2025
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Sin 'Cachitos' por proteger a Julia Otero

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Virginia Díaz en la presentación, disfrazada, de un 'Cachitos' / RTVE

Hay que verlo día a día para creerlo. Pero TVE está comportándose como si fuese una televisión privada en lo concierne a su forma de programar. Y de contraprogramar. La semana que hoy concluye es un buen ejemplo de ello. Mientras quienes veíamos la señal de La 1 a través de las plataformas en la noche del martes 17 de enero, al pulsar el mando a distancia, se supone que estábamos sintonizando una noche temática de Viaje al centro de la tele con cuatro entregas, lo que en realidad estaba apareciendo en pantalla era el estreno de Días de tele, la gran apuesta del trimestre.

El regreso a la televisión de Julia Otero, con más de cinco millones de presupuesto y 440.000 euros por programa, con la colaboración de La Coproductora, vinculada al grupo Prisa, logró un 11% de audiencia, igualando el regreso de Viajando con Chester en Cuatro.

Acompañaban a Julia Otero los eternos Lolita y Paco León, y a Risto Mejide, Cayetano Martínez de Irujo y Mia Meneses. Pero en esta batalla incruenta había un damnificado del que nadie ha hablado: Cachitos de hierro y cromo.

El estreno de su nueva temporada fue anunciado por TVE para el martes 10 de enero. El título de su primer episodio era Autoestima, leitmotiv de todas sus canciones. Pero llegado el día se sustituyó por un largometraje, lo mismo que sucedió el martes 17. Dado que TVE no está anunciando las fechas de lanzamiento de sus programas estrella de La 1 hasta sus vísperas (Plan de tarde, Todos contra uno) mucho nos tememos que la parrilla de La 2 también esté siendo una víctima colateral de esta situación.

El objetivo principal de la actual corporación es afianzar los datos de audiencia de La 1 como sea. El lema de los consejeros es bien conocido: una televisión invisible no tiene ningún sentido. Algo que se opone a los principios de quien les habla. Porque no podemos olvidar la mayor. Nos situamos en los territorios de la televisión pública. Más todavía. Desde 2010, nos situamos en un territorio en el que no hay que alimentar al monstruo con ingresos mediante pausas publicitarias. Un matiz importante que modifica, o debería condicionar bastante, los puntos de vista de los programadores.

A partir de aquí se puede iniciar el debate.

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