Bluesky, la red social para los que huyen de X: qué es, cómo funciona y cómo apuntarse

Desde el inicio de la era Elon Musk en X y, sobre todo, a partir de su alianza con Donald Trump, los registros de nuevos usuarios en Bluesky se han disparado.

Un estudio en nueve países, incluida España, constata que X es una red social de "abuso político"

Bluesky
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Bluesky es una red social relativamente nueva que ha ido captando atención poco a poco, de forma lenta pero sostenida.

Una atención que iba creciendo en paralelo al aumento de polémicas sobre privacidad, falta de transparencia, moderación de contenidos o uso y acceso a datos personales de los usuarios a los que se iban enfrentando las plataformas más conocidas. Con picos recurrentes cada vez que Meta o X, por poner dos ejemplos, anunciaban cambios sustantivos en sus condiciones.

Pero esos picos solían ser breves. Aumentaban los usuarios de Bluesky, sí, y también el tiempo que pasaban en ella, pero X y la constelación de marcas de Meta mantenían su reinado sin mayores sobresaltos.

Durante bastante tiempo Bluesky fue un reducto para usuarios avanzados de internet, la tecnología o las redes sociales, pero en las últimas semanas ha salido de ese nicho y ha pasado a ocupar titulares de todo tipo de medios.

¿Qué es Bluesky?

Nacida en 2019 como un proyecto dentro de Twitter (ahora X) auspiciado por su ex CEO Jack Dorsey, Bluesky tenía como objetivo ofrecer una alternativa más descentralizada y abierta a las redes sociales tradicionales.

Bluesky, que no tardó en independizarse, es una red social basada en un protocolo abierto llamado Authenticated Transfer Protocol (AT Protocol), diseñado para ofrecer a los usuarios una mayor autonomía sobre sus datos y experiencias online.

A diferencia de Twitter, Facebook o similares, servicios centralizados en los que una sola entidad controla el funcionamiento y las políticas, Bluesky apuesta por una estructura descentralizada, en la que los usuarios y desarrolladores tienen mayor poder para personalizar y gestionar la red. Un modelo similar al que propugna Mastodon.

¿Por qué ha crecido su popularidad?

Son varios los factores que explican el despunte de popularidad de Bluesky en estos últimos meses.

Por un lado, el sistema de invitaciones con el que nació, al estilo de los primeros tiempos de, por ejemplo, Gmail, otorgaba una sensación de exclusividad que atrajo a muchos para probar cómo era eso que prometía ser el nuevo Twitter.

Como ha ocurrido con muchos otros servicios (o productos, con los innumerables -y fracasados- teléfonos publicitados como iPhone killers), había curiosidad por si, esta vez sí, se trataba de una verdadera alternativa a la red del ya difunto pajarito azul.

A eso se unió el cambio de rumbo de Twitter, con políticas de moderación de comentarios más laxas y la consecuente multiplicación de usuarios cada vez más tóxicos o directamente agresivos. Todo eso se remonta a mucho antes de la era Elon Musk (tóxico y agresivo como pocos).

Todo ello condujo a muchos a buscar opciones que les proporcionasen mayor control sobre su contenido y, también, un entorno más amigable. Mastodon fue una de esas opciones y Bluesky, otra.

Bluesky
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¿Cómo unirse a Bluesky?

Tras ese primer periodo de invitación, que precisaba de un padrino que nos invitase o apuntarse a una lista de espera, ahora ya es posible abrir una cuenta sin lo uno ni lo otro.

Esa etapa inicial permitió que la red creciese de forma controlada y sostenible, evitando los problemas de sobrecarga y moderación que han tenido que afrontar proyectos similares.

Para crear una cuenta, basta acceder a la página de inicio, completar los campos habituales (correo electrónico, contraseña y fecha de nacimiento) y seguir las instrucciones.

¿Cómo funciona Bluesky?

Bluesky funciona de forma parecida a otras redes sociales, pero introduce características distintivas gracias a su protocolo AT.

Los usuarios pueden publicar actualizaciones, compartir contenido y seguir a otros perfiles, pero la diferencia clave radica en cómo se maneja la interacción y la administración de los datos.

El protocolo AT permite a los usuarios (solo si se desea, porque no es necesario) crear y gestionar su propio servidor, donde pueden establecer sus propias reglas de moderación y políticas de contenido.

Eso significa que, a diferencia de Twitter o Facebook, en Bluesky no existe una única entidad que controla la totalidad de la red; en su lugar, cada usuario o comunidad puede tomar decisiones sobre su experiencia y sobre qué tipo de contenido desea priorizar o limitar.

Al no depender de un servidor centralizado, Bluesky ofrece mayor protección en cuanto a la privacidad y el control de los datos personales, como qué información se comparte y cómo se utiliza.

Esta arquitectura descentralizada también permite mayor interoperabilidad con otras aplicaciones basadas en el mismo protocolo, algo que podría redefinir el futuro de las redes sociales al facilitar la migración de datos y contactos entre plataformas.

En teoría, los usuarios podrían moverse libremente entre diferentes redes que compartan el mismo protocolo, sin perder seguidores, mensajes o contenido.

Los motivos del crecimiento

Bluesky ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos meses, pasando de un millón de usuarios en septiembre de 2023 a más de 13 millones en octubre de 2024.

Esta cifra siguió aumentando, alcanzando 15 millones de usuarios en noviembre de 2024, impulsada en parte por el contexto político y por el bloqueo temporal de X en Brasil.

Esta nueva red destaca en otro aspecto no menor: su rápida evolución. En muy poco tiempo ha integrado funcionalidades como mensajes directos o herramientas avanzadas de moderación, lo que muestra su adaptación para satisfacer las necesidades de los usuarios y corregir problemas de forma más ágil que X.

Los cambios de Elon Musk

Las políticas y decisiones implementadas desde que Elon Musk se hizo con la antigua Twitter han acelerado la llegada de usuarios a Bluesky.

Entre esas decisiones, algunas de ellas son el aumento de la publicidad (y el cada vez menos disimulado papel de algoritmos que priorizan contenidos comerciales o de pago) y la restricción de muchas características antes gratuitas y reservadas ahora a usuarios de pago.

Bluesky, en cambio, se aparta del modelo de monetización basado en publicidad, suscripciones y uso masivo de datos de sus usuarios que ha implementado X.

Además, está el punto de inflexión que supuso el cambio de la función de bloqueo en X.

Cuando el inminente integrante del Gobierno de Donald Trump anunció este enésimo paso atrás en la ex Twitter, arreciaron las críticas de usuarios preocupados por la falta de control sobre interacciones no deseadas, algo crucial para la seguridad en redes sociales.

En un solo día, Bluesky ganó entonces 500.000 nuevos usuarios.

El siguiente hito en la carrera hacia el abismo de X es el cambio en las condiciones de uso que permitirá a la plataforma, quiera el usuario o no, emplear todos sus datos para entrenar a la inteligencia artificial de Musk, xAI.

Un paso que dio Meta con Facebook e Instagram y al que rápidamente tuvo que dar marcha atrás.

Musk lanzó un primer globo sonda el pasado verano, pero reculó ante la denuncia del regulador de protección de datos europeo. Pero ahora parece que lo hará de todas formas (la Comisión Europea mantiene varias investigaciones abiertas sobre X).

El futuro

¿Desbancará Bluesky a X? Es difícil de predecir.

No sería la primera vez que quienes dicen marcharse para siempre de X (con frecuencia con sonoros portazos virtuales) y mudarse a otra red social acaban regresando a la primera o publicando en paralelo en ambas.

Pero la oleada de nuevos registros en Bluesky en las últimas semanas, que se ha disparado desde el entusiasta apoyo de Elon Musk de Donald Trump, la posterior victoria del republicano y el anuncio de que el sudafricano ocupará un puesto de privilegio en su nuevo gabinete podría ser no una moda pasajera sino una tendencia duradera.

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