La apnea, el trastorno del sueño más común, afecta a cerca del 5% de la población
La somnolencia y el insomnio constituyen una epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida de la población de los países más avanzados. Se calcula, de hecho, que entre un 2 y un 4% de las mujeres y entre un 4 y un 6% de los hombres (y por tanto entre 168.000 y 336.000 andaluzas y entre 336.000 y 505.000 andaluces) padecen apnea del sueño, el más común de los trastornos del sueño, una patología cuyos síntomas principales son el ronquido y las pausas repetidas de la respiración (apneas), y que impide a las personas descansar bien mientras duermen. Así lo ha puesto de manifiesto la Asociación de Neumología y Cirugía Torácica del Sur (Neumosur). Además, en un comunicado subrayan que dormir mal influye de manera directa y determinante sobre la calidad de vida de las personas, empeorándola notablemente. Quienes duermen mal, tienen sueño todo el día, presentan graves dificultades para concentrarse, empeoran su capacidad de memoria, presentan cambios de humor bruscos, y ven disminuido su deseo y potencia sexual, entre otros efectos.
Además de su impacto sobre la calidad de vida, se ha demostrado en los últimos años que este síndrome constituye un claro factor de riesgo para la patología cardiovascular, fundamentalmente para la hipertensión arterial, el ictus, la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca y la arteriosclerosis, provocando un aumento de la mortalidad de causa cardiovascular. Se asocia asimismo a problemas neurocognitivos.
Otros factores de riesgo para la apnea del sueño son los fármacos hipnóticos, sedantes o relajantes, el tabaco y alcohol y en los niños, las amígdalas grandes. La actuación sobre estos factores en planteamiento del tratamiento de las apneas, en algunos casos resultará suficiente y en otros será una medida complementaria a tener en cuenta.
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