Hallan en Oviedo una losa que podría ser del sarcófago del rey asturiano Ramiro I
Historia
El monarca del reino asturiano falleció en el año 850 y podría haberse hallado en Santa María del Naranco, en Oviedo
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Las obras de conservación que se están llevando a cabo en el templo prerrománico de Santa María del Naranco, en Oviedo, declarado patrimonio mundial de la humanidad, han sacado a la luz una losa que podría pertenecer al sarcófago del rey asturiano Ramiro I, fallecido en el año 850.
Era hijo del rey Bermudo I de Asturias y de la reina Uzenda Nunilona, así como nieto de Fruela de Cantabria y bisnieto de Pedro de Cantabria. Fue elegido como sucesor por su primo segundo el rey Alfonso II el Casto, quien falleció sin dejar sucesión. Su sucesor fue Ordoño I.
Según ha informado la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte del Principado, que desde hace unos meses ejecuta una actuación para solucionar las filtraciones de agua en el edificio, los estudios arqueológicos realizados a raíz del hallazgo apuntan a que el monumento prerrománico fue construido para albergar la tumba del monarca.
Los especialistas consideran que solo cabe suponer un destinatario del sarcófago, Ramiro I, fallecido en el año 850, quien habría proyectado la construcción del monte Naranco como panteón propio y capilla particular destinada a acciones litúrgicas.
En tiempos de Alfonso III, en el año 883, el cuerpo de Ramiro I descansaba en el panteón de Santa María del Rey Casto, en la catedral de Oviedo, adonde probablemente fue trasladado por su hijo Ordoño I (850-866).
No obstante, la Crónica Albeldense refleja que Ramiro I falleció en Ligno, actual Lliño, nombre de la gran posesión en la que se emplazan la propia Santa María y la iglesia de San Miguel.
Dos metros y 600 kilos
La intervención se inició hace unos meses con el levantamiento del pavimento de losas irregulares y cantos de río del vestíbulo del edificio, donde se están llevando a cabo los trabajos de restauración.
Este solado adosaba una gran losa de caliza blanca, de dos por 0,80 metros y 600 kilos, situada en el sector más septentrional, cercana a la esquina noreste del citado vestíbulo.
Los arqueólogos César García de Castro y Alicia García Fernández han dirigido los trabajos para resolver la incógnita sobre la presencia de la gran losa caliza, que no tiene nada que ver con el actual pavimento de cantos irregulares.
Una vez excavado en su totalidad el trasdós de la bóveda que soporta el pavimento de entrada al salón central del piso superior de Santa María, se ha podido certificar que la posición de esta losa caliza es la original, de modo que fue colocada en el momento de la ejecución del edificio, a mediados del siglo IX.
Los investigadores concluyen que una pieza de esas dimensiones y peso, traída de canteras situadas a varios kilómetros, solamente podría haber sido colocada en el momento de la construcción del edificio.
En todo caso, los expertos precisan que la función de Santa María fue múltiple y el hecho de que haya podido albergar el sarcófago del rey Ramiro I no invalida otras posibilidades de uso como el residencial.
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