Cambian los cargadores de móviles y otros dispositivos en la UE: cómo te afecta
Desde este 28 de diciembre, el cargador USB-C es el único permitido, al terminar el plazo de adaptación de dos años a la ley europea que busca reducir la basura electrónica.
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Si en los últimos años han renovado sus teléfonos móviles o cualquier otro dispositivo electrónico, habrán comprobado que cada vez es más raro encontrarse con productos que incluyan cargador en la caja. No hablamos solamente de marcas secundarias o productos de bajo coste: la tendencia se extiende por todas las compañías y por todas las gamas de precios.
Para justificarlo, las tecnológicas han tirado siempre de la excusa medioambiental. Parten de la base de que todos los consumidores ya tienen en sus casas cargadores y les ahorran añadir más trastos a los cajones. Aunque eso pueda ser hasta cierto punto correcto, la verdad es que también les sirve para ahorrar costes, aunque ese ahorro no llegue al consumidor, que cada vez recibe menos por el mismo dinero, o más (¿recuerdan cuando las cajas de los móviles solían traer fundas y hasta auriculares?).
El caso es que la excusa medioambiental deja de ser eso, una excusa, a partir de ya, al menos en la Unión Europea, que obliga a que un amplio catálogo de dispositivos electrónicos lleven conector de carga USB-C y extenderá de paso aún más la lista de marcas que no ofrezcan cargadores con sus productos. La redacción concreta de ese punto es "ofrece a los consumidores la opción de no recibir un nuevo cargador con cada compra de dispositivo". Es decir, que si queremos un cargador nuevo tendremos que comprarlo.
La Comisión Europea defiende que la posibilidad de escoger no adquirir un cargador con un nuevo dispositivo "ahorrará a los ciudadanos hasta 250 millones de euros anuales en cargadores innecesarios".
Los cambios que impone la UE
Tras haber terminado el plazo de dos años de adaptación a la normativa que busca "reducir la basura electrónica y simplificar la vida de los consumidores", a partir de ya el cargador USB-C es el único permitido en teléfonos móviles, tablets, cámaras digitales, auriculares, libros electrónicos, teclados, ratones, consolas de videojuegos, altavoces y sistemas de navegación. Los ordenadores portátiles tienen un poco más de tiempo para adaptarse, hasta el 28 de abril de 2026.
La directiva armoniza los requisitos de carga rápida y obliga a los fabricantes a mostrar claramente en los embalajes la información sobre las características de carga y lo que se incluye con la compra.
El texto de la directiva sostiene que así se mitigará el llamado bloqueo tecnológico (por el que un consumidor queda cautivo de un fabricante al adquirir uno de sus dispositivos) y se evitará la fragmentación del mercado de los dispositivos de carga.
Según datos de la Comisión Europea, el actual modelo, con USB 2.0 Micro B, USB-C y Lightning (exclusivo de Apple), contribuía a generar hasta 11.000 toneladas al año de residuos electrónicos, a lo que hay que añadir materias primas y las emisiones de CO2 de la producción, el transporte y la eliminación de cargadores.
Cómo nos afecta el cambio de regulación
Como ya hemos dicho al principio, la arrolladora moda del no incluir cargadores en las cajas de los móviles, sin importar la marca o el precio, no se ha traducido en una rebaja del coste de los productos, por lo que es poco probable que se produzca a partir de ahora ese ahorro que vaticina la UE para los consumidores.
A eso hay que añadir más sombras de esta bienintencionada normativa. Por un lado, quienes tengan cargadores antiguos en casa, los USB 2.0, deberán comprar uno nuevo cuando les toque renovar el dispositivo que sea, porque los cables de carga, que (por ahora) siguen incluyendo las cajas de los productos son ya mayoritariamente USB-C. Pueden prescindir del cable nuevo y usar también uno antiguo, claro, aunque las marcas no lo recomiendan.
Por otro lado, cuando vean o lean que un dispositivo (suele ocurrir sobre todo con los móviles, aunque no exclusivamente) alcanza una velocidad supersónica de carga y que pueden llenarle la batería en un suspiro, tengan en cuenta que esa cifra solamente está garantizada si se utiliza un cargador que permita esa potencia. Y, salvo excepciones, no será el que tenemos en el cajón.
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