'Campechanos' con paso firme
El programa agropecuario de los sábados de Canal Sur emite su octava temporada
Presentan cada semana la vida cotidiana de agricultores, ganaderos, pequeños industriales, del ámbito rural andaluz. Una serie enraizada en la tierra que ya va por su octava temporada y que sigue descubriendo rincones imprevistos y personajes tan sinceros como llamativos de nuestros paisajes. Campechanos, previo al informativo Noticias 2, va por su octava temporada en Canal Sur y sigue reuniendo a una audiencia asombrada y curiosa por estos paisanos. Ya han pasado por el programa más de 360 testimonios, con otras tantas localidades, y ante una nueva tanda se alcanzarían los 400 y casi el centenar de entregas.
"Nos llaman desde todos los puntos de Andalucía, desde los sitios más impensables, y a su vez nos seguimos sorprendiendo por la acogida e implicación de los que aparecen", expresa Carlos Molina Lamothe, productor ejecutivo de Campechanos, de la firma Savitel. Julio Villanueva es el director de un espacio algo heterodoxo que apareció en la parrilla en 2014. "Somos neutros porque damos toda la importancia al protagonista. No hay narrador, sólo rótulos que complementan lo que cuentan y viven los artesanos, los agricultores, los ganaderos", añade Molina. Cada lugar que aparece recibe a continuación numerosas visitas de andaluces que quieren conocer así mejor lo que han visto en un programa con tratamiento de documental y que por su atemporalidad siempre invita a curiosear entre sus protagonistas. "A los espectadores les puede recordar aquel Vivir cada día de TVE. Estamos un día completo con cada uno de los participantes. Les dejamos hablar, nos cuentan todo a su aire", revela el productor ejecutivo.
Tamara Benítez, una de las reporteras, ha sido de las que ha llevado el equipo hasta lugares insospechados, campo a través, para colocar la cámara a ras de los nidos de las rapaces o en alguna cañada intransitable. "Comemos y hacemos la vida junto a los campechanos. Son experiencias irrepetibles en cada reportaje", añade Tamara, que incluso ha recibido poesías de sus entrevistados, como la que le envió Juan Antonio Moreno, de Loja.
En las últimas temporadas se han añadido los drones, que complementan con sus planos fascinantes. "Y alternamos toda la pluralidad posible, todo el crisol del campo andaluz, en clave positiva", recalca Carlos Molina, admirador de la simpatía de estos campechanos que reúnen sobre los 180.000 espectadores cada sábado, con picos de 350.000 en invierno.
Del páramo en Zújar a la dehesa de Santa Olalla
Entre las historias personales que han ido apareciendo a lo largo de estas ocho temporadas en Campechanos, la reportera Tamara Benítez destaca, por ejemplo, a Inés Otero, de Carmona, que junto a su pareja ha transformado un terreno familiar abandonado en el que vienen recuperando especies autóctonas. En la onubense Santa Olalla del Cala encontraron a una alemana, Ulrike Mohring, que llegó de estudiante y años después no puede pensar en una vida alejada de las dehesas. En Zújar acompañaron en pleno altiplano granadino a un pastor, Antonio Hernández. En pleno páramo pedregoso las ovejas levantaban las piedra para tomar los brotes tiernos. Un desafío a lo que brinda la naturaleza.
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