La Junta refuerza su apuesta por el control biológico
Consejería de agricultura, ganadería, pesca y desarrollo sostenible
Un proyecto pionero de la Consejería permite la creación de una red de explotaciones demostrativas para concienciar de las ventajas de la gestión integrada de plagas
Almería ha sido una de las provincias elegidas para desarrollar un proyecto pionero de fincas demostrativas para la gestión integrada de plagas puesto en marcha por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible. El objetivo es mostrar a técnicos y agricultores cómo se implementan estas prácticas en determinados cultivos, a partir de las correspondientes guías y los reglamentos específicos de producción integrada.
El control biológico es una seña de identidad del campo almeriense, que otorga más calidad y prestigio a los productos apostando por el uso de insectos auxiliares para obtener un campo más limpio que reduce el uso de químicos y logra controlar las plagas de forma más natural.
La Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera ha creado una red de explotaciones demostrativas que ha permitido intercambiar información, hacer un seguimiento de los resultados y difundir el material y las recomendaciones prácticas elaboradas por el Gobierno andaluz.
Los técnicos y agricultores han podido apreciar así los beneficios asociados a la aplicación de los principios de la gestión integrada de plagas, que antepone, siempre que sea posible, los métodos biológicos, físicos y culturales a los químicos. Si no existe alternativa, se puede realizar la aplicación de productos fitosanitarios, eligiendo las sustancias activas de menor impacto posible.
El objetivo del proyecto de la Consejería de Agricultura es que este sea el inicio de una red estable de fincas de demostración, que permita analizar la eficacia y las ventajas económicas y medioambientales que una implementación efectiva de la gestión integrada proporciona a la agricultura andaluza, facilitando, a su vez, el cumplimiento de los nuevos requisitos que se establezcan a nivel comunitario.
Además de terrenos con cultivos hortícolas protegidos de Almería, esta iniciativa también se desarrolla en explotaciones demostrativas de olivar en Granada, Jaén y Sevilla y en fincas de cítricos en Huelva y Sevilla; y el reto es ampliarla a otros cultivos por toda la geografía andaluza.
Durante el desarrollo del proyecto se aprovecharán las guías y reglamentos relativos a este modelo sostenible de control de plagas, así como los datos facilitados por las Agrupaciones de Producción Integrada (API) a la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) de la Junta de Andalucía. En cuanto a la comunicación y difusión de los resultados., está previsto que se realice a través de jornadas técnicas, en las propias fincas demostrativas, mediante la página WEB de la RAIF, sus redes sociales y a través de una newsletter.
Los reglamentos de producción integrada tienen como finalidad servir de orientación a agricultores y asesores para conseguir implantar los principios de este método de control de plagas en toda la producción agrícola nacional.
La estrategia ‘De la granja a la mesa’, promovida por la Unión Europea, establece la necesidad de la reducción del 50% del uso de los productos fitosanitarios, así como el incremento de un 25% de la agricultura ecológica.
La agricultura intensiva almeriense es referente mundial en técnicas de control biológico, cultivando bajo estas técnicas más del 80% de la superficie invernada. En la campaña 2020-2021 ha continuado la tendencia al alza de la pasada campaña hasta las 26.035 hectáreas, con un aumento del 5% respecto a la campaña anterior.
Por cultivos, casi el 100% de la superficie productiva de pimiento se realiza bajo esta técnica al considerarse un método excepcional para el control de plagas, para un total de 12.007 hectáreas.
En cuanto al tomate, se espera que se realice el control biológico sobre 5.372 hectáreas que representan el 64% de la superficie total plantada. Aunque su crecimiento se ha ralentizado, sigue siendo necesario apostar por estas técnicas porque son muchos los beneficios que aporta tanto en el ámbito comercial como desde la perspectiva de la sostenibilidad de la actividad.
El pepino crece un 6% (3.637 has), alcanzando el 70% de la superficie productiva; la berenjena, un 5% (1.704 has), para superar el 72% del total de la superficie; y el calabacín crece un 9%, aunque por ahora solo representa el 18% de la superficie de cultivo.
Para mejorar los datos en los cultivos de primavera (melón y sandía), donde los porcentajes no superan el 20% de la superficie total, se está haciendo una campaña que pretende acabar con falsos mitos sobre la producción integrada en cultivos de primavera. El control biológico en estos cultivos es fundamental, por ello la Consejería colabora con Hortyfruta en la campaña ‘I love bichos’.
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