La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Digitalización
Un silbido rasga el aire en la fábrica de Acerinox en el Campo de Gibraltar. Al darse la vuelta, uno no encuentra a un trabajador caminando, sino a un vehículo autónomo que avisa de su presencia entonando una melodía. La escena puede sorprender a muchos, pero no a los trabajadores de esta factoría, que llevan unos meses compartiendo jornadas de trabajo con dos vehículos de estas características. Se llaman AGV (automated guided vehicles) y transitan por las calles de la fábrica sin necesidad de intervención humana. Varios sensores hacen que lean los edificios a su alrededor y se muevan con soltura en un entorno complicado: unas carreteras con semáforos, trabajadores y maquinaria pesada.
Los AGV recorren diariamente unos 108 kilómetros. Lo hacen cargados de bobinas de acero de hasta 30 toneladas, lo que les convierte, por su velocidad, su capacidad de carga y su automatismo, en únicos en todo el mundo. Este es uno de los proyectos de la nueva revolución digital en la que se encuentra inmerso Acerinox. En su fábrica integral europea, los vehículos autónomos recorren las calles y los encargados se mueven en segway. Controlan las máquinas con tablet y comprueban que todo funcione a la perfección a través de los datos, adelantándose a los problemas aún por venir gracias a la inteligencia artificial.
Para mantener su posición de liderazgo en el mercado durante estas cinco décadas, Acerinox ha llevado a cabo una constante política de inversión en tecnología y equipos que asciende a más de 1.521 millones de euros. Este esfuerzo le ha permitido contar con una posición privilegiada a la hora de afrontar el nuevo reto en el que está trabajando: lo que se ha dado en llamar industria 4.0.
Varios proyectos están digitalizando esta factoría desde todos los puntos de vista: desde la organización del trabajo y la comunicación hasta la logística autónoma. Desde la revisión artificial a la robotización de tareas mecánicas. Estas nuevas medidas no solo hacen el trabajo más eficiente, sino que aumentan la seguridad, ahorran costes y reducen las emisiones.
La incorporación de un brazo robótico que marca las bobinas con un número de serie, por ejemplo, puede parecer un avance menor. No obstante, su implementación supone ahorrar una tarea mecánica y repetitiva a un trabajador, sobre todo teniendo en cuenta que en esta línea se producen al día más de 100 bobinas. Estos trabajadores pueden usar su experiencia en otro campo, limitándose así los errores humanos y agilizando la trazabilidad del producto (y eso, en una fábrica de más de un millón de metros cuadrados, es algo a tener en cuenta). Hay otros procesos que se están robotizando. Uno de ellos es la inspección de cucharas, los recipientes que trasladan acero líquido de un lado a otro. Su comprobación de forma robotizada eliminará una tarea exigente y limitará la subjetividad del análisis. Y este es solo el primero de una serie de ritos que se han ido sucediendo. Toda esta modernización no está suponiendo la eliminación de puestos de trabajo, sino su traslado a actividades con más valor añadido.
Acerinox Europa es la primera fábrica integral de acero inoxidable del mundo. El mantenimiento es, por tanto, un elemento importante, más aún en una fábrica que está siempre en funcionamiento. Adelantarse a las averías ahorra tiempo y dinero. Eso es lo que hace la sensorización predictiva, una serie de sensores que miden tendencias y valores para analizar los comportamientos de las máquinas y, de esta forma, prever un fallo antes de que se produzca. Es decir, Acerinox ya sabe qué necesidades van a tener sus máquinas antes de que estas se hagan evidentes y produzcan cuellos de botella en el proceso.
La previsión es también crucial en otros asuntos como el control de emisiones. Uno de los proyectos más ambiciosos de Acerinox es el de cambiar el control a posteriori y sustituirlo por un control previo. De esta forma, en lugar de medirse las emisiones cuando ya se han vertido a la atmósfera, un algoritmo controlaría y se anticiparía a las extracciones del proceso productivo. No se controla la emisión presente, sino que se limita la futura. Anticiparse a lo que está por venir es clave en esta tecnología. Y en la estrategia general de Acerinox.
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