La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Un grupo de expertos en salud mental, en el que la participado la Universidad de Granada, han alertado sobre las consecuencias psicológicas que sufren las víctimas del Covid-19, y han detectado un incremento de pacientes con trastornos provocados por el duelo dramático asociado a los afectados por la enfermedad. Este problema de salud mental se ve agravado por las características de una pandemia que obliga a aislar a los pacientes y limita los contactos y las despedidas.
Francisco Cruz-Quintana, catedrático e investigador de la UGR, afirmó que debido a las particularidades de la pandemia se espera que un plazo medio y largo haya un aumento de pacientes con problemas de salud mental, además de trastornos con sintomatología asociados a un duelo prolongado. El impacto de la pandemia y el elevado número de fallecidos por coronavirus hace prever una "sobrecarga de duelo" sin precedentes en los últimos años y que conllevará consecuencias "sustanciales" en la salud física y mental de la población, advierte Cruz-Quintana.
"Los allegados de víctimas de coronavirus tienen un duelo complicado, con un porcentaje alto de personas que no pueden ni despedirse de sus seres queridos, lo que hace que afronten una muerte traumática", aseveró el catedrático, que investiga el duelo y sus aspectos psicosociales en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR.
Cruz-Quintana resaltó también que los estudios que se están haciendo a nivel internacional apuntan al desarrollo de un duelo prolongado y patológico que tendrá fuertes consecuencias, por lo que ha considerado necesaria una planificación que permita atender las necesidades futuras con refuerzos en los servicios de salud mental. "Los afectados llegarán a la Atención Primaria, que verá a una población muy chocada y que puede cursar con trastornos postraumáticos, depresión o ansiedad", adelantó el experto.
Las muertes asociadas al Covid-19 incorporan características traumáticas peculiares, como la imposibilidad de acompañar o despedirse del moribundo, la limitación de las relaciones sociales, la falta de ceremonias de despedida e incluso la dificultad de transmitir las emociones y acompañar a las familias. "También falta el reconocimiento social, porque un porcentaje alto de las víctimas mortales son mayores o personas con patologías previas y cuando mueren, parece que la sociedad le resta importancia, como si no pudieras sufrir por esa pérdida", subrayó.
"Cuando la sociedad está chocada, no hay lugar para los ritos y todo queda en números, tampoco hay un acompañamiento y eso convierte el duelo en dramático", concretó Cruz-Quintana, que añade que a esta falta de reconocimiento se han sumado "otras pérdidas", ya que la pandemia ha provocado dificultades laborales o económicos y ha dibujado un contexto de riesgo.
Para adelantarse a ese impacto en salud mental, los expertos han recomendado crear programas nacionales especializados que aborden el duelo, ofrecer asistencia en línea a las familias para que cimenten sus despedidas y crear lugares de memoria colectivos.
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