“La decisión de iniciar una vida saludable siempre es importante”
Entrevista a Niklas Gustafson, experto en nutrición
Para el nutricionista, lo más importante de cara a los jóvenes es que entiendan bien los fundamentos y pilares de una alimentación saludable
La etapa universitaria es un periodo crítico desde el punto de vista de consolidación de hábitos de vida saludables, ¿qué recomendaciones darías a aquellos que empiezan ahora esta nueva etapa?
En primer lugar, nunca es tarde si la dicha es buena, es decir, por muy malos hábitos que ya tengan aprendidos, siempre se puede cambiar la forma de vida hacia una más saludable. El cuerpo aprende rápido y es muy agradecido.
Por otro lado, entiendo que es complejo saber a qué fuente acudir o en quién se pueden fiar porque en este sector, como en otros tantos, hay muchos movimientos promovidos por modas pasajeras. El problema aquí es que estamos tratando con nuestra salud y nuestro bienestar, aspectos fundamentales para nuestras vidas. Por tanto, la decisión de iniciar una vida saludable siempre es importante.
Mis recomendaciones son que no sigan cualquier consejo sin base alguna, que no se dejen engañar por dietas o productos milagro, que cuiden las fuentes de las que se informan o asesoran y que apliquen el sentido común: escuchar a su cuerpo y darle aquello que les esté pidiendo en cada momento. Debido a la variedad de tendencias alimentarias que tenemos en la sociedad actual: vegetariano, vegano, paleo, cetogénico, ayunos intermitentes, etc…, no importa lo que elijamos ser o qué manera de alimentarnos seguir, lo importante es que nuestro cuerpo se adapte bien a nuestra manera de vivir y que no sea una dieta puntual, sino convertirlo en un estilo de vida que nos aporte beneficios y con la que nos sintamos cómodos. Si no es así, y pensamos en ello como una dieta a seguir, jamás conseguiremos prolongarlo en el tiempo y estar completamente satisfechos con nosotros mismos.
Otro aspecto vital que deben aprender los jóvenes universitarios es interpretar de manera correcta las etiquetas de los productos; hoy en día la mayoría son casi jeroglíficos. Por norma general, cuanto más ingredientes lleve, menos natural será ese alimento. Hay que ser muy consciente del etiquetado y de lo que esconden alimentos que, a simple vista, parecen saludables.
Por último, pero no por ello menos importante, es importante enseñarles desde esta etapa y durante toda su vida que la alimentación también debe ser sostenible y respetuosa con el medio ambiente: deben entender la importancia de saber de dónde vienen los alimentos, cómo se han producido, qué alteraciones tienen, por cuántos intermediarios han pasado, qué es un producto de temporada, las diferencias entre comprar en un supermercado o en un mercado de barrio, elegir siempre en la medida de los posible productos ecológicos y orgánicos procedentes de lugares donde realmente se respete la naturaleza, etc. Ellos son las generaciones que gobernarán el mundo, ellos son el futuro y de ellos depende nuestra Tierra.
¿Qué beneficios puede aportar una alimentación sana al estudiante?
Debido al agitado ritmo de vida de los estudiantes es habitual que sigan una alimentación basada en productos ultraprocesados llenos de aditivos, azúcares procesados, hidratos de carbono, bebidas con mucha azúcar y cafeína… Quizás al principio no se den cuenta por la edad, pero a la larga (y no tan a largo plazo) esta forma de alimentarse puede pasarles factura: sobrepeso, problemas cardiovasculares, diabetes tipo II, alteraciones de la piel, caída del pelo y un largo etcétera.
No es complicado alimentarse de manera saludable, es más, quizás sea mucho más sencillo de lo que ellos creen. Desde mi punto de vista todo se basa en 4 pilares básicos: no a los ultrapocesados, no al azúcar, consumo limitado de hidratos de carbono y sí a las grasas.
Si a estos pilares les añadimos hacer deporte -sobre todo al aire libre- y descansar bien, el cuerpo automáticamente responde de manera favorable. Sentirán que tienen más energía, que hacen mejores digestiones, se sentirán más dinámicos, más relajados, más concentrados, de mejor humor y en definitiva, más felices. No consiste en decirles que no tomen una bebida energizante, una ensalada prefabricada o un donuts de chocolate porque es malo, sino que experimenten el cambio de una alimentación pobre y deficitaria por una sana, rica y llena de nutrientes. Y, después, que ellos valoren.
El consumo de alimentos fuera del hogar es una práctica habitual entre los estudiantes universitarios, ¿qué aspectos deben tener en cuenta?
Es crucial que entiendan algunos aspectos básicos de lo que pueden encontrar en los supermercados y comiendo fuera de casa para que aprendan a escoger bien. Por ejemplo, que la industria alimentaria ha modificado y convertido en ultraprocesados un 75% de los productos que hay en un supermercado, que los hidratos de carbono están llenos de aditivos y azúcares y sin apenas valores nutricionales para conseguir unos sabores más explosivos y una mayor adicción a estos productos para poder vender más y más.
De igual manera pasa con el azúcar refinada, que es veneno para el cuerpo. Y es importante que entiendan lo que sucede al ingerir este tipo de alimentos. Al poco tiempo de consumir productos como una bolsa de patatas fritas o un plato de pasta con tomate, podemos volver a tener hambre (el famoso pico de glucemia en sangre).
También deben tener claro que la otra gran fuente de energía de la que se nutre nuestro cuerpo son las grasas, como los aguacates, el salmón, los frutos secos, la mantequilla, los huevos, el aceite, etc. Estos alimentos son muy saciantes y al estar presente en nuestras comidas de forma natural nos ayudan a absorber las vitaminas liposolubles, que son las que se disuelven en grasa para ser asimiladas ( A, D, E y K).
Con algunas nociones básicas y sin obsesionarnos, debemos detectar establecimientos, bien sean mercados de barrio o restaurantes, donde sepamos que podemos comer sano y así evitar que cada día caigamos en esas tentaciones que sólo nos va a perjudicar nuestra salud. Si esto no fuera viable, lo mejor es llevarnos la comida o snacks saludables de casa o, al menos, ingredientes para poder prepararnos una ensalada, un poke bowl o unas granolas caseras.
Entonces, ¿qué pueden hacer si no tienen tiempo para cocinar?
Lo más importante de cara a los jóvenes es que entiendan bien los fundamentos y pilares de una alimentación saludable. Es un público al que no podemos darles muchas normas restrictivas sino que debemos explicarles cómo funcionan las categorías de alimentos en el organismo, qué beneficios conlleva una buena alimentación, cómo perjudica a la salud hacerlo mal o de manera insana y, sobre todo, darles pautas que les ayude en su día a día.
Si no tienen tiempo para cocinar entre semana yo recomiendo dedicar un tiempo el fin de semana para preparar los menús que van a seguir la siguiente semana, preparar la lista de la compra con los alimentos que se necesiten e ir a comprarlos. Lo aconsejable es que los menús que se hayan previsto lleven pocos ingredientes, con productos de temporada y fáciles de encontrar: carne, pescado, verduras, huevos y fruta, y complementarlos con semillas, frutos secos, especias…
Lo más cómodo es congelar lo cocinado e ir sacando lo que se vaya a comer ese día o al día siguiente. Todo es cuestión de querer llevar una vida mejor y plena y sentirnos cada día mejor.
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