Millán Salcedo y el borrego que cambió la historia
El gag más recordado de la Nochevieja
Hasta pocas horas antes de comenzar 'Viva 86' no existía el sketch de "Encanna" porque Millán había pedido un animal que no llegaba
Si un almuerzo de Tomás Summers (donde descubrió a Chiquito de la Calzada) cambió la vida a todos los españoles, de haber sido más efectivo el departamento de producción de TVE nos veríamos privados del grito de Josema Yuste de "Encanna" y por tanto de uno de los sketches de humor más remedados por los espectadores y la proclamación de Martes y Trece como los humoristas favoritos entre los años 80 y 90.
Todo cambió por un borrego y quién sabe qué hubiera sido de Millán Salcedo, ingresado actualmente en un hospital de Sevila, y de su compañero Josema (e indirectamente de otros dúos cómicos como Cruz y Raya y Los Morancos), si hubiera aparecido el animal en el camerino de estos cómicos.
Apenas horas antes de comenzar el Viva 86, en la tarde del 31 de diciembre del 85, el dúo Martes y Trece no sabía cómo rematar la actuación que comenzaba con una entrevista entre Jesús Hermida (Josema) y Gloria Fuertes (Millán). El sketch arrancó carcajadas pero sin alcanzar la gloria de la segunda parte, medio improvisada, para cubrir los 15 minutos previstos en el contrato de la pareja.
El número de humor previsto para la segunda parte de la actuación era un pase de modelos en el que Millán Salcedo iba a salir con un borrego vivo en forma de bufanda, sobre sus hombros. Estaba previsto que el cómico manchego dijera algo así como "beee... beee tú" mientras se paseaba con el borrego como un buen pastor. El problema surgió cuando la producción del programa de Fernando Navarrete (qué de cosas debían cerrar en apenas unas horas ante cinco horas de emisión, más de treinta actuaciones y el pubis desnudo de Cicciolina aguardando a la madrugada) sólo había conseguido un cordero de peluche.
El gag principal pensado por Millán era el de su vestido de borrego real y con un muñeco se venía todo el impacto abajo. Y Concha Velasco, la presentadora, preocupada. Sin borrego no había sketch así que discurrieron algo fácil. Minimalista y efectivo. Un teléfono, Millán con peluca parodiando a uno de esos personajes radiofónicos que despertaban tanta admiración como guasa. Y Joséma detrás del panel, dejándose llevar por el absurdo. Dos chicos en la mili (ellos la habían hecho apenas unos años antes, cuando se conocieron), unas croquetas que se queman, la toponimia de la broma madrileña con Algete y Móstoles (podían haber sido Alcorcón, Alcobendas, Navalcarnero, que también habían aparecido en otros sketches del trío Martes y Trece años atrás). Se montó deprisa, por cumplir el contrato, no fuera a enfadarse el señor Navarrerte que ya con los pubis coloreados de Cicciolina tenía bastantes dudas para no enfadar a los directivos de RTVE.
España se incorporaba a Europa en aquella medianoche, a la CEE (y al IVA, IVA 86), con nueve presidentes del gobierno saludando entre brindis de cava y actuaciones. Martes y Trece aparecían de nuevo como dúo, tras haberse separado la nochevieja anterior. Hermida, Gloria Fuertes... y Encanna. Encarna Sánchez para todos los amigos del mundo. Amiga sorda de la noche. Los españoles acumularon de golpe un puñado de golpes a las reuniones de cuñados. El éxito es así de caprichoso.
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