Veinte años de Facebook: de red para universitarios elitistas al imperio tecnológico de Meta

Tecnología

Cuatro estudiantes de Harvard lanzaron hace ahora dos décadas Thefacebook.com, una red social restringida a universitarios que sería el germen de una de las tecnológicas más influyentes del mundo

Meta aumentó su beneficio un 68% en 2023, hasta 39.098 millones de dólares

Mark Zuckerberg pide perdón, a regañadientes, a los padres de víctimas de abuso infantil en redes sociales

Perfil de Mark Zuckerberg en TheFacebook.com
Perfil de Mark Zuckerberg en TheFacebook.com

Nueva York/Facebook cumple 20 años este 4 de febrero y en este tiempo ha pasado de ser una aplicación para los estudiantes de Harvard (EEUU) a Meta, una de las tecnológicas estadounidenses más influyentes y matriz de diversas redes sociales que apuesta por un futuro repleto de avatares virtuales e inteligencia artificial (IA).

Todo empezó en el elitista campus de la Universidad de Harvard, donde los estudiantes Mark Zuckerberg -actual director ejecutivo de Meta-, Dustin Moskovitz, Chris Hughes y Eduardo Saverin lanzaron Thefacebook.com, red que estaba inspirada en una especie de anuario que se repartía a principio de curso para que las personas pudieran conocerse entre sí.

Rápidamente, esta web ganó popularidad: primero se abrió a otras universidades elitistas y luego a las universidades de todo Estados Unidos. De hecho, los usuarios solo podían entrar con una dirección de correo que terminase en .edu.

Cuando en 2006 la red se abrió al público, tenía casi 10 millones de usuarios. Hoy suma más de 3.000 millones en todo el mundo.

Su popularidad es tal que hasta se hizo un hueco en Hollywood con La red social (David Fincher, 2010), película que narra precisamente cómo Zuckerberg y sus amigos crearon la red.

Crear, comprar o copiar

Facebook no inventó nada nuevo (Myspace ya llevaba funcionando siete meses), pero ha conseguido adaptarse a las nuevas tendencias, ya sea con cambios o a golpe de talonario, y sobrevivir. Lo único que no ha cambiado es la presencia de Zuckerberg en la empresa.

Mark Zuckerberg, durante una presentación de Meta.
Mark Zuckerberg, durante una presentación de Meta. / Meta

En 2005 llegaron las fotos a la red; en 2006 el News Feed, que permitió a los usuarios ver las actualizaciones de sus contactos y de las páginas que sigue; en 2007 los anuncios; en 2008 el chat y en 2010 los grupos.

Facebook también optó por comprar aquellas redes que le hacían sombra, como hizo con Instagram, en 2012, por una cifra entonces récord de 1.000 millones de dólares, o WhatsApp, en 2014, por 19.000 millones de dólares.

También se aprovechó de las estrategias exitosas de otras redes sociales, copiándolas: en 2016, Instagram lanzó las Stories o historias para competir con Snapchat; en 2020, Instagram anunció Reels, una función de vídeo de formato corto que lucha con Tik Tok, y en 2023 creó Threads, su nueva red social de microblogging para competir con Twitter, ahora X.

Publicidad directa e 'influencers'

"Mis estudiantes, que nacieron después del año 2000, no pueden imaginar una vida sin las redes sociales, que es el entorno en el que crecí", cuenta a EFE Zifei Fay Chen, profesora asociada de comunicación, relaciones y finanzas públicas en la Universidad de San Francisco.

Chen señala que esta red social pasó de conectar persona a persona a personas con negocios, organizaciones, candidatos políticos o activistas. "Ahora, es casi imposible hablar sobre marca, publicidad, relaciones públicas y participación del consumidor sin hablar de las redes sociales", anota la experta.

La publicidad en Facebook se diferencia de la televisión, las revistas o las vallas publicitarias porque es muy específica, ya que los anunciantes pueden precisar grupos de edad, ciudades, intereses compartidos, etcétera.

Además, en estas dos décadas han salido nuevos conceptos de publicidad como los influencers, -personas con una gran comunidad de seguidores que son pagados por todo tipo de marcas por exhibir sus productos en sus fotos y vídeos. La llamada economía de los creadores es una industria que ya está valorada en 250.000 millones de dólares, según The Washington Post.

División, noticias falsas y toxicidad

Una de las claves del éxito de la longevidad de Facebook -y sus otras redes- ha sido su algoritmo, mecanismo que mide el interés de un usuario con un post -mediante su interacción con este-, para ofrecer a los usuarios el contenido que más le gusta.

El logo de Meta en Menlo Park, California.
El logo de Meta en Menlo Park, California. / John G. Mabanglo, EFE

No obstante, esta técnica también ha llevado a Meta a enfrentarse a quebraderos de cabeza y críticas como que Facebook promociona publicaciones que incitan rabia y división o que ha sido un megáfono para las teorías de conspiración y noticias falsas, sobre todo durante la pandemia.

Así como que Instagram es una red extremadamente tóxica para los adolescentes -sobre todo mujeres- pues fomenta la anorexia o que esta red es usada por pederastas para consumir material y ponerse en contacto con víctimas.

En estas dos décadas, Zuckerberg ha comparecido ocho veces ante el Senado de Estados Unidos. En su última audiencia el director ejecutivo de Meta pidió perdón a un grupo de familiares que aseguran que sus hijos fueron víctimas de abuso sexual por culpa de internet, pero negó que el uso de redes sociales dañe la salud mental de los menores.

El metaverso y la IA

Desde hace años, pese a la preocupación de los inversores, Zuckerberg apuesta por el Metaverso -universo de 3D con avatares de los usuarios-, la realidad virtual (RV) -Meta ha lanzado varios modelos de gafas de RV- y la IA -por ejemplo, los usuarios de Instagram pueden chatear con IA generativa-.

El año pasado, Meta perdió 16.100 millones de dólares en su división Reality Labs, el grupo encargado de productos como las gafas de RV y realidad aumentada (RA), y en 2022, 13.700 millones de dólares.

No obstante, el titán tecnológico planea seguir invirtiendo dinero en los mundos virtuales y, según sus ejecutivos, será algo que probablemente no dará frutos hasta dentro de al menos una década.

Por Sarah Yáñez-Richards (EFE)

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