Isabel Pantoja, experta en impactos en TV, ¿se reinventará de nuevo?
Biografía televisada
"Yo soy una más de ustedes", Isabel Pantoja lo pronunció en forma de comunión en la Plaza de España de Madrid este viernes. Ella siempre ha sido así, una de nosotros. O una de ellos. Lo que hiciera falta. Isabel Pantoja, que recuerda perfectamente de donde viene aunque se le suele olvidar, se siente una más entre la gente pero por su ambición siempre picó alto. Su relación con el dinero es traumática, como hemos visto los espectadores durante décadas, y la televisión ha sido su fuente extra en varias ocasiones desde que descubrió casi como pionera que un golpe de efecto televisivo se convierte en marejada a favor.
Esas mismas aspiraciones de estar arriba la llevaron por ejemplo a descender de sopetón a la tierra. El amerizaje desde el helicóptero de Supervivientes 2019 ha sido uno de los momentazos recientes que llevaron en volandas a la edición anterior a la pandemia (la siguiente se desarrollaría en Honduras mientras los españoles estaban encerrados en sus casas) e Isabel Pantoja fue eliminada del reality al cabo de mes y medio porque los médicos observaban que por su salud no podía continuar.
Un apaño para cerrar el pórtico estelar de la cantante en su relación con Mediaset, etapa post-carcelaria que se saldó como jurado de Idol Kids, llorando entre niños prodigios, y concluyendo su periplo en Telecinco, cadena donde siempre se ensañaron con su apellido. Con la cartera algo mejorada ha pasado por el suplicio del confinamiento apurando cuentas, con portazo de su hijo Kiko Rivera al sentirse manipulado en la gestión de la herencia de su padre, Paquirri.
Ahora a ver qué pasará con Cantora, la finca que sólo pudo verse por dentro en televisión en la primavera de 1984, en el concurso A la caza del tesoro, con Miguel de la Quadra-Salcedo, apenas unos meses antes de la cogida mortal del diestro barbateño. Días antes de su muerte mientras era trasladado desde la plaza de Pozoblanco, Isabel Pantoja intervino en una actuación en el programa de los viernes Superstar (uno de esos gazpachos en play back que montaba Fernando Navarrete). Paquirri, serio, le lanzaba claveles a una esposa con la que por lo visto no vivía entonces un buen momento sentimental.
Y de aquella manera, alfombrada de claveles, la cantante sevillana de 22 primaveras fue alzada por la audiencia. Seis años antes, el 17 de marzo de 1978 Lauren Postigo se arrebataba en El Corral de la Morería presentando a la hija del fallecido cantaor algecireño Juan Pantoja. Cantares, que había ocupado el hueco del 'Un, dos, tres', era el programa por el que la copla era rehabilitada en la transición despojándola de su aspecto de vinculación al franquismo, pero Isabel Pantoja era distante a la anterior generación folclórica. Junto a otra paisana, María Jiménez, fueron las dos jóvenes surgidas del escaparate del intenso Postigo que congregaba con su orquesta a 20 millones de espectadores.
Bastó aquella noche del 78 para que Isabel Pantoja se instalara en las revistas. Antes había aparecido en el 'talent' 'Gente Joven' en una mañana dominical (por entonces los concursos de "jóvenes promesas" no se llamaba 'talent shows', ni imaginarlo) y en la Nochebuena del 76, con la democracia en el horno, apareció en un divertido especial musical que los severos críticos de los periódicos afearon.
Que aquella pipiola que también enseñaba escote en Curro Jiménez se convirtiera en un nombre de primera fila sólo era cuestión de poco tiempo, que por ella ambición ella lo tenía claro. Y su madre Ana Martín, fallecida el año pasado, también.
En su duelo durante varios lustros con Rocío Jurado, la afición que acudía a los recitales veraniegos se dividía entre la chipionera y la viuda de Paquirri, dos grandes voces, aunque en este encuentro de egos poderosos hay que adjudicar la victoria a la gaditana. De aquel mito de divas enfrentadas que no podía coincidir en el mismo sitio surgieron una riada de personajes que sigue ocupando revistas y programas, desde Rocío Carrasco a la superviviente Anabel Pantoja.
Su primo Kiko ya estuvo en Honduras, haciendo poco, y fue el señuelo para que Mediaset firmar la primera exclusiva con la dueña de Cantora que con Jorge Javier Vázquez despidió el año 2011 en la Puerta del Sol.
Ya por entonces, hace más de un decenio, Telecinco había triturado a la amiga de Encarna Sánchez y María del Monte, la pareja del alcalde de Marbella, una primera dama que le birló el puesto a Mayte Zaldívar y que acabaría arrastrada en la Operación Malaya emprendida desde aquella noche de Salsa rosa en la que Jesús Gil se puso bravucón con su ahijado Julián Muñoz.
En La Pera, el chalet marbellí, hacían guardia los fotógrafos y hasta el restaurante que regentaba la cantante del dientes, dientes se fue a pique con sus pollos. Con todo ese material tombolero en las cadenas privadas había material de sobra para llenar sus magacines y en el caso de Telecinco, un filón inagotable como pozo catarí.
Isabel Pantoja ha sido de las artistas que mejor ha administrado y aprovechado sus apariciones en televisión, aunque a veces se le fuera la cabeza llamando a Canal Sur, al programa de Agustín Bravo, por algo que había dicho la hermana de Paquirri en la Primera Cadena. "Dejadme en paz", pedía, pero ella siempre ha necesitado que la tengan en cuenta.
Por eso en 1985, investida como viuda de España, reapareció con su azulado disco necrológico 'Marinero de luces' para cantarlo en el Teatro Real y ante la reina Sofía, "Majestad, ante todo soy madre". Había Isabel para mucho rato, en este duelo de colosas de tonadilla y bata de cola con Rocío Jurado, disputándose el epílogo clásico. Pero además de los escenarios siempre hubo mucho más que contar y cantar.
El 2 de agosto cumplirá 66 años, aún con ganas para seguir en pie, reinventándose y rehaciéndose lo que haga falta. El fuego está encendido de nuevo. "Yo soy una más de ustedes".
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