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El tabaco también perjudica las relaciones familiares y sociales

Estilo de vida

El cigarrillo puede 'quemar' hasta la amistad y el amor · Según una encuesta, el 25% de fumadores admiten haber roto un vínculo sentimental por no querer dejarlo.

Una trabajadora fuma un cigarrillo en la puerta de su oficina.
Manu Mediavilla / Madrid

17 de mayo 2012 - 01:00

El tabaco no solo es perjudicial para la salud: también lo es para las relaciones personales, familiares y sociales. Y hasta para el amor: una de cada cuatro personas fumadoras reconoce haber roto un vínculo sentimental por no querer abandonar ese hábito. Así lo pone de relieve la encuesta Understanding extreme smoking behaviours, que pretende ayudar a entender los comportamientos extremos de quienes fuman.

El estudio, realizado en 16 países europeos por Ipsos MORI con la colaboración de la compañía biomédica Pfizer, desvela hasta qué punto la adicción tabáquica puede condicionar el día a día de ese colectivo. Un 14%, por ejemplo, admite haber mentido a familiares y amistades sobre la cuestión, y un 12% ha llegado a esquivar deliberadamente a gente de su entorno más próximo porque no iba a poder fumar.

En el capítulo español de la encuesta, basado en una muestra de 1.000 personas fumadoras, también aparecen comportamientos más o menos sorprendentes, aunque no del todo extraños en círculos tabáquicos. Por ejemplo, el 36% que confiesa haber abandonado su domicilio por la noche para conseguir cigarrillos. O el 46% al que no le importa quedarse en la calle hasta apurar su pitillo aunque nieve o llueva. Por no hablar del 26% que se salta la legislación antitabaco y fuma en lugares donde está prohibido; sobran testimonios que confirman algún que otro reducto tabáquico en espacios de trabajo y hasta en despachos directivos de administraciones y empresas privadas.

Nadie duda a estas alturas del conocimiento científico sobre el tema de que el tabaquismo es muy perjudicial para la salud: según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año le cuesta la vida a casi seis millones de personas en todo el mundo. El 10% de esas víctimas mortales son personas que no fuman -fumadoras pasivas- expuestas al humo de quienes consumen cigarrillos. Hay estudios médicos que cifran el aumento de riesgo de ictus por el tabaquismo de la pareja entre el 42% y el 72%; el riesgo desaparece si la pareja deja de fumar.

Lo más preocupante para la OMS es que la epidemia de tabaquismo es prevenible, pero faltan medidas para conseguirlo. De hecho, apenas la décima parte de la población mundial vive en países con políticas preventivas. Y eso es aún más inquietante cuando el mayor coste sanitario y humano del tabaquismo se está desplazando a toda prisa hacia el mundo en desarrollo, que en las próximas décadas representará el 80% de las muertes por ese hábito.

Para frenar tal desastre, la OMS aboga por vigilar el consumo de tabaco y las políticas de prevención, establecer lugares de trabajo libres de humo, ofrecer ayuda para dejar el cigarrillo, advertir de sus peligros en las cajetillas, prohibir su publicidad y patrocinio y aumentar las tasas al tabaco para lograr un 'precio disuasorio' para menores.

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