Corta y temprana: tercer año sin repunte de la vendimia en Cádiz
Pese a que las previsiones iniciales indicaban que se superarían los 60 millones de kilos, serán en torno a 57,5
Temprana y corta, aunque de buena calidad. El Marco de Jerez cierra una buena vendimia desde el punto de vista sanitario y de la calidad, pero ruinosa para los viticultores del Marco por la limitación de la cosecha, ligeramente por encima de la de la última campaña, aunque insuficiente para cubrir los costes de la viña independiente, en vías de extinción. El sector suma tres vendimias consecutivas con una producción escasa, algo más de 57 millones de kilos de uva a falta únicamente del ‘chorreo’ de la Pedro Ximénez de González Byass y Ximénez Spínola, los dos últimos lagares en terminar.
Lamentablemente, las previsiones iniciales, que cifraban el aumento de la cosecha en torno al 10 o 15%, no se han cumplido y por tercer año consecutivo la vendimia es corta. Ha habido mucha disparidad en la producción. Mientras algunos cooperativistas han aumentado su producción en torno al 20%, viticultores independientes y algunas bodegas han reducido cifras respecto a la campaña pasada. Donde no hay ningún tipo de dudas es en la calidad de la uva, que ha sido el factor más común en esta campaña tras venir precedido por un año malo. Este año ha habido un gran equilibrio entre grados y acidez, buen nivel de sanidad y la maduración ha sido muy suave.
El presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, estima que la producción final rondará los 57,5 millones de kilos con las pequeñas aportaciones finales de la Pedro Ximénez. Para Saldaña, ha sido una “vendimia tranquila y sana, marcada por un otoño-invierno lluvioso y una primavera muy seca, aunque con importantes rociadas que, junto a la humedad acumulada en el subsuelo, han contribuido a la maduración del fruto de la vid, con un desarrollo muy suave”. El predominio de temperaturas también suaves en verano, prosigue Saldaña, hizo “saltar las alarmas en la zona de la costa”, donde la maduración es más tardía por la humedad, pero “la ola de calor normalizó la situación y apagó los focos de pudrición”. No obstante, la ola de calor también provocó una merma final de la producción , desde los 60 millones estimados con anterioridad por el sector hasta los 57,5 que ronda la cosecha final. Esta caída juega en contra de los intereses de los viticultores, en general, y de los viñistas independientes, en particular, asfixiados por la falta de rentabilidad de un viñedo en el que, por mucho que pese, prima la cantidad más que la calidad.
Las dificultades se agudizan con la bajada de los rendimientos medios del viñedo del Marco, que por tercer año se sitúa en torno a los 8.000 kilos por hectárea frente a los 10.000 kilos que promedia la última década. Todo apunta a un cambio de ciclo –vendimias tempranas y cortas– que invita a una reflexión como la que está a punto de abrirse en el seno del Consejo Regulador, pues al margen de la falta de rentabilidad del viñedo que pone en peligro la continuidad las algo más de mil hectáreas –la superficie en producción del Marco se mueve en unas 7.000– en manos de los independientes, la producción actual va muy justa, si no se queda corta, para cubrir las necesidades de reposición de las bodegas, más aún en un año de fuerte repunte de las ventas de los vinos de Jerez , y los otros usos de la uva, en particular el envinado de botas o sherry casks, en pleno auge.
Todo, a pesar de la cancelación de ferias y eventos, ya que, con la aplicación del Brexit, se incrementaron las exportaciones a UK. La escasa cosecha del pasado año ha propiciado que no haya grandes volúmenes remanentes en bodegas y cooperativas y tampoco se prevén excedentes este año.
La campaña concluye con una graduación media que roza los 11,47 baumé –el mínimo exigido en las Denominaciones de Origen del Marco es de 10,5–, que se elevan hasta los 11,6 en las viñas jerezanas, donde se concentra el 60 por ciento de la producción total de la uva con la que se elaboran los vinos de Jerez.
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