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La UE aspira a ser una potencia mundial en chips con un plan de 45.000 millones

Tecnología

Bruselas quiere que al final de esta década el 20 % de los chips del mundo se produzcan en la UE, lo que significa que tendrá que multiplicar por cuatro su fabricación

Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

La Unión Europea prevé movilizar 45.000 millones de euros en inversiones hasta 2030 para cuadruplicar su producción de chips con el fin de reducir su dependencia de otros países y convertirse en una potencia "líder" en un sector estratégico.

"La Ley Europea de Chips llega absolutamente en el momento adecuado y tiene dos objetivos principales: el primero, a corto plazo, aumentar nuestra resiliencia ante futuras crisis anticipándonos y evitando problemas de suministros", declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras adoptar el plan.

"El segundo, a medio plazo, es hacer de Europa un líder industrial en este mercado muy estratégico", añadió.

Para ello, Bruselas quiere que al final de esta década el 20 % de los chips del mundo se produzcan en la UE, lo que significa que tendrá que multiplicar por cuatro su fabricación, ya que ahora apenas alcanza el 10 % de un mercado, cuyo valor se duplicará en los próximos ocho años.

Un sector estratégico

Los chips son esenciales para casi cualquier dispositivo electrónico, desde teléfonos móviles hasta lavadoras, pasando por maquinaria industrial.

Aunque la UE es líder mundial en investigación y en maquinaria para producir chips, y fuerte en sectores concretos como los chips para coches o industriales, para su fabricación depende sobre todo de las factorías de Taiwán y Corea del Sur, responsables de más de la mitad de la producción global.

La escasez de semiconductores generada por la pandemia descubrió con crudeza los riesgos de esta dependencia, al forzar a industrias tan potentes como la automovilística a paralizar líneas de producción o agotar las reservas de algunos productos de uso más cotidiano.

De ahí que Bruselas defienda la importancia estratégica de un plan que sigue la línea de otras iniciativas destinadas a aumentar su autonomía en áreas sensibles.

"Europa no puede quedarse fuera de la carrera tecnológica de los semiconductores (...). Todos nuestros socios invierten en un sector que afecta a todas las industrias. Europa no puede mirar el tren pasar", declaró el comisario de Mercado Único, Thierry Breton.

Para subirse al vagón, Bruselas propone una estrategia basada en potenciar su liderazgo en investigación, construir nuevas fábricas en el continente y asegurar sus cadenas de suministro, asociándose con terceros países o controlando la exportación como último recurso en caso de crisis.

Y prevé movilizar en total unos 45.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas, por debajo de los 52.000 millones de dólares que destinará Estados Unidos a revitalizar su sector y muy lejos de los 430.000 millones de Corea del Sur o los 170.000 millones presupuestados por China para semiconductores entre 2014 y 2024.

Producción e investigación

La mayor parte del dinero, 30.000 millones de euros, serán inversiones públicas ya previstas por los Estados miembros y financiadas con el presupuesto comunitario, el fondo de recuperación Next Generation o sus presupuestos nacionales.

Otros 11.000 millones en inversión pública y privada se destinarán a investigación, a lo que se añadirían al menos 2.000 millones de euros en financiación para empresas emergentes del sector a través de un "Fondo de Chips".

Estas dos iniciativas permitirían generar en total más de 15.000 millones de euros en inversión, según los cálculos de Bruselas.

Servirán, por ejemplo, para financiar líneas piloto para construir prototipos de chips, con la idea de que la innovación "salga del laboratorio" y se traduzca en producción.

Megafábricas

Bruselas insiste en que la UE no puede contentarse con los nichos que ya tiene y apuesta por ganar peso en los chips más avanzados y, sobre todo, por levantar fábricas en el continente.

La Comisión admite que para ello serán necesarias ayudas públicas, ya que los inversores privados difícilmente podrán afrontar por sí solos su alto coste, por lo que prevé autorizar por primera vez que se concedan subsidios para cubrir hasta el 100 % del déficit de financiación.

Ahora bien, solo podrán autorizarse si la fábrica es "primera en su género" en Europa, si la ayuda es "específica y proporcionada" y si "beneficia a Europa en su conjunto", explicó la vicepresidenta comunitaria responsable de Competencia, Margrethe Vestager.

La comisaria rehusó que esto vaya a dar lugar a una competencia a base de subsidios entre países europeos para atraer a empresas extranjeras a su territorio. La estadounidense Intel y la taiwanesa TSMC ya han mostrado interés por instalarse en Europa.

Colaboración global

El objetivo, insistió Vestager, es ganar peso en el mercado, no la absoluta independencia, por lo que Bruselas quiere forjar asociaciones con países como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur o Taiwán para tener cadenas de suministro más fiables y evitar futuros cuellos de botella.

En caso de futuras crisis, no obstante, Bruselas contempla aplicar "como último recurso" un control de las exportaciones de chips producidos en Europa.

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