'Máxima', la serie sobre la reina feriante que come chocos y baila flamenco

Más quisiera Máxima, la serie, aproximarse en intención a la peor secuencia del peor capítulo de The Crown (algún momento de la última temporada), pero acercarse realmente a la serie de familia británica nunca fue la intención de la plataforma neerlandesa Videoland. El camino conduce más bien a Genovia, pero le faltaría el humor necesario. Nos reiríamos más. Pero eso deja más tranquilo al espectador que se asome a la serie de Antena 3 en la noche del próximo miércoles para interesarse sobre cómo fue el amor de la plebeya argentina con el príncipe de Orange. Se conocieron en Sevilla así que la historia tiene su gracia para ver cómo se ha tratado ese contexto.

El que se ponga a ver Máxima se va a encontrar con la habitual historia romántica de amores principescos imposibles. Ella es lo 'max' y él, una buena persona. Pero ay, están los periodistas, la corte. Con un doblaje de serie turca (como de voces neutras metidas en un frigorífico). Pero Máxima no aspiraba a mucho más. Es el mítico telefilme de tarde de sábado. La trama principal del romance principesco enlaza con flashbacks que inciden en el pasado familiar de la consorte de origen argentino, con un padre que formó parte de la cúpula de Videla en los momentos más sanguinarios de la dictadura. En los meses del Mundial 1978, en el que Argentina venció a Holanda en la final. La serie está basada en un libro biográfico.

Máxima Zorreguieta es una joven argentina que a través de una amiga llega a Sevilla, en plena Feria de Abril, en un momento en que le cambiará la vida. Por cuestión de ese doblaje el taxista que atiende a la futura princesa tiene acento de Valladolid y le recomienda que se vaya a la feria porque allí se olvidan las penas y hacia Los Remedios se marcha la economista argentina, fotografiando carruajes desde la ventanilla. Vaya fotos más chungas le van a salir. Pero con la excusa de llevar la cámara tiene un encontronazo con el príncipe holandés. Pero ya no será en la feria, sino en un casa de campo ambientada con farolillos donde la gente baila cosas raras.

Aparecen de largo imágenes reales de la feria, con nuestra joven argentina de espaldas pisando el albero y contemplando la portada. A la futura princesa le encanta "bailar flamenco" y la gastronomía de los bares sevillanos. Recomienda a unos amigos ir temprano a un sitio donde se comen rabas. Si en la serie hubieran dicho "chocos" o "choquitos" nos hubiéramos ya tirado al suelo.

Como una serie que presenta a España con ojos de guiri también hay momento taurino (que no es en la Maestranza) en el que se pregunta sobre por qué no hay toreras y el príncipe de los Países Bajos demuestra que tiene muy poca finura con la muleta para dar un pase de pecho. Son estampas con las que la pareja va intimando hasta que se van pegando sus buenos revolcones y así prende la pasión.

El éxito entre partidos de la Eurocopa que tendría Máxima en Antena 3 vendría a ratificar que en las cadenas generalistas funcionan mejor las series de historias conocida por la vida real, ya sean príncipes como asesinatos (El Marqués, en Telecinco, también en esa noche). El espectador se sienta sabiendo de qué va la historia más o menos. A las once de la noche y aguantando anuncios la gente no quiere más complicaciones.

Para el papel de Máxima se ha elegido con acierto a una actriz argentina con parecido a Scarlett Johansson, Delfina Chaves. En la versión original las escenas en América son en español, con el acento de allá, lo que hacen más verídicas esas escenas. El padre de la novia es Daniel Freire, el actor argentino residente en España que nos sonará por Amar es para siempre o como el entrenador jefe de la película Campeones. Su trabajo es de lo mejor de la historia.

El príncipe Guillermo Alejandro está a cargo de un paisano, por supuesto, Martijn Lakemeier. Entre los actores hay el mismo contraste de caracteres que la pareja real.

A lo largo de seis episodios de 50 minutos Máxima relata todos los obstáculos que tuvieron estos chicos tan elegantes que se quieren tanto y que van a hacer todo lo posible para el amor venza a los prejuicios. Ah. Los reyes holandeses salen también favorecidos, así que la serie es como hojear el ¡Hola! bajo la sombrilla.