El fallo del Galaxy Note 7 pasa factura a Samsung
La compañía surcoreana rebaja sus previsiones de beneficios para el tercer trimestre un 4,09% por sus fallos de sobrecalentamiento en el móvil.
Samsung Electronics rebajó hoy sustancialmente sus previsiones de resultados para el tercer trimestre apenas un día después de anunciar que deja de producir el teléfono Galaxy Note 7 por los repetidos casos de combustión del dispositivo.
Ya que tanto los aparatos inicialmente afectados por el fallo de sobrecalentamiento como sus -también defectuosos- repuestos se estiman peligrosos y no aptos para el uso, Samsung debe ahora retornar a sus clientes el importe (859 euros en la Unión Europea) cuando devuelvan los más de 2 millones de terminales vendidos.
Esto la ha obligado a recalcular su pronóstico de facturación para julio-septiembre (Samsung Electronics comenzó a vender el Galaxy Note 7 el pasado 19 de agosto) y reducirla hasta dejarla en unos 47 billones de wones (unos 37.859 millones de euros).
La cifra implica un 4,09 por ciento menos comparado con el pronóstico que publicó el pasado viernes, cuando el proceso de revisión y sustitución de teléfonos aún parecía ir por buen camino, y un 8,94 por ciento menos con respecto a lo que se embolsó en el tercer trimestre de 2015.
Lógicamente el gigante surcoreano -que nunca ofrece anticipos sobre su ganancia neta y que presentará su hoja de resultados definitiva a final de mes- ha tenido que modificar los datos relativos al beneficio operativo que espera para julio-septiembre.
Así, la cifra ha quedado por el momento en unos 5,2 billones de wones (unos 4.192 millones de euros), lo que vendría a suponer un 29,63 por ciento menos comparado con el tercer trimestre de 2015 y un 33,3 por ciento menos en relación al dato preliminar que había presentado el pasado viernes.
Como es lógico, se espera que la decisión -sin precedentes en el sector de la telefonía móvil- de poner fin a la producción del controvertido modelo de "phablet" también contribuya a lastrar los balances del próximo trimestre.
A esto se une además el silencio que siguen manteniendo los responsables del mayor fabricante mundial de "smartphones" sobre la naturaleza y el origen exacto de los problemas que han sufrido las baterías de ion-litio de estos teléfonos.
En este sentido, ninguno de los altos ejecutivos del grupo Samsung -matriz de Samsung Electronics- se pronunció ante los medios sobre el Galaxy Note 7 y sus posibles consecuencias para los planes estratégicos de la compañía tras celebrar hoy en Seúl su junta semanal.
Todo esto parece inquietar a varios grupos de inversores en un momento en que otros productos de electrónica de consumo de la empresa -como un modelo de lavadora vendida en Estados Unidos que también ha registrado casos de explosiones súbitas- están también bajo la lupa.
La Bolsa de Seúl ya se cebó ayer -cuando los títulos de la empresa cayeron más de un 8 por ciento, su mayor batacazo desde los tiempos de Lehmann Brothers- con Samsung Electronics, la joya de la corona del parqué surcoreano, y volvió a hacerlo hoy aunque con más mesura (el retroceso fue del 0,65 por ciento).
Los analistas coinciden en que ahora es clave que la empresa con sede en Suwon, al sur de Seúl, no tarde en dar la cara y explicar con total claridad el origen de la avería de los teléfonos explosivos, para aliviar la intranquilidad de inversores y consumidores.
En caso contrario, el mal nombre asociado al Galaxy Note 7 podría perjudicar aún más a la imagen de marca de Samsung y desincentivar la compra de otros productos de la casa.
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