Mediaslargas se convirtió en Pippi Calzaslargas por la censura

Personaje femenino inolvidable

La serie sueca se estrenó en TVE el 9 de noviembre de 1974 y fue un impacto. Su primer libro en España fue editado en 1962, un año después de su primera adaptación en Estados Unidos

Pippi, Tommy y Anika en plena sesión fumadora
Pippi, Tommy y Anika en plena sesión fumadora / SVT

Debió de ser el censor Francisco Ortiz, que era quien por entonces medía las faldas de las cantantes que aparecían en TVE, al que no le gustaba aquello de “Mediaslargas”. Y el director general de la corporación pública, Juan José Rosón, al que le quedaban dos telediarios en su puesto por ser demasiado aperturista, negoció para que la osada serie sueca del personaje concebido por Astid Lindgren apareciera por España cinco años después de su estreno. Aquella niña sorprendió por las trenzas tiesas y el caballo a topos pero su mensaje supera las generaciones y a estas alturas puede calificarse que fue el gesto más osado que tuvo TVE durante el franquismo.

A ver: una niña con la fortaleza de un adulto, que vive sola con dos animales con un botín de oro procedente de un padre pirata y una madre inexistente, que se ríe de los policías y de toda autoridad que quiere meterla en vereda. Suena a inaudito, pero los niños llamados a criarse en la balbucenante democracia celebraron tal alarde. Y muchos padres, más. Fue además la primera serie infantil que inauguraba el horario de los sábados a las tres y media de la tarde, ventana animada durante más de veinte años y que hoy se recuerda con nostalgia.

Portada de Pippa Mediaslargas, en 1962
Portada de Pippa Mediaslargas, en 1962

Pippa Mediaslargas llegó a las librerías españolas en 1962 (editorial Juventud) y pasó más bien de largo. El “Pippi” original sueco sonaba a “pipí” y por eso se cambió aquí, pero en 1974 se optó en TVE por dejar lo de Pippi, tal como aparecía en los rótulos de la introduccion (Pippi Långstrump), aunque a los periódicos se les anunció que el estreno del 9 de noviembre de 1974, hace 46 años, era el de la innovadora serie “Pipa Calzaslargas”.

Lo de las calzas en lugar de las medias había sido un disimulo censor, más pendiente ahí del detalle que del bosque libertario que presentaban los episodios que por el éxito fueron repuestos a los pocos meses. A las dos semanas todo el mundo hablaba en el bar de esa “Pippi Calzaslargas”.

El régimen franquista estaba controlado por el llamado “búnker”, la facción ultramontana que convencía a Franco y al presidente Arias Navarro de un endurecimiento contra toda oposición. Mano dura en la calle y en las instituciones, pero engañosa sensación de libertades y europeísmo a través del televisor.

La Primera Cadena ofrecía unos ‘tristes’ Telediarios mientras ampliaba toda la parcela de entretenimiento y programas de prestigio. Sólo unos meses antes había dimitido el director de contenidos, Narciso Ibáñez Serrador, en la fugaz primavera aperturista (la del escote de Rocío Jurado), pero la estrategia estaba ahí desde la etapa de Adolfo Suárez como director general, al que relevó Rafael Orbe en 1973.

La escritora Astrid Lindgren y su pesonaje encarnado por Inger Nilsson
La escritora Astrid Lindgren y su pesonaje encarnado por Inger Nilsson

En ese contexto se compra la serie Pippi Calzaslargas, un polémico personaje nacido de la imaginación de Lindgren y sus hijos en las noches de la Segunda Guerra Mundial, convertido en manuscrito y extravagante éxito editorial en 1945 y que en 1949 se convirtió en una primera versión en cine que llegó a lamentar la propia autora.

Lindgren sí avaló la serie de la televisión pública sueca, SVT, rodada en 1968 y protagonizada por Inger Nilsson. Tenía diez años cuando encarnó a la pelirroja más ilustre de la televisión, la misma edad que cuando la interpretó Gina Gillespie.

Pippi Calzaslargas en la versión estadounidense de 1961
Pippi Calzaslargas en la versión estadounidense de 1961

Fue en la primera adaptación que se hizo de Pippi para la pantalla de casa. En Estados Unidos, en la NBC, dentro del programa de Shirley Temple. La que había sido niña prodigio contaba con un formato en el que se representaban clásicos de la literatura infantil.

El espacio se ofreció en directo en sus primeros años, pero en 1961 ya se contaba con el vídeo por lo que queda testimonio de ese espacio de una hora y pico en el que por primera vez (y con las limitaciones de un plató) Pippi apareció ante los niños. Sin llamar demasiado la atención.

Pippa, Pippi, encontró la repercusión internacional en la serie sueca y además de sus ediciones literarias (la última en España fue de Blackie books, en 2018), las aventuras de Nilsson han sido contempladas por todas las generaciones posteriores, vista en bucle desde el VHS a youtube.

Del blanco y negro de la TVE de 1974 al HD actual. No hubo nadie más fuerte que Pippilota. Una mujer ejemplar que no toleraba ataduras

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