La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Crónica para escépticos
Bienvenidos a la crónica escéptica de La isla de las tentaciones para gente que no ve el programa. Si hoy tiene que hablar en la oficina o en la cola del súper sobre qué pasó, diga que lo de ayer en Cuatro fue una noche épica, que se veía venir. En resumen: Adiós, Christofer. No podía ser de otra manera.
Emplazó a Fani, su ex amada Estefaníaaaa, a hablar sobre el futuro de ambos y vistas aquellas imágenes gráciles y elásticas de la novia en manos de Rubén estaba claro que el futuro era más bien cortito. Lo que duran dos peces de hielo en whisky on the rocks o dos brasas en la hoguera dominicana.
Y todo ante más de 3 millones de seres humanos en su casa: 3.118.000 espectadores, 26,9%, más que el Real Madrid en el mismo Cuatro en la Copa, por comparar.
Decíamos, Fani vino a excusarse atacando, que había sido reclutado por el programa cuando la amargura vagaba por su existencia y que fue tocar la musculatura de su tentador y ver la luz y la alegría de vivir. "Llegué borde, seria y con una coraza. Poco a poco Rubén y la gente de la casa me ha hecho quitarme el caparazón. Y ahora estoy viviendo". Si esta frase hubiera sido un puñetazo no hubiera noqueada de manera tan contundente a Christofer.
El chileno-madrileño-sevillano, tras visionados y chulería de su ya ex pareja, no le quedaba otra que abandonar la arena, irse por donde vino y aguantar allá donde trabaja que le siga gritando el nombre de moda en 2020. "Eres mala, muy mala, me has desgarrado", vino a decir Christofer en su epitafio. Y tiene razón, en La isla de las tentaciones los clichés están para tirarlos por los suelos.
"He llorado lo más grande, he sufrido lo que nunca en mi vida, pero llega un punto en que no me salen las lágrimas", en un lamento del cornúpeto concursante que sería digno para reformar el repertorio de Los Panchos.
Fani volvió a su Villa Montaña a reencontrarse con su jardín secreto (hombre, secreto, no, para entendernos), con su nueva vida de jajá-jijí para confesarle a Rubén lo a gustito en que se halla en estos instantes.
La siguiente historia que ya ha empezado a arder en las redes a Fahrenheit 451 es el pacto de Álex y Julián, novio y tentador, con Fiama, para llevar sus pulsiones pélvicas a los extremos. Y ahora ha saltado todo por los aires en este flanco.
Pero si le sacan la conversación de esto, o de la ampliación de queratina de Ismael al ver las imágenes de Andrea y Óscar, usted sigue erre que erre con el pobre Christofer, triste mártir de nuestra telerrealidad.
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