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Las vitaminas son esenciales

Son sustancias indispensables para los procesos metabólicos del organismo. Hay distintos tipos que cumplen funciones diferenciadas.

Silvia Navarro Sanmiguel. Ingeniero Agrónomo Especialista En Industrias Alimentarias

07 de junio 2014 - 01:00

LAS vitaminas son sustancias orgánicas imprescindibles en el correcto desarrollo de nuestro cuerpo, inician y promueven casi todos los procesos bioquímicos que tienen lugar en el organismo. Las necesitamos para crecer, combatir enfermedades, reparar tejidos dañados y mantener una salud óptima ya que sin ellas el organismo no sería capaz de aprovechar de manera eficiente los nutrientes que se obtienen de los alimentos.

Tradicionalmente se han clasificado en vitaminas hidrosolubles y liposolubles. Hoy vamos a hablar de estas últimas, las vitaminas A, D, E y K. Son insolubles en agua , pueden ser almacenadas en el cuerpo y no se eliminan con la orina por lo que altas dosis (sobre todo de vitaminas sintéticas)pueden ser perjudiciales.

La Vitamina A o retinol: interviene en la formación y conservación de los huesos, de los dientes, de la piel y tiene una función primordial sobre la vista, ya que la vitamina A resulta necesaria para la formación de los pigmentos de la retina, que son los que nos permiten ver con poca luz. También tiene un papel importante sobre el sistema inmunitario y la reproducción. La verdadera vitamina A natural (retinol) en realidad solo proviene de fuentes animales como el aceite de hígado de bacalao, el hígado de los animales, y en menor cantidad de la mantequilla, los huevos y la grasa de la leche. Otra forma natural de conseguir vitamina A es el beta-caroteno ya que es un precursos de la vitamina A, lo encontramos en zanahorias, batata o camote, spirulina (alga), verduras de hojas verdes, calabacín, pimiento rojo y otras frutas y verduras.

La Vitamina D es fundamental para mantener los huesos fuertes ya que regula la fijación del calcio, garantiza un sistema nervioso saludable, influye en el proceso de coagulación de la sangre y fortalece el sistema inmunológico. Podemos tomar mucho calcio, pero si los niveles de Vitamina D son bajos, no lo absorberemos. En la fijación del calcio también tiene un papel principal la vitamina K2. Es difícil obtener suficiente vitamina D solo de los alimentos (la yema de huevo, carnes de vísceras, leche entera, mariscos y los pescados azules son una buena fuente de precursores de esta vitamina, pero relativamente pequeña). La mejor fuente utilizable por nuestro cuerpo es la que producimos a partir de una exposición moderada y regular al sol, sin quemarnos. El aceite de hígado de bacalao es una de las mejores fuentes naturales conocidas de la vitamina D, pero es mejor usar pequeñas cantidades y preferible en invierno para evitar exceso de vitamina A. Cada vez hay más estudios que nos muestran lo importante que es tener unos niveles adecuados de vitamina D. En cuanto a los suplementos sólo son recomendables los de vitamina D3.

La Vitamina E, es un poderoso antioxidante que protege las células, ayuda a combatir infecciones, favorece la cicatrización de tejidos, protege las membranas celulares y los órganos del cuerpo. Las mejores fuentes utilizables son los aceites vegetales (germen de trigo, oliva, girasol) vegetales de hoja verde, frutos secos, yema de huevo, hígado, kiwi, aguacate, mango, coco y cereales integrales. Existen tres tipos principales: la K1 se encuentra en abundancia en hortalizas y verduras de hoja verde. La K2, por el contrario, es de origen animal y parece que el cuerpo la absorbe mejor y sus beneficios para la salud son todavía mayores. Es sintetizada por el organismo humano a partir de las bacterias del intestino y la encontramos sobre todo en el natto (producto japonés de soja fermentada), algunos tipos de quesos (edam, gouda, brie, curado), productos fermentados naturales con bacterias adecuadas, hígado de ganso y yema de huevos. La K3, por último, es una variedad sintética de la vitamina K, desarrollada en laboratorio, y cuyo uso solo es recomendable bajo prescripción médica. La función más importante de la vitamina K1 es la que desempeña en el proceso de coagulación de la sangre, básico para el desarrollo de la vida. La vitamina K2 está estrechamente relacionada también con el proceso de formación y desarrollo de los huesos, y su presencia es imprescindible para la fijación del calcio y para la correcta remineralización (impide que se depositen calcificaciones en arterias y tejidos). Pero además la vitamina K2 promueve la salud vascular, protege la piel, estimula el sistema inmunológico en general, protege las células del daño oxidativo ayuda a mantener los niveles de azúcar en la sangre y a combatir el envejecimiento prematuro. Un dato curioso es que las mujeres japonesas consumen uno de los alimentos más ricos en vitamina K2 ("natto") y poseen una piel tersa y radiante.

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