José Luis Moreno, de Monchito al pescadero Antonio Recio
Semblanza
La vocación artística del detenido productor y ventrílocuo nace de dos tíos que fueron estrellas internacionales y un padre que le formó en el mundo de las marionetas
En la biografía de José Luis Rodríguez Moreno (Madrid, 1947), detenido por presunta estafa multitudinaria en cifras y cómplices, se encuentra su vida pública a través de la televisión, con viralidades, programas taquilleros y momentos para el sonrojo; se halla también su vida privada con mansión donde fue atizado por unos kosovares dignos de Tarantino; y también su vida de delirios, que lo llevan a dominar la neurocirugía, más idiomas que Babel o tres esposas (griega, italiana y alemana). Aún preguntamos los que de niños vimos sus entrevistas si es verdad que actuó en la boda de Ana de Inglaterra (The Crown no aclaró la duda) y si fue cantante de ópera.
Lo único que hemos confirmado es que su abuelo, Antonio Moreno, actuaba de violinista en los mejores teatros de los tiempos de Cánovas del Castillo. Por entonces daba de comer a una inmensa prole de 19 vástagos (7 llegaron a adultos) en Peñaranda de Bracamonte, páramo salmantino, de la que le surgieron dos hijos artistazos, Felipe (1888-1966), ventrílocuo de postín, y Wenceslao (1896-1999), estrella de la TV estadounidense, animador de los soldados en la Segunda Guerra Mundial, y que tiene un tramo a su nombre en Nueva York, Wences Way, en la 54 esquina con Broadway.
Actuó 49 veces en El show de Ed Sullivan que es como ser más que Brad Pitt. En Los Simpson aparece un ventrílocuo, el de Gabo, homenaje al señor Wences, que se expresaba en un inglés de llanura castellana dando vida a su mano con unos labios pintados.
De esos dos tíos maternos José Luis, hijo de Josefa Moreno y de un titiritero (con toda la grandeza del oficio), Natalio Talio Rodríguez, el creador de Noche de estrellas, criado en Vicálvaro, tomó nota para elevarse como figura internacional, o al menos eso decía, cuando aparecía en TVE. En 1977 tenía su propio programa, Musiqueando, y entre especiales mientras daba giras por ahí, recaló en los 80 con su “uh, uh, uh” tan de Las Vegas.
A finales de los 70 en Gente joven su cuervo Rockefeller se atrevió a darse un bamboleo pélvico (como era un muñeco se entendía que no era ofensivo): fue la primera alusión concupiscente explícita que se recuerda en TVE. Rockefeller era descendiente del loro Kiko, uno de los muñecos de Felipe Moreno, quien se hizo famoso en los cabarets de hace un siglo con Ciriaquito. De ahí, Monchito, hijo del artista plutócrata.
La trayectoria de José Luis Moreno en TV es en parte la historia reciente de nuestro país. En el tugurio veraniego de Entre amigos, discoteca de los ejecutivos de Azca de Madrid, creó a partir de 1985 un show con artistas en playback en el esplendor de la esperanza felipista y donde triunfaba el tierno cateto de Macario. Con la apertura europea se convirtió en estrella de la RAI y de ahí a tomar contacto con Silvio Berlusconi.
Regresó en 1990 con Telecinco, al frente de VIP, el que encumbró a Emilio Aragón. Junto a sus apariciones financiaba proyectos teatrales, con su vena melómana y con su visión de carne, lentejuelas y nóminas cortas.
Luce el mayor símbolo del entretenimiento según el aznarismo hortera, Noche de fiesta (1999-2004) y sus nocheviejas, con su personal en ropa interior y matrimonios encorajinados ¿De dónde surgía esa inspiración de diálogos de toma y daca? Pues de los títeres de Talio, su padre.
Desde 1947 y hasta los 80 llevaba el teatrito del parque de El Retiro. Talio confeccionó las criaturas de José Luis y de los de su mejor alumna, Mari Carmen. Sí, la de los muñecos.
Cuando a partir de hoy vean Aquí no hay quien viva, la mejor telecomedia grabada en España, o La que se avecina, imaginen a Talio con sus títeres. José Luis Moreno se lo inculcó a sus sobrinos, Alberto y Laura. Con ellos acabó mal o al menos pusieron tierra de por medio cuando este mal pagador (según testimonio de Yolanda Ramos y varias decenas más) y tipo rencoroso se enredó en negocios que iban más allá de hacer emocionar.
En 2015 el director general de RTVE, José Antonio Sánchez, vio que era el momento de recuperar Noche de fiesta y fue de los rechazos más notorios de la audiencia. Con su productora Miramon Mendi dejó en la estacada a Antena 3 cuando tuvo que cerrar Aquí no hay quien viva tras la adquisición de un 15% de su empresa por Mediaset. Con Alba Adriática comenzó La que se avecina y en Canal Sur y otras autonómicas produjo un culebrón local de lujo, Planta 25, espejo de esos despachos donde se manejaba. En Telecinco rescató a sus muñecos para Tú sí que vales. La que fue su casa se relame.
En TVE colocó en 2017 su serie con apariencia de superproducción Reinas y cuando ya estaba vigilado por la policía anunció una superproducción medieval, a lo Juego de Tronos, Resplandor y tinieblas, grabada y sin destinatario, con Joan Collins y Jane Seymour, estrellas de la tele donde triunfaba aún el señor Wences. El tío de José Luis Moreno murió a los 103 años como recordada estrella. Le hubiera gustado ser como el señor Wences, pero optó parecerse a su personaje en Torrente 2.
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