Muere el actor Arturo Fernández
Adiós al galán del cine y el teatro español
El intérprete contaba con 90 años y había vivido un último año lleno de achaques aunque su intención era no dejar nunca la escena
El actor asturiano Arturo Fernández ha muerto esta madrugada en Madrid a los 90 años de edad de un cáncer que avanzó rápidamente. El intérprete de tantas películas, obras de teatro y que alcanzó también mucha popularidad a través de la televisión se encontraba hospitalizado en la clínica Ruber por problemas de salud por los que tuvo que interrumpir su actuación de la obra Alta Seducción en el Teatro Amaya de Madrid compartiendo escenario con Carmen del Valle.
El veterano actor llevaba un año duro en cuanto a problemas de salud pues fue hospitalizado por tercera vez en lo que va de 2019.
A principios de abril padeció una dolencia estomacal que le llevó a tener que ser intervenido. Un par de semanas más tarde, ya en mayo, anunciaba la cancelación de su obra de teatro tras caerse y romperse una pierna. Ahora, cuando estaba previsto que volviese a las tablas con su obra, Alta seducción, ha sufrido una recaída que le llevó, de nuevo, a precisar ayuda médica. El galán por excelencia había alcanzado los 90 años, cumplidos el pasado febrero. En su última etapa, por veteranía, sus simpatías conservadores le llevaron a tener encontronazos dialécticos en las redes y en los medios con dirigentes de formaciones como Podemos. Pero su trayectoria de 70 años en la actuación no puede limitarse a esas frases, a su impostura de icono superado y a su "chatín" que se prodigó por sus discretas series televisivas que le dieron no obstante mucha popularidad.
Un icono del 'Cine de barrio'
Su edad se antojaba improbable. El personaje en que realmente se había convertido, el que aparecía en las carteleras y entrevistas en televisión, renegaba su edad, entre lo ejemplar y lo coqueto. Era el Arturo Fernández que se había prodigado por Cine de barrio, donde de forma recurrente se han emitido sus películas románticas, sus comedias urbanas del desarrollismo y sus tramas costumbristas.
Era el galán de Las chicas de la Cruz Roja, de Rafael J. Salvia, de 1958, con Concha Velasco, Antonio Casal o Katia Loritz, iconos de una época en la que España había comenzado a cambiar.
Hijo único de un matrimonio asturiano, su padre se exilió con la Guerra Civil por su militancia anarquista. El fallecido actor tuvo una infancia complicada y por su porte se decidió a probar suerte en los escenarios y pronto le llegaron las oportunidades. Desde la compañía de Conchita Montes y Rafael Rivelles dio el salto a la pantalla, con incursiones en películas como La trinca del aire hasta alcanzar su protagonismo más destacado, como delincuente en una Barcelona de cine negro en Distrito Quinto, de Julio Coll, en 1958.
La casa de la Troya (1959), María, matrícula de Bilbao (1960), la gaditana La viudita naviera (1962) y formando pareja con Carmen Sevilla en Camino del Rocío (1966) (en duelo con Paco Rabal), con Lina Morgan en La tonta del bote, o con Lola Flores en Casa Flora (1973), donde coincidió con Máximo Valverde o Camarón, sus apariciones siguen siendo actuales por las continuas reposiciones de estos títulos comerciales en las cadenas de televisión. Lo convirtieron en presente aunque desde hace años ya era pasado. En 1991 protagonizó con Isabel Pantoja El día que nací yo, segunda intervención de la viudita tonadillera que fracasó en la taquilla.
En TVE protagonizó algunos Estudios 1 como Dulce pájaro de juventud, tras muchos años interpretándola en los escenarios, pero por sus abundantes y exitosos compromisos teatrales de vodeviles no tuvo frecuencia en la época dorada de los dramáticos de la cadena pública. En la serie de Jaime de Armiñán Las doce caras de Eva, en 1971, intervino en el episodio Cáncer con Antonio Ferrandis y Paco Valladares.
Una de sus apariciones en el cine más afortunadas fue en el rol de pícaro crepuscular, junto a un Paco Rabal en racha, con Truhanes, en 1983, de Miguel Hermoso, donde también aparecía Lola Flores. De aquellos personajes que calaron en una audiencia que se estaba escapando al videoclub se probó con una de las primeras series de Telecinco, de igual nombre, en 1993. Todavía la industria de la ficción televisiva española estaba en mantillas y el proyecto pinchó. Pero Arturo ya está con el objetivo puesto en rentabilizar su presencia en las cadenas para a su vez dar bombo a su trabajo en el escenario, que a fin de cuentas era lo que le apasionaba. En el montaje La chica del asiento de atrás, en 1983, su trasero se convirtió en el más popular de España, con un desnudo integral masculino que causó sensación en su momento.
Pilar Miró como directora general de RTVE, contó con él para encargarse personalmente del Especial Nochevieja de 1987, con Carmen Maura de pareja, en un maratón que no es de los más recordados por ellos, sino porque fue el de la famosa teta de Sabrina.
Con otra veterana como Lola Herrera encontró su gran popularidad vía catódica con La casa de los líos, telecomedia pura en Antena 3, proyecto de Eduardo Campoy, donde con la maquinaria necesaria de gags se convirtió en la compañía de los domingos por la noche entre 1996 y 2000. Arturo, acompañado de Florinda Chico o Miriam Díaz Aroca, tenía ya ese "chatín" (y "chatina") en la boca que transportó al lenguaje coloquial de los españoles. En la ficción era el hermano de Lola que se quedaba a vivir en su casa tras divorciarse y allí hacía vida de soltero de oro, entre sobrinos, amigotes y ligues despampanantes: Arturo en esencia.
En 2007 TVE tuvo el despropósito de encargar Como el perro y el gato, donde Arturo daba vida a un personaje arquetípico suyo y un fraile imposible, compañero de otro veterano de la revista y el vodevil teatral, Quique Camoiras. La audiencia castigó con su indiferencia esta pobre y desfasada comedia, impropia para una corporación pública que sólo unos meses antes había formado un ERE de reconversión considerable.
En la vida real estuvo casado con María Isabel Sensat en 1967 y el matrimonio duró 10 años, con tres hijos en común. Su pareja desde 1980 era Carmen Quesada, sin causar escándalos que afectaran a su relación de cara al público. Su atuendo e ínfulas de ligón nunca fueron obstáculo para llevar una apacible vida sentimental.
La capilla ardiente se instalará en Gijón
El Teatro Jovellanos de Gijón albergará a partir de mañana viernes la capilla ardiente del actor, nacido en esta localidad asturiana el 21 de febrero de 1929. El Consistorio gijonés ha decretado tres días de luto oficial en los que las banderas ondearán a media asta.
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