La domótica, imprescindible para frenar la pandemia
Las nuevas necesidades derivadas de la crisis sanitaria puede encontrar en la tecnología un aliado para afrontar el teletrabajo, estudiar a distancia, recibir atención médica o comprar desde nuestro propio domicilio.
La pandemia ha cambiado muchos de nuestros hábitos y la industria tecnológica se está adaptando para satisfacer nuevas necesidades a través de recursos como la domótica, un concepto revolucionario en pleno auge que, según los expertos, nos puede ayudar a luchar contra el coronavirus.
El gremio de la tecnología, de los primeros que empezaron a sufrir el impacto de la covid-19, con la cancelación de la mayor feria de telefonía móvil, el Mobile World Congress de Barcelona, se está recuperando del golpe antes que otros sectores ya que, según el último Barómetro del sector tecnológico en Cataluña 2020, el 40% de las empresas tecnológicas catalanas prevén aumentar la facturación este año.
Este hecho se debe a que ha aumentado la demanda de servicios y productos tecnológicos a raíz del cambio de hábitos y al estallido de nuevas necesidades ocasionadas por la pandemia: el teletrabajo, estudiar a distancia, recibir atención médica o comprar desde nuestro propio domicilio.
Automatizar inmuebles
Más allá de estas prestaciones, la tecnología se está ampliando en recursos más concretos para ofrecer soluciones más especializadas, y este es el caso de la domótica: el proceso y sistema de automatización de un inmueble -una vivienda, edificio u objeto- que aporta servicios de gestión energética, accesibilidad, seguridad, higiene, bienestar y comunicación.
Según el profesor de Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Cataluña José Matas Alcalá, la domótica es un recurso innovador con amplias posibilidades que acabará formando parte de nuestra futura rutina.
Tanto es así que se puede convertir en una potencial herramienta para combatir la pandemia, ya que hace posible la creación de dispositivos que podrían ayudar a mitigar las consecuencias del virus: mecanismos de rastreo para cortar la cadena de contagios, evitar el contacto de superficies o intercambio de objetos, controlar la ventilación de espacios cerrados, entre otras muchas funciones.
"La domótica también tendrá un papel importante en el ámbito del rastreo de contactos para cortar la cadena de contagios", incide José Matas, que explica que un "localizador domotizado" puede ser tanto un chip, como el reloj inteligente o el smartphone que llevamos siempre encima y que, mediante tecnología GPS, son capaces de ubicarnos con una alta precisión.
Por ello, esta tecnología sirve como herramienta para llevar a cabo un rastreo en personas contagiadas y saber quién ha tenido contacto con ellas, como también controlar si éstas cumplen con el confinamiento.
Gestión inteligente
Otra de las posibilidades que tiene un sistema domotizado es la optimización de los recursos, tal como la gestión inteligente de la iluminación, la climatización y la electrodoméstica.
Por este motivo, la domótica ayuda a ahorrar en la factura de la luz, un gasto que incrementó en torno al 28% durante el confinamiento, según advirtió la Organización de Consumidores y Usuarios.
Ignacio de Ros Viader, Coordinador del Máster en Automática, Domótica y Robótica de La Salle-Universidad Ramon Llull, explica además que, ante la actual escasa presencialidad de los trabajos, la domótica facilita a las empresas con grandes instalaciones gestionar los espacios que necesitan iluminación sin necesidad de encender las luces de todo el edificio; con sensores de movimiento o control remoto.
Las capacidades de un inmueble domotizado mejoran y amplían el servicio de las telecomunicaciones y el control remoto de los dispositivos, facilitando satisfacer la creciente necesidad por el incremento del uso de las pantallas desde la llegada del coronavirus.
Evitar contagios
El virus puede sobrevivir hasta tres días en superficies de plástico y acero inoxidable, según un estudio publicado en New England Journal of Medicine, y, en este sentido, la domótica facilita el hecho de tocar los mínimos elementos posibles del hogar o espacios comunitarios mediante interruptores inteligentes, mandos a distancia o puertas de acceso automáticas, evitando así el contacto con botones y pomos.
Tal y como explica el experto Ignacio de Ros, "en este aspecto, la domótica ha tenido un incremento en la demanda", ya que también posibilita que los negocios y comercios puedan ofrecer un espacio menos contaminado por el virus.
Este es el caso de los hoteles, que gracias a la domótica pueden disponer de aplicaciones o programas para que los usuarios puedan tener el control de acceso desde su propio smartphone y así evitar el uso de llaves o tarjetas.
Análogamente, la automatización de la renovación y gestión de la calidad del aire es otro sistema que va a cobrar gran importancia. "A través de sistemas domóticos también podemos gestionar la salubridad del aire, calcular la calidad, sus valores de humedad, sequedad y concentración de CO2", apunta Ignacio de Ros.
Estos sistemas permitirán una mejor ventilación de espacios cerrados, para así evitar la concentración de partículas y aerosoles en el ambiente.
Otros dispositivos que cobran importancia son los robots de limpieza, que facilitan la higiene de los espacios, y los asistentes de voz -como Alexa- que pueden proporcionarnos ayuda psicológica durante períodos de encierro domiciliario, estableciendo interacción y rutinas con alarmas, música y juegos.
Los asistentes de voz también podrían proporcionar ayuda a personas mayores que se enfrentan al confinamiento en soledad, ofreciendo compañía y conectándolos con el mundo exterior; que puedan realizar consultas, poner la radio o audiolibros.
Incluso, gracias a un sistema domotizado, podríamos tener un control de la salud de estas personas, monitorizando el tiempo de actuación de su rutina, obteniendo, así, información de su estado, según explica Ignacio de Ros.
La domótica es un nuevo mundo con amplias posibilidades que, con el contexto marcado por la pandemia, se prevé que durante los próximos años evolucione notablemente, lo que puede ayudar a mejorar nuestras vidas y facilitar la erradicación de un virus que, a día de hoy, ha infectado a más de 46 millones de personas en el mundo.
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