Jesús Gil y los excesos de 'Las noches de Tal y Tal' en Marbella
La Telecinco de Lazarov
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Valerio Lazarov, director de Telecinco cuando esta cadena llevaba poco más de un año de emisión de colorines y pechugas, encargó el primer 'docu-reality' en España aunque nadie lo bautizó así porque era un formato propagandístico, raro y de aspecto cutre. Las noches de Tal y Tal se creó a mayor gloria del estelar alcalde de Marbella, el también presidente del Atlético de Madrid Jesús Gil, que sólo semanas atrás había arrasado en las urnas, en un auténtico golpe de efecto, un golpe de estado de sugestión.
El principio de todo. El ovocito de la Operación Malaya. De eso hace 32 años, Gil aparecía subidito porque iniciaba su esplendor.
"Gil, y Tal y Tal, Gil... Superstaaar", cantaba el rap de la sintonía de Las noches de Tal y Tal, estrenado en julio de 1991, la proclamación del gilismo, la reacción al desencanto de la política 'oficial' local, que no había atendido como debía la recuperación económica y se había enfangado en su burocracia y su ampliación de competencias.
Ese contexto regaló el bastón de alcalde al popular futbolero y empresario. La desesperanza de los votantes marbellíes se revolvió hacia el orondo presidente, envuelto en patrioterismo local para tapar sus intereses personales. Y así, ufano y abierto, aparecía en las noches de Telecinco con sensacionales datos de audiencia aunque los audímetros no se habían puesto en marcha.
Las noches de Tal y Tal se ubicó en la entonces noche más estelar, la de los sábados (que terminó siendo al poco la de menor consumo, cosas de la evolución) y es la madre de todos los docu-realities que ahora empapelan las plataformas con Georgina Rodríguez o Tamara Falcó. Para ampliar la duración, y dado que era una producción semanal, Gil se veía arropado por las estrellas de cuentachistes de la cadena, que parecían una farmacia de guardia, e invitados traídos expresamente como Benny Hill, que abofeteaba a su amigo el alcalde. En realidad se pensó como publirreportaje para promocionar Marbella y terminó siendo un tostonazo más con Gil aburrido del experimento. Esa Marbella vaqueriza habría dado más de sí en otras manos (políticas y televisivas).
Est programa con Jesús Gil en la bañera rodeado de jóvenes forma parte de la historia más errática de Telecinco, más incluso que la actual. Para aliñar las noches de los sábados el alcalde marbellí lanzaba sus soflamas peronistas, manoseando su orgullo localista de cartón mientras se rodeaba de los humoristas de la cadena que aparecían por toda la programación: Jordi LP, Félix el Gato o Santiago Urrialde, futuro Rambo en Esta noche cruzamos el Mississippi. Y sobre todo, las Cacao Maravillao del concurso VIP y las chicas Chin Chin, de Ay, qué calor, que enseñaban los pechos en las primeras madrugadas de Telecinco.
Jesús se zambullía en el Jordán del jacuzzi, dispuesto a ser ungido como el mesías de Marbella (qué digo, Marbella, España entera). "Gil... y Tal y Tal". Un campamento de verano a la sombra del palmeral de la Milla de Oro. El turismo, qué gran invento. Un invento tan colosal como las comisiones. Como los docu-realities.
En el verano del 91 todo estaba por inventar, escribir. Valerio Lazarov, el director de una Telecinco llamada a ser el gran cascabel de la televisión en España, contempló a Jesús Gil como el perfecto trasunto español de su jefe italiano, Silvio Berlusconi. Telecinco acunaba el populismo. Jesús Gil, hace 32 años, era el alcalde más admirado porque la España de entonces era así de sugestionable, pero a las pocas semanas la sensación que dio es que todo era un bluf, aunque en Marbella tardarían en darse cuenta.
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