Jesús Quintero y Joaquín cuando verdaderamente era un novato
Iconos del 'prime time'
El futbolista del Betis se ha convertido en el presentador televisivo con más audiencia al cabo de quince años y acudió, muy joven, tras el Mundial 2002, a 'Ratones coloraos'
La audiencia de 'Joaquín el novato' se dispara a gran éxito
Quintero, el bético que nunca fichó por el 'Madrid'
Ya es una coincidencia, como si fuera un encuentro involuntario, que el maestro de las entrevistas, el artesano de la televisión de autor, Jesús Quintero, falleciera dos días antes del exitoso debut de Joaquín como entrevistador y presentador en el prime time de Antena 3. No hablamos de sucesor, ni de relevo, pero sí de la evolución del conductor de un programa personal. Joaquín y Quintero tienen muchos puntos en común y el principal es que ambos saben qué funciona ante el público. Intuitivos en lo que pega el calambrazo más allá de la pantalla.
En la misma semana se ha marchado Jesús y aparece como presentador Joaquín. Con un 37,7% de cuota entre los espectadores andaluces y 3 millones de espectadores de media, un tercio de la gente ante el televisor, que tratándose del actual prime time, es una proeza. Joaquín el novato ha tenido un gran estreno y la tendencia apunta a que el formato de Proamagna mantendrá el tipo en sucesivas semanas aunque este listón sea alto. ¿Repetirá los 3 millones? Sí, depende del invitado, pero los miércoles son de este novato.
Y cuando el del Betis era un auténtico novato, un imberbe, veinte años antes, en la noches de Canal Sur, Ratones coloraos era uno de los formatos fundamentales de la autonómica. Por entonces Quintero llevaba catorce años perfeccionando su programa de entrevistas desde que irrumpiera en las madrugadas aquel El perro verde. El portuense Joaquín Sánchez llevaba seis años en el Betis, tres temporadas de profesional, y por entonces "se sentía cada vez más bético".
En el otoño de 2002 acudía por primera vez al plató del periodista onubense el jugador verdiblanco más prometedor y pese a haber sido quien fallara el penalti decisivo en el Mundial de Corea llegaba con el respaldo de la gente. Con 21 años entonces, era un chaval que estaba loco. Loco por una fiesta, por irse con los amigos y por arrancarse con el flamenco, aunque azorado pidió que el entrevistador no le pusiera en el compromiso de cantar. Ya cantará este próximo miércoles con Rosario Flores.
Fue la primera entrevista en prime time del veterano futbolista. Quintero, aficionado bético, estaba encantando con este joven que tenía reciente sus años de fútbol en la calle, soltero, de acento cerrado, onomatopeyas y respuestas todavía cortas. Ahí sí que era un novato Joaquín. Es de los que aprenden rápido.
A preguntas de Quintero, sus ídolos eran Figo, Beckham y opinaba que, pese a no haberle visto demasiado en el césped, Maradona era el mejor jugador de la historia. Más que Zidane, del que piropeaba su elegancia.
Uno de las claves de que el público se reuniera este miércoles en torno al futbolista es por su buen ambiente contagioso, su buen humor. "La alegría que tengo en el campo es la misma que en la calle. Soy alegre, me gusta reírme, no me gusta preocuparme por las cosas, ni pensar mucho. Soy el mismo dentro y fuera del campo", comentaba hace 20 años Joaquín y a día de hoy seguro que no cambiaría ni una coma. Si hay que analizar la longevidad deportiva de este jugador habría que incluir este afán por la alegría que le deja los telómeros de las células en forma.
"Soy aficionado al flamenco", decía, y le gustaba una juerga con su gente, "mis hermanas son muy flamencas". añadía. "Me gusta tó", agregaba, como ejemplo de su buena disposición a lo que fuera. Su torero favorito, José Tomás. "En el fútbol hay arte", añadía a la pregunta, y el "compás" en el campo lo llevaba él y muchos compañeros. "Cuando juego se nota que juega un andaluz. Nos diferenciamos. La escuela andaluza existe y es la mejor de España", sentenciaba. Los éxitos deportivos de los jugadores andaluces y de los clubes andaluces están ahí, sin mediar tanto talonario.
Ya por entonces Joaquín admitía con Quintero que la trascendencia del fútbol venía en parte por el poder de la televisión, que encumbra aún más a los futbolistas. "Los jugadores celebran los goles y se van para la cámara, con la tela de cámaras que hay en el estadio", reconocía admirado Joaquín. Al novato sí que le gusta una cámara y dirigirse a ella. Lo del programa de Antena 3 es un primer paso para dedicarse profesionalmente a la televisión.
Su peor momento, por supuesto entonces, el penalti ante Corea. "Después no lo viví tan mal gracias a la gente, cómo me acogió todo el mundo. Pensé que en España me iban a matar a bocaos. Todo lo contrario. Fue todo agradecimiento. Las niñas con el nombre en mi frente", describía en esta entrevista. En el momento del fallo lo que le hubiera gustado era haberse "metido en un boquete".
"Teníamos tantas ilusiones, con lo bien que íbamos y todo lo que había pasado", lamentaba. "Al portero ni lo miré, miré el árbitro, intenté hacerle la paradiña y me salió mal. Hice el amago y fue él que me engañó a mí", relató por su infausto disparo. "Todo lo que pasó fue importante para mí. Vivir un Mundial con 20 años. Con el recibimiento en Madrid, en Sevilla, en El Puerto...", comentaba el auténtico novato.
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