trimestral en el número de abonados, ha perdido 997.000 clientes. El mercado bursátil le da una oportunidad al optimismo y a la cotización de una marca valiosas ya que hay planes B para aumentar en seguidores: impedir que se compartan cuentas y crear productos sustentados con publicidad, con menos coste a cambio de anuncios y no tener todo el catálogo a mano. En esencia no se diferencia de los caminos que toman otros servicios de pago para sujetar a una audiencia que se está cansando de elegir y preferiría tener el trabajo hecho de una parrilla en línea o contar con sugerencias fiables que no dependan de algoritmos interesados.
Tan sólo hace siete años de la revolución de Netflix en los hogares europeos, mercado estratégico para medir la solidez de productos y servicios. Y la compañía estadounidense, primera en afianzar el servicio en streaming con una producción propia extensa y exclusiva, fue guiando al resto de la competencia en el camino del entretenimiento premium con títulos nuevos, presumiendo a veces de una calidad cuestionable, junto a nombres clásicos, siempre fiables, y estrenos llegados del cine. Si la oferta se puede extender por documentales, programas al uso, realities, el panorama parecía ensancharse y un aumento del consumo rápido y exponencial amenazando a la propia tele en abierto (más amenazada por las redes sociales entre los jóvenes, por ejemplo),
Y no, en estos momentos el mercado del streaming toca techo por ahora por tanto volumen acumulado de contenidos y competencia y por un cansancio de la audiencia de las distintas edades por elegir o frustrarse al menos por ‘no encontrar’. Hay mucho título pero poca chicha novedosa. Pasa en Netflix y pasa en todas las demás.
La batalla del contenido bajo demanda entra en fase de reconversión. No se ha disparado el consumo y el público se piensa, con el aumento de precios, si mantener el pago de los servicios del televisor inteligente.
Si las plataformas no pierden más clientes es porque estas marcas se han instalado como algo irrenunciable, con un uso de “por si acaso” y porque, en muchas ocasiones, da simplemente pereza darse de baja. Netflix supera los 220 millones de clientes, pero tengan por seguro que muchos de ellos ya no tienen la misma ilusión por el servicio como la que tenían hace dos, cinco o más años.
La situación en Prime Video, Disney +, HBO Max
Prime Video, de Amazon, con unas cifras cercanas, tiene una posición diferente en la compañía, es un servicio añadido a otros de la multinacional, su volumen de clientes no expresa realmente la aceptación o no de sus contenidos. En este caso la producción propia no ha tenido tanta repercusión que su principal rival.
Disney, que se sumó con Disney + en el otoño de 2019 (el confinamiento fue un inesperado empuje), con sus más de 130 millones de clientes, ha centrado en el streaming la mayor potencia de su oferta audiovisual pero sin alcanzar estrenos de gran repercusión ante el tamaño de franquicias como Marvel o Star Wars. Cuenta con margen para seguir despertando interés en segmentos fieles de su clientela, El desafío en este servicio es responder a una clientela que pide más a la marca y que a su vez es más difícil de sorprender. El músculo en países como India atisba que el tope de abonados no va a parar por ahora, pero debe escuchar la alerta de Netflix.
Líneas como Apple TV no terminan de afianzarse por el tamaño de los colosos y nuevos competidores con capital y experiencia, como Paramount + que en España se convierte en SkyShowtime compartiendo riesgos con la compañía de los Murdoch, los que a su vez vendieron el rentable contenido de Fox a Disney.
HBO Max, Warner, avalada por la trayectoria de la propia HBO, es la plataforma que ha tenido más aciertos con la oferta estrenada y parece conocer los gustos de una audiencia exigente, más allá del big data. A la situación se añade la fusión con Discovery, que reconfigura organigrama y catálogo. Esta ampliación de la compañía y los 73 millones de clientes de HBO Max obliga a replantear un plan de futuro. Se medita el ritmo de producciones audiovisuales a lo largo del mundo y de ahí que hayan comenzado a examinarse proyectos que estaban en marcha.
Para ser más competitivos en este panorama de clientela más ‘escéptica’ hay que acertar más con menos.
El músculo de Movistar Plus +, por citar la principal OTT española, sigue pasando por los otros servicios que contrata su clientela y el deporte en directo (sobre todo el fútbol, con DAZN de socio), como gran baza del servicio bajo demanda, por encima de la producción propia desarrollada (con muchos fiascos, por cierto). La asociación de Movistar con Disney o de Netflix son simbiosis que dan solidez al mercado de streaming en nuestro país pero el público, que con la actual crisis comienza a cuidar más los euros de cada día, se plantea qué merece la pena pagar. De ese río revuelto sacan partido colateral plataformas locales que conocen mejor a un público de proximidad, Filmin, Mitele Plus o Atresplayer Premium, que da un golpe con cada una de sus propuestas propias sin atender a los algoritmos de las compañías mastodónticas.
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