Muere Laura Valenzuela, la cara del nacimiento de la TV en España

En el voluntarioso y minúsculo plató del Paseo de La Habana donde comenzó sus emisiones TVE la sonrisa de Laura Valenzuela era compañía y garantía de tranquilidad cuando algo (o todo) fallaba. De hecho fue fichada por recomendación del cineasta y realizador Mariano Ozores y fue la que menos se equivocó en antena en unas pruebas que hicieron en las emisiones en pruebas. Laura Valenzuela simboliza los años pioneros de la cadena pública y un rostro querido allá donde fuera apareciendo. Llevaba más de diez años retirada pero se la seguía recordando y su fallecimiento ha causado pesar en el gremio audiovisual por su carácter pionero y, dentro de unos cánones, aperturista.

Laura Valenzuela ha fallecido este viernes en Madrid a los 92 años. Los espectadores españoles la pueden recordar por sus distintas etapas en TVE en las que fue siempre esa presentadora afable que aportaba naturalidad en tiempos de cartón. Se ganó el puesto en los primeros años de emisiones de la cadena pública, a partir del otoño de 1956.

Formaba dúo con Jesús Álvarez, fallecido en 1970, y cuyo hijo se jubiló recientemente tras más de 45 años trabajando en la cadena pública. Después, en la etapa sesentera su pareja era Joaquín Prat con las estelares Galas del sábado, espacio por donde pasó lo más granado a finales de los 60 y sus dos conductores eran dos protagonistas más con sketches de humor y actuaciones.

El nombre completo de la recordada actriz y presentadora era Rocío Laura Espinosa López-Cepero y siempre ha sido conocida con su apellido artístico, homenaje a una abuela. Aunque nacida en Sevilla desde muy corta edad se crio en Madrid, adonde se marchó su familia. Su padre era piloto comercial.

Debutó en la película El pescador de coplas, con Antonio Molina, en 1954, y tras una primera etapa en TVE se centró en el cine con populares comedias como Los tramposos, La dinamita está servida o Los subdesarrollados, al lado de figuras imprescindibles en el género como Tony Leblanc. Su marido era el productor José Luis Dibildos y se retiró para formar su familia. Nació su hija Lara, con la que llegó a presentar en 1996 Mañanas de Primera, en un proyecto con poca fortuna en todos los aspectos, relevando a María Teresa Campos cuando éste fichó por Telecinco. Su última película fue Pierna creciente, falda menguante, en 1970. Un año antes de su estreno fue la presentadora del Festival de Eurovisión de 1969, el único que se ha celebrado en España, en el Teatro Real de Madrid, y tuvo que salir del trance del empate de cuatro países, entre ellos España con Salomé, y mostró una versatilidad en los idiomas que era algo insólito entre los presentadores de entonces.

Por su carácter pionero, siempre unida a esas voluntariosas emisiones donde se hacía en directo incluso los spots publicitarios, reapareció en los distintos aniversarios redondos de TVE, como en los especiales de los 25 años de 1981 o la gala del medio siglo en 2006, que fue una de sus últimas apariciones al frente de un programa. Laura Valenzuela significaba en sí misma en España la ilusión por el nacimiento de un invento llamado televisión.