Cuatro tradiciones españolas en Fin de Año

Cada país tiene sus propias costumbres y tradiciones. También en Navidad. Como las siestas de después de comer, en mayor o menor duración, pero en versión navideña y con la intención de que el año que vamos a estrenar esté repleto de riqueza, prosperidad y amor.

Entrar con el pie derecho, bailar alrededor de un árbol, encender velas o luces, dejar unas maletas en la puerta o la nevera y la cartera, llenas, para atraer el dinero, son algunas de las supersticiones que se llevan a cabo en Nochevieja. Y, por supuesto, las cuatro tradiciones españolas en Fin de Año que os presentamos a continuación.

Comer 12 uvas durante las campanadas

Esta es, sin duda, la tradición más famosa en España para Nochevieja. Una tradición que data de principios del siglo XX y que sigue la amplia mayoría de ciudadanos, aunque algunos optan por cambiar las uvas por trozos de otra fruta (plátano, mandarina...) e incluso chuches para los más pequeños de la casa. Hay que tomarse las uvas de una en una conforme suenen las campanadas. Al ritmo de las campanadas, aunque algunos pueblos lo harán de forma más pausada este año.

Lleva ropa interior nueva y roja

Otra de las tradiciones más extendidas es usar ropa interior nueva y de color rojo para darle la bienvenida al Año Nuevo. Es un símbolo que representa el amor y la pasión, aunque en la Edad Media se relacionaba con la brujería y el satanismo. Algunos sustituyen la ropa interior por otro tipo de prenda como el lazo rojo.

Meter anillos de casado en la copa al brindar

Otro de los momentos tradicionales en España es el de brindar por el Año Nuevo. Hacerlo con las copas llenas de cava o champán y en algunos casos concretos introducir en el fondo de las copas cualquier tipo de anillo, para atraer riqueza, o las alianzas de casados, deseando que la relación entre la pareja sea lo más estable posible.

Dejar las ventanas abiertas

La última tradición que destacamos en España, y quizás la menos extendida, es la de dejar las puertas y ventanas abiertas durante toda la Nochevieja con la intención de que las malas vibraciones salgan por las ventanas y entren los buenos propósitos.