¿Atacaron Sevilla y Jerez al Reino Unido en 1982?

Un tango en el condado de York

Lucía acudía con el castizo 'Él' al Festival de Eurovisión celebrado hace 40 años, en plena guerra de las Malvinas

La sevillana Lucía, la cantante española hace 40 años en el Festival de Eurovisión
La sevillana Lucía, la cantante española hace 40 años en el Festival de Eurovisión

Resuena como una provocación resultona y sexy la participación de la sevillana Lucía en el Festival de Eurovisión de 1982. Margaret Thatcher enviaba a sus navíos a los elementos del Atlántico Sur para recuperar los islotes de las Malvinas tomados por la Argentina de la junta militar de Galtieri cuando en un recortado escenario de Harrogate, en el condado de York, sonaba un tango milonguero con la estampa de La Ruina. La Ruina, el nombre artístico de María Isabel, antes muerta que sencilla. Esta María Isabel tiene de apellidos Rodríguez Lineros pero para todo el mundo era Lucía. La chica de melena eterna que jadeaba ante el micrófono mientras la agarraba por la cintura un paisano, Manuel Taravilla, maestro con las castañuelas, golpe de efecto en vivo.

Lucía parecía estar de vuelta pero sólo tenía 18 años, estudiaba COU aunque debía estudiar después de estar libre de 8 a 10 por quién se decidía su corazón: si por un chico aburrido y responsable, él, o un tipo más interesante y canalla al que se dirigía en la canción. Alguno llegó a interpretar una justificación de la Ley del Divorcio, y sin que existieran las redes sociales. Todo eso a ritmo sincopado bonaerense. En la TVE tomada por la línea dura de UCD, con Carlos Robles Piquer de director general, cuñado de Manuel Fraga, las opiniones estaban divididas: por un lado se temía que un tango en el corazón del Reino Unido era una provocación y otros creían que era una protesta sonora en favor de las pretensiones argentinas y, de paso, una reclamación sobre Gibraltar.

Lucía, a ritmo de tango, en Eurovisión 1982
Lucía, a ritmo de tango, en Eurovisión 1982

España fue la única democracia europea que apoyaba a los argentinos en esta guerra. Aquel Eurovisión donde los bombazos no resonaban cerca (no como en este año) ganó una canción pacifista, de arpa y arco iris: la alemana Nicole y su guitarra blanca y su Ein Bisschen Frieden, Un poco de paz.

Pero en España nunca han faltado ganas de pelea, o al menos meter el dedo en algún ojo británico. Lo de enviar un tango con la milonga de las Malvinas no fue algo premeditado. La entonces desconocida Lucía fue anunciando el 24 de febrero del mundialista 82 y Él fue el tema elegido de una decena de maquetas con la garbosa sevillana, un mes antes de que se agriara el ambiente allí abajo donde el Atlántico divisa a la Antártida.

TVE pretendía por entonces hacer un buen papel en el festival (por entonces, por la competencia y conceptos trillados no era difícil) y con tal de no pasar desapercibidos ya era suficiente. Ningún cantante de renombre quería someterse al cadalso de los points así que las discográficas proponían productos en ciernes. Ahí estaba Bertín Osborne, tras su primer verano entre fans del Amor mediterráneo, que hubiera ido a Eurovisión con Abrázame.

También estuvo en la mesa (entre unas 70 candidaturas que no llamaban la atención) el nombre de Emilio Aragón, dispuesto a todo tras dejar de ser Milikito. Ibáñez Serrador llegaría a probarlo como presentador del Un, dos, tres en aquellos meses. Su propuesta eurovisiva sería alguna de las baladas de aquellas que cantó en su posterior programa de humor en solitario, Ni en vivo ni en directo.

Eurovisión por entonces no tenía la raigambre de sus primeros lustros ni la expectación mediática de estos tiempos. La preparación de Lucía era muy de trastienda, de página interior de las revistas, pero fue entonces cuando estalla el conflicto de las Malvinas y lo de poner un tango en la casa de Margater Thatcher suena a efecto de batalla.

Finlandia envió a un tal Kojo a protestar por las armas nucleares y en su caso se trajo la indiferencia de los cero puntos.

En TVE no se amilanaron ante la casualidad. No hubo marcha atrás: Lucía, futura esposa del bético-sevillista Diego, bailó un tango y mientras cantaba otra pareja evocaba a los paisanos de Gardel. Una propuesta cañí, de señas de identidad españolas, por tanto andaluzas, que compuso el jerezano Paco Cepero (compositor de Lolita, de Isabel Pantoja y que convertiría a Chiquetete en una figura melódica) y el letrista malagueño Ignacio Román.

El videoclip no escondía la autoafirmación castiza de la propuesta. El videoclip se grabó entre el Guadalquivir (navegando ante la Torre del Oro) y la jerezana Escuela de Arte Ecuestre, más unos venenciadores de fino mientras la chica galopa y corta el viento cuando pasa por El Puerto caminito de Jerez. No faltaba ni un tópico posible sobre la Andalucía la Baja.

Él era un desgarro pasional que estuvo bien interpretado en el pabellón de Harrogate, con la música en vivo dirigida por Miguel Ángel Varona. "Luquía", como la presentó la conductora de la gala, estuvo por encima de la media de un festival que ahora se nos antojaría como una fiesta de provincias.

Pero, vamos a ver ¿se cabrearon los ingleses con la canción enviada por España? Por lo menos en aquel pabellón hubo aplauso unánime al tango. En la retransmisión no se percibe ninguna reacción de desagrado. Entre los varios miles de espectadores no había hooligans, ni haters. A la BBC lo de que sonaran aires argentinos no le iba ni le venía, así que la reclamación por las Malvinas pretendida por los políticos más flamencos de UCD fue indiferente. Reino Unido no dio ni un punto a España, pero como en tantas ocasiones (y no había televoto, todo lo decidía en cada país un pequeño jurado).

A Lucía, que participaría en tiempos recientes en La granja de los famosos, no le votaron ni Portugal, lni los países nórdicos excepto Finlandia, ni los Países Bajos ni Austria. Los 52 puntos fueron de la devoción de Chipre, Turquía, Israel, países mediterráneos que se reconocieron en los sones étnicos, más otros votos muy incondicionales de España como los fineses, suizos, yugoslavos y belgas. Lucía quedó décima de 18. Faltaron Grecia (la ministra Melina Mercouri se cargó la candidatura prevista), Italia, Francia.

En un año de desánimo eurovisivo lo de cantar un tango en York, porque nunca ha habido marcha en el condado de York, tenía hasta su gracia.

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