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Frank Cuesta: "yo entiendo a la gente que le gustan los toros"

¿Cultura o tortura?

El naturalista estrena serie sobre la tauromaquia esta noche en DMax pero se siente un firme antitaurino

Frank Cuesta en la promoción de su nueva serie / Discovery
Francisco Andrés Gallardo

14 de octubre 2018 - 05:00

El naturalista Frank Cuesta Frank Cuestaes un antitaurino convencido, pero sus vivencias para el rodaje de su nueva temporada en DMax con Wild Frank le ha hecho recambiar y replantear algunos aspectos sobre la tauromaquia. Frank, desde esta noche a las 21.30, se deja de junglas, serpientes y fieras desconocidas y se adentra en la dehesa, en las plazas y en el negocio que envuelve al estoque.

–Usted vive en Tailandia. Así le será fácil escapar de la polémica que, de una parte y de otra, seguro que va a tener su serie.

–Llevo 21 años en Tailandia y de allí no me voy a ir, pero da igual donde éste. Yo sé que va a ser polémico y me voy a enterar por las redes sociales. Aunque estuviera en la luna voy a oír a unos y a otros. La gente en general es normal en sus opiniones, pero sé que habrá exaltados de todos los gustos.

–Hace una serie sobre los toros pero ¿no es usted antitaurino?

–Me voy a plantear conceptos en los que estaba equivocado pero yo sigo siendo antitaurino porque no me gustan los espectáculos con animales y donde se mate en vivo. Pero ahora he entendido mejor por qué les gusta a los taurinos .

–¿Qué le parece la crianza del toro de lidia?

–De todos los animales que conozco el toro de lidia es el que mejor vive. El mejor cuidado en cualquier parte del mundo. El toro es una princesa de la boca de fresa hasta que llega a la plaza. Y en la plaza es torturado y asesinado. Para unos es cultura, pero para mí es tortura. Entiendo que haya sido cultura en una época porque es un negocio como el cine y la música. La gente de la cultura se ha identificado con la tauromaquia por era lo que se llevaba. Pero los tiempos han cambiado y con las generaciones va a ir desapareciendo porque los jóvenes tienen otra forma de divertirse y de expresar su cultura.

–¿Puede usted llegar a ser amigo de un taurino?

–Yo entiendo a la gente que vive del toro. No son asesinos, no son sádicos. Un aficionado no es un asesino y comprendo que un joven de una gran ciudad no se sienta inclinado a aficionarse a los toros como un chico que viva en un pueblo de Extremadura o de Andalucía.

–¿Sufre cuando ve una corrida de toros?

–Yo veo morir animales todos los días. Estoy acostumbrado a la vida, la muerte, la sangre, el dolor. Animales van a morir todos los días lo que no me gusta es que la muerte se convierta en un espectáculo.

–¿Erradicaría las corridas de toros?

–No me pertenece tomar esa decisión. Todo se puede hablar. Entiendo que los toros han formado parte del paisaje de la cultura de mi país, aunque yo no lo eleve a cultura. Yo soy humanista y pondré por delante a una persona respecto a un animal. No voy a ser agresivo con alguien porque le guste la tauromaquia.

–¿Qué le parece la dehesa, que sobre todo existe por la crianza de los toros?

–Es preciosa. Es un centro cultural de animales creado por el hombre hace miles de años y con una gran diversidad biológica. La dehesa española va a seguir existiendo porque al ganadero le da igual si cría toros como otras cabezas de ganado más rentables. Los ganaderos crían toros porque lo entienden como una responsabilidad cultural. Si quieres desmantelar las dehesas para que no se críen toros de lidia a su vez te vas a cargar otras especies. Hay animales protegidos que están más seguros en las dehesas, donde también hay reptiles, anfibios...

–¿Pero es partidario de prohibir los festejos taurinos?

–No se puede hablar de prohibición, sería dictadura. La excusa no puede ser porque se matan animales, porque también se hace daño cuando se construye una autopista o contaminas cuando vas en un avión. Ser antitaurino no te otorga ser mejor que los demás. Si se prohibieran los toros el ganadero es el que menos sufriría porque tiene otras alternativas, pero afectaría al trabajo de muchas otras personas.

–Usted ha dicho que en diez años se acaban los toros...

–No quiero decir con eso un período concreto. Son diez o veinte o treinta años. Lo que está claro es que la tauromaquia se irá extinguiendo con las siguientes generaciones y cada año irá menos gente a las corridas.

–¿Es una solución no sacrificar al toro en la plaza?

–Es peor. Si al toro no lo matas en la plaza, sufre más. Toda esa fuerza, ese cuerpo en frío sufre más. En Portugal las reses se llevan días agonizando. Es brutal. Una vaca llega a sufrir más en el matadero que un toro en la plaza.

Los toreros

Lo dice su nombre: son matadores. No son asesinos, ni maltratadores

–¿Los festejos serán casi un evento privado?

–Las leyes se encaminan a eliminar los espectáculos con animales. Las corridas irán quedando en ciudades muy concretas.

–¿Antes se deberían extinguir las fiestas con vaquillas?

–Volvemos a lo mismo. Esas celebraciones generan mucho dinero en torno a la ganadería, transportistas, veterinarios... Hay que buscar otras alternativas y se tienen que buscar entre todos.

–¿Qué opinión tiene de los toreros?

–Son profesionales y su nombre lo dice: son matadores. No maltratadores, ni asesinos. También se maltrata a esos perros que esperan 16 horas a solas en una casa a que aparezca su dueño.

–¿Si con 20 años hace este programa tendría otra opinión?

–La opinión sobre los toros no es cuestión de edad. Rechazo las corridas pero jamás he pensado que un torero sea un asesino.

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