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El desafío de la apicultura frente al cambio climático y la economía

Anuario Agricultura & Alimentación 2023

En el presente año 2023 no hemos tenido primavera, lo que nos ha llevado a una merma importante de las colmenas en el campo

Un apicultor recoge las colmenas.
José Andrés Martínez - Apicultor y gerente de Miel Bio-Los Vélez

02 de octubre 2023 - 21:00

Parece que todo va en contra de la apicultura”. Es una idea recurrente en mi cabeza, sobretodo valorando los últimos años dedicado a este apasionante sector. El cambio climático, los conflictos internacionales, la inflación, … Todo influye y todo afecta a nuestras abejas, esos pequeños – grandes indicadores de la salud de los ecosistemas.

No es sencillo ser apicultor, menos si te autoimpones unos estándares de calidad para tu producto y estas comprometido con el bienestar animal y la salud del paisaje que nos rodea.

Es el caso de Miel Bio-Los Vélez. Una miel 100% ecológica extraída de colmenares ubicados en pleno Parque Natural Sierra María – Los Vélez, siempre que su extracción no afecte al bienestar de nuestras colmenas. Nuestra apuesta es en firme para nuestros clientes y nuestras abejas con una producción sostenible y una extracción artesanal.

Las abejas son muy dependientes del clima y cada año se presenta más adverso para ellas. La última campaña, contando desde el verano de 2022 a los últimos días, nos ha llevado por un viaje por las cuatro estaciones sin apenas precipitaciones. Lloviendo puntualmente en invierno y en una primavera tardía que no ha compensado la falta de agua anterior.

En este 2023 no hemos tenido primavera, lo que nos ha llevado a una merma importante de las colmenas. Si la media de bajas anual por explotación apícola va del 10 al 15%, este año se ha duplicado, no recuperando las pérdidas de año anterior. Otra consecuencia es la reducción de la producción y es que si no llueve no hay floración, por lo que no hay alimentación para las abejas y, por tanto, no hay miel. En esta recolección hemos encontrado colmenas a las que no le hemos podido quitar ni un kilo de miel ya que nuestro compromiso con el bienestar animal nos ha obligado a dejárselas para su supervivencia.

Una sequía que afecta también a la disponibilidad natural de agua, lo que incrementa el coste de mantenimiento de nuestras abejas, y a la pérdida de biodiversidad. Una amenaza que se suma a los enemigos naturales de nuestras abejas como la varroa, un parásito que las debilita hasta la muerte o el abejaruco, un ave que se alimenta de polinizadores, cada vez más escasos, y que encuentran en las abejas uno de sus manjares favorito.

José Andrés Martínez, apicultor y gerente de Miel Bio-Los Vélez.

Los conflictos internacionales y la inflación afectan a toda la sociedad y a los pequeños autónomos casi nos asfixian. En el último año hemos vivido un importante incremento del gasoil, de la luz, de la cuota de autónomos, del gas de la caldera de cera, del mantenimiento de vehículo y del cristal para el envasado, entre otros; hasta el más mínimo detalle se ha encarecido.

Y, por último, el mercado y las políticas de trazabilidad de nuestro producto terminan de poner la puntilla a las dificultades ya mencionadas. El incremento de importación de miel de terceros países a un precio más reducido y la mezcla con miel española indicando sólo los países de origen sin contar el porcentaje como se solicitó a la Comisión Europea, es una práctica que no sólo no ayuda, sino que se hace sangrante cuando llega al mercado a un precio irrisorio. Una práctica que no puede infravalorar más la miel española.

Si en las otras no, en esta última adversidad los consumidores sí que podemos hacer mucho de manera directa, apostando por la producción local y de cercanía, artesana y de calidad.

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