Grandes fichajes, sonados fracasos
Ana Obregón, Máximo Pradera o Pedro Ruiz fueron los antecesores de los casos de El Duque y Pilar Rubio.
Maldita la hora. Vaya nombre desafortunado para un programa que no tuvo mucha fortuna. Máximo Pradera fue contratado por Antena 3 en el año 2001 cuando el ácido guionista triunfaba en las amables tardes de Lo + Plus junto a Fernando Schwartz y se revelaba como el único capaz de hacer frente a Javier Sardá y sus Crónicas marcianas. El late-show rival al de Telecinco no llegó al mes de vida. Se desfondó en audiencia frente al poderoso show de frikies e imitadores de Gestmusic. Antena 3 relevó aquel show de Max por un programa diario sobre la guerra de Afganistán. El costoso fichaje de Pradera (335 millones, entonces se manejaba la peseta) se desvaneció y el de las gafas se llevó un par de años medio ocioso a la espera de regresar con programas de radio sobre música clásica, que son su verdadera vocación. En la batalla contra los marcianos también cayeron Francis Lorenzo o Jesús Vázquez además del propio Pepe Navarro, creador indirecto del programa al marcharse a Antena 3 con el fugaz La sonrisa del pelícano en 1997 tras dejar plantado al Mississippi.
La historia de la televisión comercial está llena de grandes fichajes que pasaron al poco al trastero de las cadenas y que se convirtieron en un incordio más que otra cosa, como le ha venido sucediendo en estos meses a Telecinco con Pilar Rubio o con Miguel Ángel Silvestre El Duque. El que fuera protagonista de Sin tetas no hay paraíso se ha quedado sin la serie Hermanos, relevado por el lobuno granadino Antonio Velázquez. Se había desvanecido la confianza hacia el actor que se había convertido en un efímero sex symbol para las españolas. Entre los meses en barbecho y proyectos fallidos como Alakrana, Silvestre perdió su brillo y ahora busca nueva oportunidad enfrente, en Antena 3. Esos viajes de ida y vuelta entre las dos grandes cadenas privadas han sido frecuentes (ahora lo podría hacer Jaime Cantizano, por ejemplo, tras hacerlo casi todo el equipo de DEC). Le pasó también a María Teresa Campos, el gran fichaje de Antena 3 en el verano 2004, cuando dejó su reino matinal en Mediaset para encontrarse con menos seguidores en su nueva cadena. Algún improperio contra el consejero delegado de Telecinco, Paolo Vasile, le costó una verdadera persecución en los magacines de la competencia mientras se veía sin proyectos en el número 3. María Teresa, forjada en TVE, tuvo que resignarse y regresar a su antigua casa privada donde tanto (mediáticamente) la habían maltratado. A su vez, el fichaje de Telecinco en aquel trueque, Ana Rosa Quintana, cazada desde las tardes de Antena 3, le sigue funcionando a los de Berlusconi.
Pero Pilar Rubio, no. Fue contratada el propio Vasile cuando era la reportera del Sé lo que hicisteis en La Sexta, el programa que acumuló demandas de Telecinco por burlarse de sus contenidos. El fichaje fue un golpe de efecto añadido a la prohibición de utilizar imágenes de la competencia. Sé lo que hicisteis pereció por sus propios recursos y Pilar pareció que nunca fue aceptada por la audiencia como un rostro de Telecinco. OT, Piratas, Todo el mundo es bueno o el lamentable XXS de Cuatro forman una cuadrilla de cancelaciones para la chica de los ojos verdes. Con la crisis es muy caro mantener a figuras sin utilizar y se especuló con que Rubio cobraba un millón al año.
LOS MILLONES DE PEDRO
Pedro Ruiz le llegó a sacar aún más dinero, más de 600 millones de pesetas, vía judicial, a Antena 3 por la cancelación del infausto Con ustedes … Pedro Ruiz, que acabó en inhóspitas madrugadas. El periodista barcelonés fue uno de los sonados fichajes de Antonio Asensio, propietario del Grupo Z, cuando en 1992 adquirió la cadena que hasta entonces había dirigido Antonio Martín Ferrand. En el paquete de reformas también se incluía la contratación de la gran estrella de nueva era de la TV en España, Emilio Aragón. Milikito no pudo repetir la gloria de VIP Noche en su andadura por los shows de Antena 3. Noche noche fue cancelado en 1993 cuando lucía un 15,2% de cuota. Entonces era una birria de cifra, pero en estos tiempos de la TDT hubiera sido algo más que aceptable. Tras El juego de la Oca, muy costoso para lo que generaba en audiencia, Emilio Aragón se metió de lleno en las series.
OZORES Y 'EL SEXÓLOGO'
Juan Ramón Lucas también pasó a Antena 3 para hacer un breve OT de intérpretes teatrales, Escuela de actores, uno de los grandes fiascos del género, aunque el periodista que terminó recalando en RNE tuvo más oportunidades en la entonces casa de Telefónica.
En el apartado de series Ana Obregón encabezó en Antena 3 la peor serie de este siglo, Ellas y el sexo débil, sin poder repetir la fortuna de su comedia Ana y los siete de La 1. A la cadena privada ahora gestionada por Planeta también le corresponde haber programado la peor serie española del siglo XX, El Sexólogo, con Antonio Ozores, apelando a la más pura esencia de Los bingueros. TVE la encargó y la canceló en 1994 a los dos capítulos, entre la audiencia y la censura. Antena 3 la compró por 400 millones de pesetas creyendo que un lavado de cara bastaba para enderezarla, pero fue otro sonado fracaso en su repetición.
Cuando en España no se sabía fabricar series se creía que el tirón del protagonista era suficiente motivo para atraer a los espectadores aunque fallara el relato y la producción. Entre las series-batacazo figuran Pedro Osinaga, en TVE, con Ni contigo ni sin ti; Concha Velasco con Mamá quiere ser artista y Carmen Sevilla en Ada Madrina, para Antena 3; o Paco Rabal con De tal Paco tal astilla, para Telecinco. Y los dos intentos por hacer en España Las chicas de oro.
En los informativos, que requieren más fidelidad y constancia que el resto de formatos, no se han producido grandes fichajes de fugacidad estrepitosa pero sí Pedro Piqueras se marchó a Telecinco por estar infrautilizado en Antena 3; o Iñaki Gabilondo lamentó siempre haber dado el salto de la radio a Cuatro, donde navegó con índices de audiencia más que discretos. Rosa María Mateo se marchó de TVE para terminar arrinconada en las madrugadas de Antena 3.
Con la crisis las programaciones y las contrataciones se vuelven más conservadoras. El que se queda fuera de juego, como El Duque o Pilar Rubio, lo termina lamentándolo tanto en su cuenta corriente como en su prestigio.
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