La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
A raíz de la pandemia, la vitamina D ha cobrado un protagonismo inusual. Según diversos estudios científicos, muchos enfermos hospitalizados por la Covid-19 tenían bajos niveles de esta vitamina en el cuerpo.
Aunque no está totalmente demostrado que a mayores niveles de vitamina D, menor riesgo de enfermar gravemente por coronavirus, sí es un hecho que los pacientes mejoran cuando suben sus niveles, por lo que existe una correlación directa.
En primer lugar, la principal fuente vitamínica es el sol, que ayuda a mantener unos niveles de vitamina D adecuados en el cuerpo. Pero la dieta es también fundamental para conseguir el aporte necesario.
Si, según los expertos en nutrición, hasta un 60% de los españoles poseen un nivel bajo de vitamina D, cosa que se agrava en los ancianos, es fácil llegar a la conclusión que es fundamental contar con una dieta rica en vitamina D para ajustar esas cifras.
La vitamina D, a diferencia de las demás, es producto de una reacción química en el organismo, es producida cuando la piel se expone a los rayos solares. A pesar de ser una fuente fácil de conseguir, la mayoría de las personas no pasan el suficiente tiempo al sol para conseguir unos niveles aceptables.
Por ello, es fundamental la alimentación. La dieta a ingerir debe tener en cuenta qué alimentos son ricos en esta vitamina y cuáles son los más aconsejables.
Se trata de uno de los pocos alimentos que es una fuente natural de vitamina D. La sardina, el salmón, la caballa, el bonito...todo el pescado azul es una fuente vitamínica importante.
Además, no es necesario tomarlos frescos. Las conservas de estos pescados, tan habituales en las latas de los supermercados son válidos también para aumentar las cifras de vitamina D en el organismo.
Se estima que la cantidad recomendada para conseguir unos parámetros adecuados es unas tres o cuatro raciones a la semana. Además, son pescados ricos en proteínas y Omega 3.
Mientras las claras son una fuente de proteínas inmensa, la yema de los huevos posee la grasa, los minerales y las vitaminas del producto. Esta parte del huevo es otro de los alimentos con mayor aporte de vitamina D.
En este caso, la calidad del huevo sí es importante, ya que dependiendo de la alimentación de la gallina y su exposición al sol, los niveles que pueden poseer las yemas pueden variar enormemente. En este caso, hay que decantarse por los huevos de gallinas criadas en semilibertad.
Y lo mismo ocurre con la leche de vaca, fuente natural de esta vitamina, pero que, cuanto más natural sea el producto, mejor será el aporte nutricional.
En este caso se trata de alimentos que, de forma natural no contienen vitamina D, pero que en su composición están enriquecidos con ella. Es el caso de los cereales, la avena, los yogures sin desnatar, la jalea real, la mostaza y los quesos.
Además, existen otros alimentos que también son una fuente importante de esta vitamina, aunque su consumo es más limitado.
Es el caso de los hígados. ya sean de bacalao o de ternera, este órgano animal es una buena opción para quienes quieran conseguir unos niveles aceptables.
El caviar o las angulas que, por su precio, tienen un consumo menor, pueden ser otra opción para los más sibaritas.
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