"Muchos ven a los chimpancés como mascotas pero no lo son"
Se estrena un documental sobre la vida de esta mujer de apariencia frágil que pasó de secretaria a convertirse en una de las investigadoras más conocidas
Dian Fossey, Biruté Galdikas, Jane Goodall: tres jóvenes mujeres cambiaron por completo la imagen que el mundo tenía de los monos. Se acercaron a la vida de estos animales más que ningún otro investigador e informaron acerca del uso de herramientas, un fuerte amor maternal y grupos bien organizados entre los primates. El alemán Lorenz Knauer filmó ahora un documental acerca de la británica Jane Goodall, Jane's Journey, que se estrena el 2 de septiembre en Alemania. Allí, cuenta cómo Goodall pasó de ser secretaria a convertirse en una de las investigadoras de monos más conocidas del mundo.
Al inicio del film, la delicada mujer de cabellos blancos dice que muchas veces la confunden con Dian Fossey, cuya historia inspiró el film Gorilas en la niebla, protagonizado por Sigourney Weaver. "¿Vio esa película? Sí. ¿Recuerda que la mujer muere? Sí. Bueno, aquí estoy yo", responde. Fossey, que investigó la vida de los gorilas de Ruanda, fue asesinada en 1985. Acompañada por un equipo de filmación, Goodall, de 76 años, volvió a emprender viaje hacia sus protegidos en el ahora parque nacional Gombre Stream en Tanzania. Cada vez que se sienta en una colina a observar sonriente a un chimpancé, la imagen de funde con otras de 1960 en las que se ve a una bella mujer joven jugando con los monos. El film incluye testimonios de admiradores como Angelina Jolie o Pierce Brosnan.
A partir de mediados de los 80, Goodall se transformó en activista. De manera incansable viajó a distintos países para brindar conferencias. Está de visita en Alemania.
-Estuvo varios años en la selva e investigó allí la vida de los chimpancés. ¿Cuándo le quedó claro que iba a comprometerse públicamente con el medio ambiente y los animales?
-Eso fue en 1986, durante una gran conferencia sobre chimpancés en Chicago. Asistieron los investigadores de campo de toda África. Fue impresionante escuchar sus informes sobre la destrucción del medio ambiente y la caza de animales. Luego tuvimos una sesión sobre las condiciones en los laboratorios de investigación médica con imágenes tomadas en secreto y sobre cómo los chimpancés son entrenados para entretener y lo que pasa con ellos cuando se convierten en mascotas. ¡Los chimpancés no son mascotas! En ese momento supe que debía abandonarlo todo y hacer todo lo posible por ayudar.
-¿Por qué la defensa del medio ambiente y los animales no son prioritarios en la gran política? -Creo que el dinero se convirtió en Dios. El dinero lo es todo. Nosotros teníamos la esperanza de que el gran colapso de la economía modificaría algo, pero todos volvieron a hacer negocios como siempre. Las viejas redes fueron reanimadas, la gente sigue adelante como antes. Nadie repara en que este modelo económico fue el equivocado. Pero no se puede apostar al crecimiento infinito en un planeta que tiene recursos finitos.
-A pesar de estos obstáculos se la ve muy confiada. ¿Cómo mantiene el optimismo?
-Ayudo a las personas a entender que cada uno puede lograr algo todos los días. Muchos creen que eso no tiene nada que ver con ellos, que es cosa de los políticos, de los científicos o de los capos de la economía. La gente no entiende que todos podemos aportar algo, aunque parezca poco. Si millones de personas hicieran algo aunque sea pequeño, algo se modifica. Hay que ayudarle a la gente a entender que su vida es importante, que pueden influir. No pueden ser apáticos y dejar la acción a los otros. Cuando se supera ese sentimiento de desesperanza, las personas pueden desarrollar una energía descomunal que antes ni sabían que poseían.
-Usted creó para niños y jóvenes la organización Roots and Shoots. Grupos de todo el mundo se preocupan por la naturaleza, los animales y las personas. Usted afirma que en África encontró muchos seguidores mientras que en los países más ricos es difícil encontrar voluntarios. ¿Por qué sucede esto?
-Creo que muchos jóvenes en los países más influyentes consideran todo dado. Su vida es muy confortable. No hay daños al medio ambiente visibles, aunque esto no sea cierto, ya que la gente usa muchísimos productos químicos en sus jardines. Por eso, en los países ricos debemos lograr entusiasmar sobre todo a los niños. Por eso tenemos programas para los jardines de infancia.
-¿Cómo son sus experiencias con los niños en edad escolar?
-En cada escuela que visito los niños están igual de entusiasmados. Pero si no hay algún adulto que continúe con esto, este entusiasmo declina. Los maestros aquí entre nosotros están muy estresados y sobrecargados. Deben dedicar tanto tiempo a cuestiones administrativas, mientras que los maestros en África tienen tiempo de dirigir grupos que piensen sobre el medio ambiente. Además, en Occidente los niños tienen tantas actividades tras la escuela... clases de baile, deportes, natación. En Tanzania, después del colegio, no tienen nada.
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