...Y la flor se marchitó
Almería/En primavera, en plena temporada de venta y con el campo lleno de flores. En este contexto irrumpía la crisis sanitaria en el sector de flores y plantas ornamentales. Un producto perecedero que cambiaría las manos de las madres o las ciudades engalonadas por la basura. Muchos productores vieron como el estado de alarma podría enterrar su futuro, que, en muchos casos, a día de hoy, sigue disperso. Antonio Gonzálvez es sólo un ejemplo los que vieron por el mes de abril en riesgo la continuidad de su vivero. Él posee su invernadero en La Mojonera, una producción de las más pequeñas de la provincia, pero que aún así cuenta con 5.000 metros de los cuales 3.500 estaban entonces ocupados por flores listas para comercializar, en torno a unas 30.000 plantas.
“La situación es crítica, nosotros estamos en el pico máximo de venta de toda la temporada”, decía en abril Gonzálvez, palabras que venían respaldadas por la asociación Coexphal, que exponía: “El coronavirus ha llegado en un momento crítico para todos los que se dedican al cultivo y venta de planta ornamental, porque son fechas en las que se vendía alrededor del 80 y 90% de la cosecha anual”. En este sentido, el productor del Poniente describía que esta situación, a causa del estado de alarma provocado por la pandemia de la COVID-19, les había pillado con toda la planta en flor en su momento óptimo para la venta, “es un producto perecedero, pero no considerado como prioritario, o se vende o se tira”.
De acuerdo a los datos que manejaba Coexphal, sólo en Almería, el sector de planta ornamental perdería unos 100 millones de euros previstos ingresar por las ventas habituales de estas fechas: fiestas como las Fallas o Feria de Sevilla, Semana Santa, o días claves para el sector como el Día de la Madre. Pero a esta falta de ingresos hay que sumar las pérdidas; en el caso de Antonio Gonzálvez, el 100% del gasto ya estaba hecho y como no hubiera una solución sobre la mesa, acabaría en la basura, que fue lo que sucedió; en este sentido, los productores ya habían realizado una inversión para acarrear con los costes de producción de las plantas, además, éstas requieren de la continuidad de los cuidados, “nosotros todos los días tenemos que seguir viniendo a trabajar para cuidar la planta aunque sepamos que las vamos a tirar”.
No podía comercializarse ninguna planta, “estamos súper abandonados por parte del Gobierno. La única solución que dan es que nos endeudemos más”, insistía. Para Gonzálvez, nadie tiene culpa de la situación que hay, “pero al menos queremos que nos den una solución, alguna ayuda para lo que se tire, o simplemente que nos dejen vender”. Él no se explica entonces que los gardens estuvieran cerrados o que no se pudiera comercializar online, “deberían abrirse los centros de venta de plantas en España con todas las medidas de seguridad y dejar vender”. Las plantas de Gonzálvez van destinadas, sobre todo, a exportación. Él se las vende a un distribuidor que las comercializa en el extranjero; tal y como manifestaba este productor en otros países se estaban abriendo los centros de plantas.
Sobre la comparativa con otros países también se pronunció la federación Fepex, en la que está integrada Coexphal, que indicaba que la venta de flores y plantas en importantes países consumidores de la Unión Europea, como Alemania u Holanda, estaba en abril recuperando la normalidad y se permitía la comercialización en centros de jardinería, cadenas de alimentación y de bricolaje por considerarse bienes de primera necesidad no alimenticia, consideración que, para el sector de flor y planta agrupado en Fepex, debería adoptarse en España. En esta línea, Coexphal, desde Almería, hacía reivindicaciones al Gobierno de España: “El Real Decreto Ley 463/2020 sí permite la venta de plantas de huerto y alimentos para mascotas, pero la mayoría de estos establecimientos no pueden vender plantas ni flores al no estar permitidos. Esta medida paliaría, en parte, el desastre al que el sector está destinado”. Por otro lado, la asociación consideraba necesario habilitar una línea de ayudas para compensar las pérdidas y los gastos de retirada del mercado y destrucción de plantas ornamentales, flores y cultivos, y que el sector fuera compensado tomando como referencia los costes de producción y abierto a todos productores y empresas que acrediten su actividad productiva.
Para Coexphal, la situación del sector de ornamental debía ser equiparable a casos en los que la fuerza mayor derive de acontecimientos catastróficos naturales que supongan la destrucción total o parcial de la empresa o centro de trabajo impidiendo la continuidad de la actividad.
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