La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
En el arranque del desarrollismo la televisión, que pronto iba a llegar, apareció por fin en los hogares andaluces en 1961. Cuando despuntaba la década de los 60 los previsores que podían adquirir un televisor (unas 15.000 pesetas de entonces, unos 5.000 euros ahora), llegaron a captar imágenes de Portugal, Alemania, Italia o Marruecos, pero hasta que no estuvo lista la antena de Guadalcanal, faro de aquellos nuevos tiempos, no se pudo captar TVE con nitidez en el sur. Guadalcanal, el nombre del serrano pueblo sevillano que se hacía presente en las sobreimpresiones de interrupción de la señal. La antena de nuestras interferencias se bajó del monte Hamapega (902 metros) en 2009, con el apagón analógico. La instalación en su momento costó 40 millones de pesetas, una inversión muy costosa, serían unos 6 millones de euros al cambio actual. Se inauguró el 1 de octubre de 1961, de forma oportunista con el 25º aniversario "de la exaltación de Franco a la Jefatura de Estado" durante la Guerra Civil. El 12 de octubre estuvo lista la retransmisión para Andalucía vía Navalvilla de Mella (Badajoz), aunque quedaron comarcas en sombra, a la espera de concluir la red de repetidores locales. A Málaga la televisión no llegó hasta enero del 62, con un enlace en Ronda. Almería fue la última provincia en sumarse. En provincias como Cádiz la tele no llegó con calidad hasta semanas después de la inauguración, ya avanzado el mes de noviembre.
La TVE de entonces sólo tenía un canal, con dos horas en la sobremesa, con su Telediario y con Mariano Medina como hombre del tiempo; interrupción a media tarde y unas cinco horas posteriores, donde sobresalía Herta Frankel y el caballo Furia en la programación infantil. O Los Misterios de la Dimensión Desconocida a la hora de la cena, junto a los contenidos teatrales y de zarzuela que se ofrecían en directo, ya que TVE en 1961 aún no había adquirido su primer vídeo. Los toros y el fútbol, a cuentagotas, eran el gran gancho para aquellos compradores de los primeros aparatos andaluces. El Gobierno trazó una red de teleclubes, que apenas pasó de carácter experimental y en Andalucía sólo se instalaron en Almería, Jaén, Montilla y Puerto Real. La incipiente clase media estaba dispuesta, como siempre, a afrontar todos los sacrificios y la venta de televisores creció rápidamente junto a un lento descenso en el precio. Había que pagar un canon pero, en nuestra similitud griega, se cobraba tarde y se pagaba peor. En 1965 lo anuló Franco para que TVE fuera servicio público. Gratis. Bueno, no tanto.
En la antena de Guadalcanal, un 'alambre' que era una ventana andaluza al mundo y una puerta al desarrollo, trabajaban cuatro personas, al filo del aburrimiento, encargadas de velar por la recepción y, en contadas ocasiones, por el envío de señales desde Andalucía hacia Madrid. Desde hace 55 años los andaluces vemos la tele. Después de los aragoneses somos los más voraces teleadictos. Casi 4 horas diarias. Y todo empezó por Sierra Morena.
Aquella antena de la sierra en Guadalcanal, a 138 kilómetros de la capital sevillana, recibía a través del canal 4 de la VHF, y conectaba a su vez con el repetidor de Navalvilla de Mella, en Badajoz, que a su vez tomaba de Puerto de San Vicente, en Toledo, y éste del de Cenicientos, en la sierra de Madrid.
La televisión también contribuyó al aprendizaje de insólita geografía rural española. A principios de los 70 se instalaría el repetidor de UHF que permitió acceder a la Segunda Cadena (que no llegaría a toda Andalucía hasta 1977). La franja de UHF, la analógica, donde se captaban todas las cadenas, dejó de funcionar en abril de 2010 relevándola la TDT.
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