Los 'Autorretratos' de Pablo Lizcano
Paseo por RTVE.es
El fallecido comunicador se relegaba a un segundo plano para que brillaran sus entrevistados. RTVE.es cuenta con 41 entregas
Autorretrato no dejaba de ser un programa de entrevistas al uso.
Eso sí, llevado a cabo por alguien tan inusual como Pablo Lizcano. Un comunicador sosegado, calmo, meditabundo, que se apartaba muy y mucho de lo que se esperaba de un presentador televisivo del momento.
En Autorretrato, de una hora de duración, cabía una extensa conversación del alma del programa con su invitado, a la que se añadía un cuestionario tipo en donde se le preguntaban sin darle tiempo para pensar qué se llevaría a una isla desierta, cuál es su mayor virtud y su mayor defecto y cosas por el estilo.Hoy sería impensable un Autorretrato concebido a la manera de Lizcano. Reflexivo, repleto de pausas, dando tiempo para respirar.
Es verdad que en la misma década de los ochenta Jesús Quintero practicó la entrevista sosegada en El perro verde, pero la diferencia estribaba en que mientras Quintero, como después Pedro Ruiz o Julia Otero, presentaron programas de entrevistas en los que “se veía” a la estrella, en el caso de Autorretrato Pablo Lizcano se hacía invisible enfrente de sus entrevistados, de forma que solamente brillaba la persona que tenía enfrente. Así de humilde era. En su día fue conocido por su romance con Massiel. Aunque los últimos años de su vida los compartió con Rosa Montero, de la que recomiendo recuperen la hermosa entrevista que le realizó Mari Cruz Soriano en Gigantes, emitida el pasado otoño. Ahí se percibe a Lizcano en estado puro.
En la página web de RTVE se puede ver 41 entregas de Autorretrato, dedicadas a otros tantos personajes. La primera invitada fue Alaska; los últimos, Luis del Olmo y Pedro Almodóvar. Entre medias, del 10 de enero de 1984 hasta el 1 de enero de 1985 pasaron por el plató artistas como Ana Belén, Celia Gámez, Lina Morgan o Ángel Pavlosky. Recuperar este programa es gozoso. Todas las entregas, de la primera a la última, además de deleitar, ayudan a conocer los entresijos del ser humano. Esas zonas inexpugnables.
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