La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
'Viva 87'
En la nochevieja del 86 al 87 se produjo el último de los especiales en directo por parte de TVE. Entre los 31 de diciembre de 1983 y de 1986 la cadena pública reunía al plantel de cantantes, bailarines y humoristas en el Estudio 1 de Prado del Rey para que se sucedieran las actuaciones en vivo y ante varios centenares de invitados (actores, políticos, figuras conocidas en general) para acentuar el carácter de espectáculo de esas primeras horas del nuevo año.
El realizador Fernando Navarrete era el encargado de aquellos maratones que sólo en intendencia para más de un centenar de participantes en el escenario ya era toda una proeza. En 1983 los conductores fueron Martes y Trece, entonces trío, y entre 1984 y 1986 (dando paso al 87), la maestra de ceremonias fue la querida actriz Concha Velasco que igual presentaba a sus compañeros y rellenaba el tiempo que fuera preciso como era protagonista de números musicales. En uno de ellos del Viva 87 se produjo la memorable caída de Mayra Gómez Kemp (por un clavel traicionero) cuando parodiaban un número de My Fair Lady con el lema "Las mujeres al poder". Las mujeres cantoras eran Mayra, que surgía de entre los comensales como si fuera una espontánea, Concha y Bibiana Fernández, aunque no cantaban, sino que actuaban en play back. Por parte los hombres, que rechazaban de forma cómica la consigna, Raúl Sender y el recordado actor sevillano Paco Valladares.
Hay muchas historias de aquellas nocheviejas, como la revelación de Los Morancos, cuando parecían que eran dos yanquis que se habían colado por el programa; el felpudo de la italiana Cicciolina; o el número de las empanadillas de Móstoles de los reconciliados Martes y Trece. Precisamente al no estar en el año siguiente la organización del programa echó el resto y prácticamente ficharon a todos los humoristas que estaban a tiro pero el Viva 87 no fue un espacio memorable por los números de humor. No estuvieron finos ni Tip y Coll, ni Los Morancos, donde Jorge Cadaval parodiaba a una compañera de noche, Lola Flores. Con un muñeco al que zamarreaba se imaginaba a la jerezana con la nieta de su hijo Antonio ("no se podía llamar Buenas Tardes, tenía que llamarse Alba").
Lola Flores estaba acostumbrada a que la parodiaban. Su temperamento parecía invitar a la parodia, pero ella era así de auténtica. La artista del barrio de San Miguel intervino en aquella nochevieja en play back con su empoderado Lola Lolita. "Y aunque el tiempo trae goteras/ yo soy como el buen Jerez/ cada año más solera/ a más tiempo, más bouquet". Una Lola sin complejos a la que le pintaban las barandas cuando pasaba por los puentes y la llevaban en volandas como a los toreros.
Pero un número en play back, como los demás, aunque hiciera volar la bata de cola, hubiera sido insuficiente para la jerezana. Así que mientras un ilustre cantante francés, Sacha Distel, intervenía a continuación, Lola se cambiaba con un vestido rojo de fiesta para acompañarse de su cuadro flamenco. Se incorporaba al término de Distel, bailando con él mientras lo despedía, para proseguir con una zambomba improvisaba. La Faraona se arrancó con distintos villancicos, rumbas y bulerías, para jalear al personal que estaba en el plató.
Junto a José Luis Perales, que interpretó un villancico intimista a la guitarra para recibir el año 1987, Lola Flores fue la única que cantó en vivo en aquella noche. Como un chanelazo en cada actuación, cantó en vivo y bailó al compás de las palmas de su gente, haciendo levantar a los espectadores de las sillas. Lola nunca podía aceptar la indiferencia y aguataba el play back con poca resignación. Ella no acudía a televisión a mover los labios, el caché se lo ganaba a pulso. El de ella y de sus guitarristas y palmeros.
Con su desbordante discurso, Lola deseó el feliz año a los españoles, con España "como el mejor país del mundo", deseando prosperidad, dinero y que "la gente fuera más buena". La de Jerez ya venía arrastrando sus problemas con Hacienda y comparecería en juicio meses después. Fue cuando pidió aquel pionero crowfounding en el que cada español le pusiera cinco pesetas.
En aquel Viva 87 intervinieron también la cantante alemana Nina Hagen, Sergio y Estíbaliz, Pino D'Angio, Cantores de Híspalis, Miguel Bosé o el Dúo Dinámico. Todo ellos en play back. Con arranque flamenco en vivo también estaba por allí un paisano de Lola, Nano de Jerez, fichado como humorista junto a Josele, el canario Paco Vieira, Manolo de Vega o Bigote Arrocet. Más Félix el Gato, Mariano 1'85, y otros nombres que recalarían en la futura Telecinco y en los programas de José Luis Moreno.
Por entonces las campanadas se retransmitían por locución, sin aparecer el presentador, y la voz formal de aquel año fue de un 'busto' de continuidad, el veterano Isidoro Fernández. Aquellas uvas tuvieron su polémica cuando en voz en off Rosa María Mateo entrevistó al alcalde de Madrid, Juan Barranco. Las campanadas se convirtieron en los fuegos artificiales en un aparatoso, y bien visible, acto de precampaña de las municipales para el entonces alcalde socialista.
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