2025
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Arteta harta frente al fraude de Celia Villalobos

Crónca de MasterChef Celebrity

La primera gala de la quinta edición se salda con el asesinato en masa de un bonito, una prueba colectiva que fue duelo de divas y la justa expulsión de David Fernández

Celia Villalobos y más allá Ainhoa Arteta, en el arranque del programa / RTVE

Ainhoa Arteta harta. Nos harta. Un momentito de bel canto es siempre un regalo, ametrallar cada momento con un retazo lírico supera los límites de tostón. Pero esto ha arrancado rápido como una comedia y la soprano casi se nos echa a llorar ante la mandona de Celia Villalobos, que supera los límites de personaje. La de Málaga va a tirar con bala cada vez que pueda, está despechada de sus lealtades a los dirigentes del PP, siente que su vida ha sido en parte un desperdicio por siniestros habitantes de la política. ¿Cuál fue su primer plato? Fraude de tartar de bonito. Y en la próxima semana hará chorizos. Celia, sé fuerte. Ainhoa nos harta y se harta.

"Estoy hasta los huevos", dijo literalmente la tolosarra sobre la ex diputada. Aquí no hay tomate, hay egos veteranos.

Saltaron chispas entre Ainhoa y Celia en el castillo de Santa Catalina. La quina. La maestra del Candy Crush nos ha regalado un nuevo famoso, "Fonsi". Al asesor de cada Nochevieja de Cristina Pedroche ya tiene nuevo nombre, mientras Pepe Rodríguez no sabía distinguir estre "Yosi" y "Josie" (Yousi, vamos), la marca del dueño de la bruma facial, el que se pone el spray en la cara para que no se le quede como una ñora.

Josie sabíamos que iba a dar grandes días, pero ahora nos lo ha confirmado. Hace platitos monos de esparraguitos degradados (que Pepe los destroza de un trinchado), le horroriza que a su pelo se le quede el pestazo a fritanga, tiene siempre una comparación histórica para cada momento y le va a cambiar el look de manchego formalito al de El Bohío.

MasterChef Celebrity obliga al rito de las nocheviejas de Valerio Lazarov, aguantar en el sofá hasta las tantas entre numeritos y cuando la cosa parece decaer, siempre hay algo que despierta. Si MasterChef es largo y TVE no sabe programarlo, ahí hace ya años que hemos tirado la toalla. Pese a la duración inabarcable, en estos momentos no hay un programa más divertido y sorprendente en el prime time. Se ha convertido en una evolución refinada de los realities de Telecinco.

Le esculpe una cara nueva a sus participantes. Ahora mismo es una gatera de 16 aspirantes despistados, pero el cedazo de las pruebas nos irá dejando lo mollar.

El primero en caer fue Rodolfo Chikilicuatre: David Fernández traía muy poca idea y esas cosas se pagan. Muy buena gente y con momentos ingeniosos pero no sabía ni cortar una cebolla y masacró unas cuantas perdices de Jaén.

Y esto no ha hecho más que empezar. Para los que no vieron la primera gala de MasterChef Celebrity les tenemos que decir que por muy largo que sea (duró 3 horas y 52 minutos, más que un discurso de Pedro Sánchez en el confinamiento), compensa las reacciones y desplantes inesperados de la pandilla, el jurado comenzó duro (con conato de bronca entre Jordi y sus toritos, sus iguales, Jesús Castro y Juanjo Ballesta, crac, crac) y cada celebrity llegó con su cliché.

Lo dicho, Jesús Castro con cara de malito, Ainhoa dando el do de pecho, Celia dando broncas, Florentino sacando un desternillante Krispín Klander (ante su alter ego, "Flosie"), La Terremoto de Alcorcon, La Terre, destapando retranca y Lucía Dominguín emulando a su gemela, Mercedes Milá. Cada uno se coloca a gusto su sambenito a la vez que muestra su escaso bagaje de cocina.

La propia maquinaria de MasterChef ya irá moldeando a cada chef en potencia e irá sacando lo mejor a los mejores. Como modelos, de jurados al arrancar la noche, Saúl Craviotto y Miguel Ángel Muñoz, los dos primeros ganadores de la versión.

Aquí el momento Flosie

Jordi, que siempre tiene ganas de bronca con los novatos, como el sargento de La chaqueta metálica, se tuvo que prendar al final de la personalidad rústica de Juanjo Ballesta, que en principio había confundido con chulería. Es de un entusiasmo desbordante y con unos intestinos algo descontrolados: ha sido el primer aspirante de la historia del programa en marcharse en plena elaboración de un plato para una urgencia en el servicio. El chef del Abac nos recordó que cuando se está en faena hay que llegar descargado y atendido de casa.

Entre las revelaciones, Nicolás Coronado, con más bagaje y buena voluntad de lo que presentíamos, un cacho pan que trabaja con esfuerzo y se quiere llevar bien con todo el mundo. Le pasó factura el cariño de su tía Lucía Dominguín y ambos, por la prueba colectiva en Jaén, acabaron en la eliminatoria. Y Gonzalo Miró, que se ha preparado bastante pero no lo quiere relevar. Perico Delgado no se trajo la bicicleta (para emular a Ainhoa) pero todo fueron comparaciones alpinas en su platos. Es un tipo voluntarioso y discreto que seguro que evolucionará en las sartenes.

Raquel Sánchez Silva, 'enchufada' por su trayectoria de presentadora con Shine con Maestros de la costura comparó todo lo que hizo con su espacio de tijeras, pero Caprile se merece algo más. Y la onubense Laura Sánchez tiene todo el empeño pero le falta serenidad.

Entre los mosqueos de Arteta y Celia Villalobos han quedado difuminados por ahora otros integrantes de la tanda como una nerviosa Melani Olivares y una modosita Raquel Meroño, cuyo apellido nos va a dar grandes rimas líricas en semanas próximas.

Por ahora nos conformamos con Krispín...

Como resumen de esta primera gala, sobre todo para los que no la vieron, la primera prueba fue una escabechina de bonito. Todo muy feo, dado el nivel de los novatos. Un asesinato en masa del descuartizado pez cantábrico que después fue maltratado en cocciones pasadas, con un plato sorpresa añadido que debieron hacer los ya desnortados concursantes. Un desastre y el mencionado fraude de tartar de Celia. El hierático Jesús Castro presentó un "bonito a dos velas" tras echar a perder "la mandanga". Ahí comenzó la bronca de Jordi. Nicolás y Gonzalo fueron los mejores y convertidos en capitanes en el parador jiennense.

En la prueba colectiva, los de Gonzalo Miró tuvieron más orden y el equipo rojo, tal como preveía Flo, se llevó la victoria.

Los de Nicolás (con Ballesta imponiéndose como autoridad natural) asesinaron un asadillo de pimientos y dejaron insípidas unas perdices en escabeche que no eran merecedoras de ese destino, con un parmentier que se cargó David Fernández. Los de Gonzalo, pese al enfrentamiento de Celia y Arteta, se concentraron en los filetes de trucha y unos buñuelos rellenos de cerezas y nata. Josie se enfadaba con glamour con la fritura mientras Flo devoraba los sobrantes.

"Esto es historia, una historia de terror", le comentaron al docto chef Paco Morales, al que no se le hizo mucho caso entre la concurrencia de desbordados participantes. Eso sí, hay que reconocer que se cumplieron todos los platos para los 100 comensales. Y bien por la promoción de Jaén, al fin y al cabo.

"Es la primera vez que quiero que ganen los rojos", dijo Celia. Creando momentos.

En la prueba eliminatoria, entre embutidos y salazones se le quiso ponoer fácil a los que estaban al filo del abismo, con toda el cariño por parte de Dani García. Ahí lo aprovecharon los más hábiles: Ballesta, Laura, Nicolás. Lucía Dominguín se salvó de chiripa, porque Chikilicuatre es malísimo en la vitro, aunque sea una mucho mejor persona. Perrea, perrea.

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