Karlos Arguiñano y el momento del día en que cocina y come desnudo

Nunca veremos a Karlos Arguiñano en MasterChef, ni tampoco en espacios de la competencia de Antena 3, donde aparece de lunes a viernes con sus recetas ricas, ricas: platos relativamente económicos, asequibles de hacer y para el presupuesto familiar, en la mayoría de las recetas. El veterano chef sigue al frente de sus programas cuando ya tiene en las previsiones que su hijo Joseba le releve definitivamente ante la pantalla en un futuro no muy lejano. Sus apariciones en El Hormiguero, con este jueves, lo celebra la audiencia. Pero no es habitual más allá de este formato que se le vea en otros platós.

A sus 75 años el cocinero vasco sigue pletórico y en forma. Se cuida a cada instante, con sus largas caminatas de diez kilómetros como hábito diario de ejercicio y una alimentación moderada en calorías. Su truco: el CLM, Comer La Mitad, lo recuerda constantemente.

Pero también el donostiarra tiene margen, entre su ritmo diario de trabajo, de tomarse las cosas con calma y degustar a gusto. Ese momento es el del desayuno, cuando acude al corral y se trae un huevo para llevarlo a la sartén. Huevos que a veces están tibios, recién puesto por la gallina: absolutamente frescos.

Ese huevo del desayuno, "porque hay que empezar el día bien, no con café que eso es de estudiantes", bromeaba este jueves Arguiñano, lo toma frito, revuelto o en tortilla. Cabeza de jabalí, cebolletas pochadas, fueron algunas de las sugerencias nombradas. A ese hora tiene ganas de cocinar, como siempre. Si es para empezar bien el día, Karlos se toma bien en serio ese primer momento.

Y lo más importante. Lo suele hacer "en pelotas". "¿Vosotros no desayunáis en pelotas?", preguntaba el chef con una risa al público de El Hormiguero. "A lo mejor desayunáis con traje", ironizó.

Hacer el desayuno desnudo y después dar cuenta en la mesa sin demasiada ropa que interfiera la comodidad de ese momento es un rito para Arguiñano, que madruga bien para que le cunda el día y que amanezca con el sabor de un plato contundente antes de la caminata y de la jornada diaria de grabación. Un desayuno en pelotas para que el resto del día vaya enjaretado.